EFE. Los cineastas sirios del colectivo “Abounaddara” exhiben en The New School de Nueva York sus cortometrajes sobre la vida cotidiana en Siria, más allá de un país en guerra, y denuncian que los medios se conformen con las imágenes que les proporcionan los bandos enfrentados.
Se trata de “Cinema Verité” (cine verdad), subrayó la directora del centro, Carin Kuoni, en la presentación de la muestra.
“Esta exhibición demuestra que es posible cambiar el modelo de distribución de las imágenes que tenemos de las guerras y podemos conocer lo que ocurre sin intermediarios, como si estuviéramos allí”, añadió la directora de The New School de Nueva York.
“Queremos mostrar al espectador que nuestra sociedad continúa existiendo aunque esté siendo destruida tanto por el régimen de (Bashar al) Assad como por el ISIS (Estado Islámico de Irak y de Siria, por sus siglas en inglés)”, contó a Efe Charif Kiwan, el portavoz de “Abounaddara”.
Y es que los testimonios en primera persona predominan en los audiovisuales de corte documental que elabora el colectivo.
En uno de los cortometrajes, “Marcell”, vemos a una niña sentada junto a su cama contando a cámara porque no quiere llevar velo.
En “Confesión de una mujer” una siria adulta explica también desde su casa con una normalidad que sorprende al espectador cómo fue introducida en el sectarismo terrorista.
En otra pieza, “Children of Halfaya”, un grupo de niños sirios refugiados en Líbano hablar de cómo han llegado hasta allí.
“Abounaddara” se muestra muy crítico con los medios de comunicación, que considera “han fracasado a la hora de asumir sus responsabilidades”, ya que “les han prohibido el paso (en Siria) y les ha parecido aceptable conformarse con imágenes producidas por los bandos” enfrentados, señaló Charif Kiwan.
El grupo reclama “una nueva política de la imagen para contrarrestar las imágenes comerciales y sangrientas con las que los canales de televisión buscan causar impacto, sin buscar más allá”.
Preguntados sobre si están de parte de algún bando ante el conflicto, el colectivo dice no querer posicionarse “más que del lado de la libertad y la dignidad”.
“Desde esta posición -justifican- nos sentimos libres para criticar a todo el mundo y dar alas a la gente a que se puedan crear sus propias opiniones independientemente de los sistema de poder”.
El grupo se conoció antes de las entonces llamadas “primaveras árabes” del norte de África cuando se dieron cuenta de que compartían la frustración de no encontrar apoyo económico para sus obras.
“Ningún productor ni canal de televisión estaba interesado en nuestras historias de gente corriente y se nos ocurrió la idea de exhibir nuestros cortos a través de internet”, señaló Kiwan sobre los inicios del grupo en 2013.
El trabajo del colectivo se alzó con el premio especial del jurado en la última edición del festival de Sundance y recibió una mención especial en la Biennal de Venecia, aunque los trabajos nunca se llegaron a ver en esa muestra por la negativa del grupo a proyectarlos después de que, según ellos, los organizadores les “censuraran”.
Con el título “El derecho a la imagen”, el centro cultural neoyorquino de estudios políticos exhibe hasta el 11 de noviembre sesenta trabajos de este grupo de cineastas, que trabajan sin más financiación que las contribuciones desinteresadas de sus allegados.
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