Felipe Oliva destaca importancia de pastorelas en la cultura nacional

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Sociales

Published on diciembre 26, 2015 with No Comments

Císcale, císcale diablo panzónNotimex.- La pastorela “Císcale, císcale diablo panzón”, escrita por el maestro Willebaldo López y dirigida por Felipe Oliva, une familias a través del humor y la crítica social sin soslayar el fomento a una de las tradiciones populares más hermosas.

La comedia, que realiza temporada del 18 de diciembre de 2015 al 3 de enero de 2016, es actuada por Mariana Brito, Ricardo Tavera, Rosy Luna, Tatiana Mayela, Karina Montes de Oca, Isai Riveles, Gabriel Haller, Mario Vargas, Alan García y el mismo Felipe Oliva.

“Císcale, císcale diablo panzón” es la historia tradicional en la que se muestra cómo unos pastores pretenden llegar a Belén, a como dé lugar, para conocer, adorar y obsequiar regalos al Niñito Jesús, quien, bien saben, vino al mundo para salvar a toda la humanidad.

Pero en el camino son engañados por “Satán” y “Satanín”, quienes les entregan una caja mágica. El egoísmo provoca que “Gila” se las arrebate a los pastores, pero con ayuda de “Jodías” y el angelito, logran llegar a Belén, venciendo avaricia, envidia y corrupción.

Felipe Oliva (Ciudad de México, 1969), director de la compañía profesional “Nosotros Hacemos Teatro”, A. C., y director de escena de todas las obras que esa empresa monta, destacó en entrevista con Notimex la enorme importancia que tienen esas representaciones.

“Las pastorelas tienen gran importancia en la cultura mexicana, por su contenido lúdico, familiar y carga política”, subrayó, y recordó que la compañía inició el proyecto de hacer pastorelas hace 17 años, con “Císcale, císcale diablo panzón”, con la idea de unir familias.

“Esta pastorela mantiene la esencia de los pastores que van a adorar al niño Jesús y en el camino se deben enfrentar al diablo, quien usa sus artimañas para evitarlo”. Aclaró, sin embargo, que la base de todas las pastorelas es la misma, la lucha del bien contra el mal.

Es una tradición que nació en el Norte de Italia con Francisco de Asís con un nacimiento viviente para evangelizar. A pesar de que toda la península Itálica ya se había convertido al catolicismo pero mucha gente no sabía leer, Francisco los evangelizó con personajes.

Ese es el origen de las pastorelas en el mundo, o al menos, añadió, esa es la versión que más se acepta en el mundo católico. A México llegó esa tradición con los llamados Autos Sacramentales, también con religiosos franciscanos y algunos otros jesuitas, acotó Oliva.

El director, quien realiza una nueva temporada de esta pastorela, explicó que ésta viene de la tradición oral michoacana con dramaturgia escrita por Willebaldo López, el autor de la pieza, quien con forma dramática, de teatro evangelizador, hizo una comedia de crítica.

Esa es una añeja costumbre, “así se hacía en el teatro de carpa que nació entre el ocaso del siglo XIX y los albores del XX. Los carperos hacían mofa de la situación vigente, y cuando llegó diciembre, en plena Revolución, las pastorelas comenzaron a ser usadas”.

Explicó que en esos años, en las carpas de barrios y colonias de la Ciudad de México “se mostraba a los pastores como metáfora del pueblo, a los diablillos como metáfora de los gobernantes, y a los líderes sociales como metáfora de los ángeles que guían al pueblo”.

Oliva recordó que Joaquín Fernández de Lizardi con su obra “La noche más venturosa”, de mediados del siglo XIX, fue quien dio nombre a los personajes tradicionales de la pastorela, como “Lidia”, Gila”, “Pomposa” y “Bartolo”, quienes aparecen en su obra.

A partir de ahí se hizo una mezcla de los personajes de Lizardi y los de las carpas y con esos elementos, la pastorela ya no sucede en Belén, sino en escenarios mexicanos, con pastores, diablos, ángeles y situaciones de México, destacó más adelante Felipe Oliva.

Dijo que entre otras cosas, los dramaturgos locales se adueñaron de que el niño Jesús naciera en este país, e incorporaron el ponche de frutas, los tamales, el atole y otros elementos; las piñatas son invención italiana de la época de mismo Francisco de Asís.

Tienen la intención de que los siete picos representen a los siete pecados capitales y así, “nuestra pastorela mantiene la tradición al recibir al público con un ponche caliente, la función con humor, sonrisas, y mucha reflexión en torno a los hechos más relevantes”.

“La nuestra es una pastorela cómico-político-musical y la gente se divierte al recordar e identificar a algunos personajes y acontecimientos que impactaron a la sociedad en el transcurso del año que termina, pero conservando los elementos de la tradición católica”.

Es decir, subrayó el entrevistado, al mismo tiempo que se respeta la tradición, se hace un juego de anacronismos en el que los personajes de diversas esferas de la sociedad salen a relucir, lo mismo que las noticias que más ámpula levantaron en los últimos 12 meses.

“Los pastores llegan a venerar al niño, se hace la petición de posada, se arrulla al niño y al final se hace la verbena con las piñatas y, sin perder el espíritu religioso, y respetando el guión original de Willebaldo López, cada representación de esta pastorela es única”.

A lo largo de ya 17 años, “Císcale, císcale diablo panzón” nunca ha presentado la misma función, porque a cada una se añaden nuevas situaciones de las que el público se enteró en su oportunidad, a veces chuscas, en ocasiones dolorosas, y en otras, incomprensibles.

“Tragedia más tiempo, igual a comedia”, subrayó el maestro, quien por último informó que la temporada de XVII de “Císcale, císcale diablo panzón” es lunes, martes, miércoles y viernes 20:00 horas; sábados y domingos 17:00 y 20:00. El 1 de enero de 2016 sí habrá función.

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