Graffiti, como arte urbano, gana espacio en Bogotá

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Sociales

Published on agosto 07, 2015 with No Comments

Foto: contrapunto.co

Foto: contrapunto.co

Notimex. Jóvenes de la capital colombiana muestran sus habilidades para el graffiti, que es todo un movimiento que busca rescatarlo como parte del arte plástico y romper el concepto que es una práctica de delincuentes.

Un grupo de grafitero presentó una muestra de su trabajo en los espacios exteriores del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, en el norte de la capital colombiana, donde expresaron sus ideas frente al medio ambiente, realidades políticas y sociales de su ciudad.

La muestra fue toda una explosión de colores, de pinceladas de jóvenes que están convencido que el graffiti es una forma de expresión artística urbana para protestar, ratificar ideas, enviar mensajes, simbólicos y otros directos, pero ante todo para exponer su imaginación, su arte.

El joven Harold Poushard, más conocido en el mundo artístico como “Hard”, definió el grafiti como “mi esencia de vida. Es una forma de sensibilizar a la gente, decora espacios. Por suerte, actualmente es reconocido con un nivel más alto. Es arte”. Para otros, como el estudiante Miguel Ángel Ullavan, cuyo nombre artístico es “Closh”, el grafiti “es mi vida, es mi pasión, no es vandalismo, en cambio es arte”.

Esta expresión artística, se entiende como un acto de protesta, sin violencia que participa de la actividad social, política y preservación de la naturaleza con un medio de comunicación diferente, pero alegre y lleno de colorido. Para la directora de la Asociación Cultural de Danzas Folclóricas, Inés Vega Benítez, “La idea con estos encuentros es recuperar espacios y llevar un mensaje que muestren un objetivo de vida, la naturaleza y la realidad de nuestro país”.

Estas propuestas estéticas y libres en espacios urbanos con textos abstractos en las paredes, de creatividad ilimitada, busca convertirse en un atractivo visual de alto impacto, como parte de un movimiento urbano revolucionario y rebelde.

Estos jóvenes grafiteros son obsesivos con su trabajo, con sus propuestas creativas, y su lucha diaria es para que la sociedad entienda que ellos son artistas y no “loquitos que andan por las calles buscando muros para pintar por pintar”.

Sus propuestas son formas de protestar diferente y cuando en la capital colombiana surgieron grupos contra los grafiteros, ellos optaron por intensificar su trabajo y consolidar su movimiento como expresión artística urbana.

En esa fobia de algunos sectores sociales por el graffiti, la violencia ha estado presente y en algunos casos ha llevado a la muerte de jóvenes por balas disparadas desde la complicidad de la noche. De ahí que para hacerse sentir, se idearon una forma más rápida y corta de pintar. A esto se lo llaman tag, tager o etiqueta y se trata de una firma pintada con aerosol y así evitan agresiones de ciudadanos intolerantes o incluso de agentes estatales, que no diferencian entre un artista urbano de calle, de muros y un delincuente.

Esta firma corta y compleja de los grafiteros -casi que con siglas- que generalmente es un apodo, sirve para posicionar un estilo personal, como es y debe ser el arte. Una propuesta que no solo se limita a enunciar los elementos léxicos y visuales en los espacios públicos, sino que va más allá y busca llevar al espectador a leer y comprender de forma rápida el mensaje entre colores y figuras abstractas y reales.

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