Notimex. María Anita Cuero Cervantes, integrante de la etnia yumana kumiai, aseguró que dentro de sus costumbres mantienen su vida campestre y buscan prevalecer la cultura de sus ancestros, llevando su esencia a cualquier lugar.
“Nuestra forma de vida es campestre, vivimos en el campo y aunque estamos en la ciudad no perdemos nuestra cultura, nuestra armonía, ni lo que somos, siempre a donde vamos llevamos nuestra esencia”, dijo Cuero Cervantes, en entrevista con Notimex.
Nativa de Tecate, Baja California, y orgullosa de llevar en sus venas la sangre kumiai, la mujer comentó que son 600 personas, aproximadamente, las que forman la comunidad kumiai, entre niños, jóvenes y adultos en ese municipio.
Indicó que sus tradiciones son el altar de bellota, hacer aretes y perfumes, “trabajamos la piel de venado, nuestros antepasados nos han dado a entender que debemos de seguir tradicionalmente nuestras culturas indígenas, nuestros encuentros culturales”.
Precisó que “trabajamos la piel de venado, los animales que utilizamos son únicamente los que nos dan permiso de utilizar para comer, los que conseguimos en nuestras comunidades como el conejo, venado, búho y lechuzas con los que hacemos plumas y collares”.
Comentó que con el ingreso que tienen al vender alguno de sus productos son apoyos que tienen para seguir adelante y continuar trabajando con el mismo material para subir al cerro y buscar las plumas de aves, las semillas y el barro.
Manifestó que lo poquito que obtienen cuando adquieren lo que ofrecen son para la gasolina, para viáticos y para poder subir a un cerro y bajar hierbas, ya que en el cerro consiguen las hierbas medicinales.
Anotó: “cuando hay una víbora que murió y está bien todavía utilizamos el cuero y la carne de cascabel la usamos para la anemia, el cáncer, el diabetes, las víboras de culebra se usan para las llagas y para muchas cosas”.
“Todo lo que sea de cerro, de campo, a nosotros todo nos sirve, hasta un ciempiés que es venenoso lo ocupamos para el cáncer de píe, nosotros cuando nos enfermamos vamos al doctor pero también ocupamos todo lo que es de campo para curarnos nosotros mismos”, dijo.
Cuero Cervantes sostuvo que permanecen con su cultura porque a sus hijos les enseñan las tradiciones; “mis hijos son artesanos, trabajan pero también llevan la tradición a sus casas, tienen estudios de preparatoria pero no dejan de ser el indio de la baja”, aseguró.
Dijo que elaboran artesanías “hacemos collares, aretes, prendedores broches y vestuario, por ejemplo traigo este traje tradicional que es para una fiesta o presentación, usamos nuestros collares para vernos más bonitas, alegres y contentas”.
Un hermano de la comunidad Pai Pai “me regaló un amuleto, es un recuerdo que yo traigo para que me vaya bien en mi trabajo, hacemos nuestros intercambios culturales indicó, es un regalo de algo que se quiere mucho, yo también regalo lo que yo hago”, externó.
Dijo que lo que ofrecen “no lo hacemos por el valor económico, no es llegar y vender, nosotros damos una explicación del significado que tiene, aparte también es para que vean que aún existen cosas que son muy humildes pero de un interés muy grande”.
Mencionó que cuando elaboran un collar “con nuestras propias manos estamos pensando para el bien de la persona, decimos este collar se me ve bonito, a la persona se le va a ver bonito, no me gustó a la persona tampoco le va a gustar”.
Señaló que cada quien escoge su religión y su creencia, “todos nos respetamos, ofrecemos a las personas plantas aromáticas medicinales que vienen del campo como el pachuli, hierba del pasmo, salvia, manzanita, todo lo que tienen olor”.
Cuero Cervantes citó que el procedimiento es cortarlo en determinado tiempo y se tiene que empacar cuando está sola la persona, “por ejemplo tenemos una planta aromática que se llama a la luz de una vela, y el intercambio es para la persona que le interesa”.
De esa manera, vienen los sentimientos y la armonía, comentó, depende de cómo es la persona, cuando alguien adquiere “primero platicamos, no es brujería ni hechicería, las plantas aromáticas son para relajar de la desesperación o estrés”.
Abundó: “En mi casa todos trabajamos, hacemos barcos, bastones, tenemos cosas de los cucapás, el intercambio, es decir, yo te regalo cuatro bolsitas a bajo precio para la gasolina y tú me das un barquito”.
También participan dándoles la bienvenida, cuando llegan a Tecate los visitantes del tren turístico que viene de Tijuana, “los recibimos dándoles la bendición con salvia para que todo el día estén en paz con Dios y su familia”, aseguró.
Mencionó que queman la salvia y el humo se lleva las malas armonías y las malas vibras, “la salvia también se puede cocer y hacer tecitos, la salvia se consigue en el cerro, en el campo, se corta en un tiempo y se amarra en otro tiempo”.
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