VOLUNTAD SOBRE PALABRAS – Responda señor Presidente

Por: David Noceda.

Contacto: david.noceda@hotmail.com

Quiero creer que para los mexicanos el tema del narcotráfico no está olvidado, pareciera que la crisis de Derechos Humanos, la inestabilidad económica, el aumento de la inseguridad o el enriquecimiento ilícito de las élites nos envuelve en una esfera multifacética de acontecimientos de los que simplemente decidimos aislarnos mediante la ignorancia.

Hablar de la administración priista del Presidente Enrique Peña Nieto sería una pérdida de tiempo en esta ocasión, por lo que estuve desarrollando interiormente un argumento que me permitiese entender adecuadamente lo que vivimos. Mucho se ha dicho sobre la volatilidad de los mercados, el precio del petróleo o las células criminales de índole trasnacional y su responsabilidad en los fracasos de las reformas estructurales.

Sin embargo, es muy sencillo percatarnos de que el narcotráfico está superando el esfuerzo gubernamental para frenar su avance. Las declaraciones de la Barbie en días pasados pusieron en evidencia lo que a voces livianas se decía en las charlas comunes, “los políticos tienen pacto con los narcos”. En las confesiones del capo no sólo sorprendió que Felipe Calderón hubiese buscado un acuerdo con los principales grupos delictivos, sino que además se haya sentado con ellos en un diálogo abierto.

En el 2007, el expresidente Calderón aplaudía su propio coraje para enfrentarse al crimen organizado, visitaba frecuentemente a las fuerzas armadas y se jactaba de las pequeñas detenciones que al final no quedaban en nada. La persecución a los líderes de los cárteles trajo como consecuencia los enfrentamientos armados entre pequeños líderes o dealers. En poco tiempo no sólo Chihuahua o Michoacán sufrían de la delincuencia, gran parte de las entidades se infectaron de los intereses particulares en la búsqueda del control territorial para el mercadeo de droga.

El traje de militar le quedó demasiado grande a Felipe Calderón, sus “acuerdos” ridículos no ayudaron a combatir el narco, los Zetas se fortalecieron terriblemente y nadie supo nada sobre las medidas implementadas para frenar el lavado de dinero. En esos años pensamos ingenuamente que todo era culpa del gobierno y que solamente atravesábamos una época difícil que en cualquier momento podía terminar, cosa que resultó contraproducente.

Del 2012 a la fecha, los reportajes del narcotráfico descendieron en los medios de comunicación, las estrategias o la limpia de los organismos encargados de la seguridad siguen sin presentarse, los asesinatos van a la alza pero no sólo por el narcotráfico sino por el aumento de la delincuencia común debido al desempleo y la pobreza.

Con la visita de AMLO a Europa y sus “supuestos” viáticos pagados por Morena, el mensaje radicalista se ha hecho presente por las izquierdas. Andrés Manuel ha protegido disimuladamente sus palabras para no acarrearse conflictos, más falta poco para que la figura caprichosa que lo caracteriza regrese a manipular su liderazgo. Estamos a nada de que una voz alce la mano y grite desesperada sobre la necesidad inmediata de que se escuche al pueblo, hoy no podemos decir que el narco se ha detenido, sólo podemos hablar de un gobierno que esconde los acontecimientos para calmar la ansiedad de los ciudadanos. De seguir así, ¿Dónde quedarán los estados peor afectados por el crimen organizado? ¿Qué será de la economía en Veracruz o Tabasco? Denos una respuesta señor Presidente.