Notimex. La Máscara de Calakmul, pieza funeraria elaborada en mosaico de jade, concha y obsidiana gris, hallada en la Tumba 1 de la Estructura VII, en la zona arqueológica del mismo nombre en el estado de Campeche, es la protagonista de la muestra “La Máscara de Calakmul. Universo de jade”, inaugurada anoche en el Museo Nacional de Antropología (MNA).
Bajo la curaduría de Pilar Cuairán, se trata de una exposición con la que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inaugura una serie de exposiciones temporales denominada “Una pieza, una cultura” en este espacio museístico.
La muestra invita al espectador a introducirse en una experiencia de conocimiento que apela a los sentidos y, a través de las nuevas tecnologías, se busca acercar las obras maestras de las culturas de México a nuevos públicos, especialmente a los jóvenes.
Dicha exhibición, presenta animación, cédulas digitales, escaneo y la impresión en 3D como herramientas, las cuales representan una forma novedosa de transmitir la información académica, producto de la investigación y la conservación de la más alta calidad.
Además de las nuevas tecnologías, la exposición echa mano de la grandeza de la literatura mexicana, toda vez que escritores de la talla de Rosario Castellanos, Octavio Paz, Carlos Pellicer, y libros sagrados como el Popol Vuh y el Chilam Balam de Chumayel, invitan a entender la cultura maya desde su obra.
La muestra cumple con el objetivo de explicar a través de esta pieza, obra maestra del arte maya, todos los elementos del pensamiento y la cosmovisión de esta antigua cultura del periodo Clásico. La Máscara de Calakmul, cuya antigüedad se ubica entre 660 y 750 d.C, es crisol de la cultura maya.
En dos salas, se ofrece una experiencia que estimula los sentidos del visitante, a través de recursos visuales, sonoros y museográficos que crean un espacio lírico, el espectador puede estar solo frente a una obra cumbre envuelto en un ambiente de intimidad.
En la primera parte del recorrido, donde se representa a la bóveda celeste, resalta un pensamiento de Octavio Paz, en el que se menciona que “El arte maya me sorprende por su literalidad: las imágenes que nos presenta pueden leerse, son el texto mismo, son signos-imágenes”.
Un aspecto relevante es que se ha creado, por vez primera, una exposición de pleno acceso a personas con alguna discapacidad, al poner a su alcance un recurso didáctico que explica, a través de un video, la exhibición en lenguaje de señas.
Además de un cedulario en braille con todos los contenidos de la muestra; una cinta guía para invidentes y débiles visuales que se desplazan con bastón; recursos táctiles y libre acceso para discapacidad motriz con rampas de pendientes mínimas y cómodas en los cambios de nivel.
“La Máscara de Calakmul. Universo de jade” aborda el mundo maya como un universo vivo, del que se pueden descifrar los códigos esenciales a través de los mosaicos de jade que cubrían el rostro de antiguos gobernantes.
Para Cuairán, una máscara de jade es al mismo tiempo vida, muerte y resurrección en un ciclo infinito de existencia; es el semblante divino de un soberano cuyo poder llegó a ser la fuerza vital de su pueblo y del propio universo; la cultura maya es patrimonio nuestro, vivo, con un rostro de jade que es, en realidad, el crisol de una cultura.
La curadora detalló que cada uno de los elementos de la máscara, restaurada en la década de los ochenta, guarda su propio significado y, al mismo tiempo, todos ellos se relacionan entre sí, son parte de una suma compleja.
“La cosmogonía maya no es un pensamiento lineal; en ella, la naturaleza y la divinidad, lo animal y lo humano, la vida y la muerte, son planos que se entrelazan y conviven continuamente. Los tres niveles del cosmos, son estratos que tienen fronteras claras, pero que están en permanente conjunción”, indicó.
Refirió que, por su belleza y connotación sagrada, el jade era el componente esencial de las máscaras funerarias de los soberanos mayas.
“El ajuar funerario les otorgaba la identidad que debían portar en su paso al inframundo, y la máscara les daba el rostro del dios del maíz”, agregó.
El jade era una piedra asociada al agua y se le relacionaba con el cielo y el mar primordial de la creación, como símbolo de aliento vital, fertilidad y renacimiento. Las orejeras de la máscara tienen la forma de una flor de cuatro pétalos que representa un modelo mesoamericano.
“La Máscara de Calakmul. Universo de jade” estará abierta hasta octubre en el recinto situado en la zona de Polanco-Chapultepec.
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