VOLUNTAD SOBRE PALABRAS – Responsabilidad democrática

Written by Redacción. Posted in Columnas, Minuto a Minuto

Published on junio 01, 2015 with No Comments

David Noceda Por: David Noceda.

Contacto: david.noceda@hotmail.com

Hasta el año 2000 la participación ciudadana o el acceso a la información, simbolizaban un gran desafío para los mexicanos ante la falta de espacios que les permitieran tener un acercamiento con los distintos niveles de gobierno. La ciudadanía luchaba por hacerse notar en el sistema democrático, pero además buscaba ser partícipe de su consolidación de una manera más incluyente.

Para el 2004 no sólo Andrés Manuel era la novedad de la democracia en nuestro país, la censura se había minimizado radicalmente en los medios y en la opinión pública, la participación ciudadana crecía y al mismo tiempo surgía un gigante corporativo que revolucionaría los métodos o las viejas prácticas de participación, Facebook.

Tras el lanzamiento oficial de la red social, los beneficios y consecuencias para los sistemas democráticos empezaron a deslumbrarse. Las campañas políticas  iniciaron una nueva etapa en la era digital así como el contacto entre funcionarios y ciudadanos en la vida diaria. Poco a poco las cuentas personales de Facebook se llenaron de propaganda, publicidad, información periodística, denuncias ciudadanas o invitaciones a proyectos sociales.

En un periodo corto de tiempo, nuestras opiniones se volvieron valiosas y los latinoamericanos encontraron una alternativa de participación y crecimiento de su cultura política. De la mano a ésto, se sumaron otras empresas como Twitter o YouTube a la ola de interés informativo por el incremento de la demanda social. Actualmente nuestra vida argumenta sus declaraciones con lo que encuentra en redes sociales ya sea en videos, comentarios o imágenes.

Esta vida que hemos construido en torno a las redes, nos exige una mayor inclusión en los temas políticos de nuestro país para fomentar el cambio o la verdadera consolidación democrática. Hoy más que nunca un simple comentario u opinión sobre lo que acontece alrededor del país, puede alterar por completo el orden despótico o corrupto de las decisiones políticas de nuestros representantes.

En días pasados, ocurrieron 5 incidentes ligados al crimen organizado en la ciudad de Puebla. Fue por Facebook que pudimos ver la magnitud de estos hechos y comprobar la teoría de que Puebla no es “la ciudad del progreso” ni mucho menos cuenta con una “transformación que se vive”. Si es importante señalar que los culpables no son en su totalidad los funcionarios públicos de la administración actual, sino también los ciudadanos. Desafortunadamente nuestra sociedad ha desaprovechado estos nuevos espacios de participación pública para utilizarlos sólo como una herramienta de crítica e incluso burla contra los políticos, pero ¿dónde quedan las propuestas civiles o las exigencias con fundamento?

Hemos entrado a la época de los “Likes” y el sedentarismo político-cibernético. Sólo apoyamos causas dándole click a una exigencia social que se difunde en video o imágenes sin separarnos de los dispositivos móviles e ir a protestas que nos permitan un contacto real con los problemas de nuestra democracia.

Puebla no es la única ciudad que enfrenta problemas de corrupción, inseguridad y autoritarismo por parte de sus representantes. Diversos estados de la República sufren peores contextos y los denuncian en sus medios locales o internet, sin embargo el eco que se genera sigue siendo temporal sin causar impactos profundos que beneficien al crecimiento y la consolidación democrática.

Con un panorama que podría devorarnos, Estados Unidos empieza a tomar partido para hacer presión sobre Latinoamérica por el incremento excesivo de la corrupción. Las manifestaciones comienzan en México, Guatemala, Belice, Perú, Chile, Brasil y Argentina de manera pacífica, más no dudemos de que una mecha tan corta pueda detonar una revuelta civil en los próximos años. Es por eso que la exigencia nos lleva a denunciar, participar, apoyar y castigar todo acto de corrupción desde esa pequeña trinchera que hemos formado a través de las redes sociales.

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