Notimex. Un entorno social de violencia en el ámbito del hogar, laboral o escolar, puede ser un generador de tendencias suicidas en niños y adultos que, de no atenderse a tiempo, desemboca en resultados fatales, dijo el psicólogo y catedrático en la UANL, Guillermo Rocha González.
El supervisor del Programa de Atención a Urgencias en la Unidad de Servicios Psicológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) dijo a Notimex que, por lo que respecta a menores, han atendido casos entre edades que van de los cinco a los 10 años.
Citó que de entre 20 y 25 nuevos casos atendidos por mes, 10 y 15 corresponden a menores con ideas suicidas, provocados por situaciones como el bullying, problemas familiares, separación de los padres, entre otras causales, “es lo que más trasciende en los niños”.
Apuntó que con el apoyo de un equipo de terapeutas, de inicio, se trata de identificar y atender situaciones relacionadas con el suicidio, al interior de esta Unidad de Servicios Psicológicos.
Esto, porque en ocasiones arriban pacientes “con un motivo que no le llaman suicidio, pero que tiene que ver con lo que llamamos nosotros, gesto suicida, en los últimos dos o tres años se ha incrementado considerablemente las cuestiones de cutting en niños y adolescentes, situaciones de riesgo, al autoagredirse”, explicó.
En estos casos, “no lo hacen con la intención de matarse todavía, pero se pone en riesgo, la idea de identificar esto y de hacer algo al respecto, es para no esperar a que trascienda, hasta un acto o un intento de suicidio”, señaló.
“La idea es identificarlo y hacer un tratamiento de intervención en urgencias, de un seguimiento, tanto para el paciente, quien tiene esta conducta, como para la gente que está alrededor”, apuntó el también director general de Audire, Centro de Escucha y Acompañamiento Terapéutico en esta ciudad.
Expuso que durante los últimos años se ha elevado en un 100 por ciento la atención en menores, “hemos tenido casos de niños, desde cinco años, cada vez son más pequeños y cada vez es más agresiva la forma en que intentan suicidarse y esto sí va mucho en aumento”.
Habitualmente en el seno familiar hay una negación a reconocer la problemática de los hijos sobre el particular, “la mayoría de los casos que llegan en esa edad, son referidos por maestros, que en la escuela identifican esta situación y le piden, incluso como obligación, a los padres, llevar a los hijos a un tratamiento psicológico”.
“El factor estresante a nivel social, el factor agresivo con el que se vive, la sensación de inseguridad, la sensación de falta de apoyos, por ejemplo alguien que tiene una enfermedad, pero que no sabe cómo le va a hacer, no cuenta con servicio médico, el bullying”, influyen a nivel social y pueden desembocar en intentos o salidas suicidas, abundó.
La presunta idea de que en ocasiones, personas con problemas emocionales “lo hacen por llamar la atención”, en el fondo más que ese mito, es una búsqueda de ayuda, sostuvo el terapeuta de la Facultad de Psicología de la UANL.
En este marco, a consultas terapéuticas acuden pacientes con “ideación suicida”, quienes de forma consciente acuden al psicólogo como “último recurso”, con la intención de quitarse la existencia.
“Viene mucha gente en esa circunstancia, y se le atiende, incluso llega mucha gente que viene y dice ‘hagan algo, porque tengo la intención, desde agredir, matar a mis niños, y luego hacerme daño yo’, por diferentes problemáticas, eso consideramos nosotros como planeación o ideación suicida”, añadió.
De igual manera arriban otras personas a atenderse tras algún intento de suicidio, “o se tomaron pastillas, que es lo más común o se intentaron cortar, colgarse, dependiendo de la situación, ya fue un intento, no funcionó o porque fracasó el intento o porque alguien los pudo detener y ahí es cuando vienen a tratamiento”, refirió.
Rocha González expuso que dentro de todos estos casos relacionados con el suicidio, hay patrones de conducta, para lo cual menciona los llamados “síndromes pre suicidas”, los cuales son indicadores, que de identificarse a tiempo, se infiere que la persona “se está despidiendo”.
“Hay quien usa el lenguaje como ‘bueno, cuando yo no esté, me van a valorar’, ‘un día se van a dar cuenta de que yo sí era importante’, y va hablando así, como si estuviéramos en el futuro, digamos que es la forma en que se comunican”, mencionó.
Otros, abundó, “empiezan a regalar sus cosas significativas, incluso empiezan a despedirse de los demás, no con la idea de decirle ‘sabes qué, me voy a morir’, sino renunciar al trabajo o ‘bueno, si no te vuelvo a ver, me dio mucho gusto conocerte’, implica ciertas situaciones que tienen que ver con la despedida”.
A la par, los pacientes con tendencias suicidas presentan cambios en el sueño, “o duermen en exceso, con una idea de desconectarse del mundo en general y me la paso dormido, o hay situaciones de problemas para dormir, no duerme y siempre está pensando en cómo acabar con esto del no dormir”, dijo.
“Otro factor es el autoabandono, de abandonar la cuestión de la alimentación, la apariencia física o los cuidados propios de cada persona, hay gente que se le acaba de dar un diagnóstico médico, desde algún tipo de diabetes, de cáncer o alguna enfermedad fuerte y la reacción es no atiendo las recomendaciones médicas y me dejo”, citó.
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