Gustavo Adolfo Bécquer, sello distintivo del Romanticismo europeo

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Sociales

Published on diciembre 21, 2015 with No Comments

Gustavo Adolfo BécquerNotimex.- Considerado uno de los últimos pero también de los mayores exponentes del Romanticismo europeo, Gustavo Adolfo Bécquer es recordado a 145 años de su muerte, que se cumplirán este martes, como un autor emblemático de la lírica española del siglo XX.

Bécquer nació en Sevilla, el 17 de febrero de 1836. Se sabe que sus primeros años transcurrieron en un habiente familiar encabezado por la figura paterna, José Domínguez Bécquer, pintor que cultivó esa vocación en sus hijos.

Sin embargo, muere en 1841 y junto con él su influencia pictórica. Bécquer tiene entonces cuatro años, y apenas 12 meses después también quedaría huérfano de madre.

De acuerdo con sus biógrafos, Gustavo junto con su hermano Valeriano es adoptado por su madrina Manuela Monnehay Moreno, quien puso a disposición de su sobrino su primera biblioteca poética para que esté abrevara de ella.

A los 18 años, el joven terminó su primer texto en forma “El trono y la nobleza” y dio inicio a una larga carrera entre poemas y narraciones que lo llevarían ese mismo año a migrar hacia Madrid en busca del éxito literario.

Durante su estancia en la capital española y el resto de su existencia, estuvo sumergido en una vida bohemia en la que le costaba prosperar. Esta fase puede notarse en las sátiras a la burguesía que escribió en textos como “La novia y el pantalón”.

Para cuando la tuberculosis lo atacó en 1857 trabajaba en la Dirección de Bienes Nacionales.

El sitio electrónico “Biografiasyvidas.com” destaca que en 1861 había contraído matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico, con la que tuvo tres hijos. Aunque se dice que nunca fue feliz, pues el poeta prefería constantemente refugiarse en su trabajo o en la compañía de su hermano Valeriano.

No obstante, esta etapa es considerada la más fructífera de su carrera (1861 a 1865), años en los que compuso la mayor parte de sus “Leyendas”, escribió crónicas periodísticas y redactó “Cartas literarias a una mujer”, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor.

Una temporada que pasó en el monasterio de Veruela en 1864 le inspiró “Cartas desde mi celda”, un conjunto de hermosas descripciones paisajísticas.

La misma fuente cita que económicamente las cosas mejoraron para el poeta a partir de 1866, año en que obtuvo el empleo de censor oficial de novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus “Leyendas” y sus “Rimas”, publicadas en parte en El museo universal. Pero con la revolución de 1868, el poeta perdió su trabajo, y su esposa lo abandonó ese mismo año.

Se trasladó entonces a Toledo con su hermano Valeriano, y allí acabó de reconstruir el manuscrito de las “Rimas”, cuyo primer original había desaparecido cuando su casa fue saqueada durante la revolución septembrina.

De nuevo en Madrid, fue nombrado director de la revista “La Ilustración de Madrid”, en la que también trabajó su hermano como dibujante.

Su vida adulta transcurrió en trabajos similares y una búsqueda constante del reconocimiento en los círculos literarios que no sucedió, refiere el sitio “Poemasdelalma.com”.

Fue el frío clima en diciembre de 1870 el que terminó de mermar la ya precaria salud del poeta, quien murió el 22 de ese mes, mismo día en que también sucedió un eclipse total de sol.

Gracias a la memoria epistolar en las cartas de su amigo Augusto Ferrán se sabe que Bécquer pidió en su lecho de muerte: “Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo”.

A finales del año pasado se recuperó y publicó la zarzuela del sevillano “El talismán”, aparentemente dedicada por amor a la cantante de ópera Julia Espín.

Algunos periódicos como “El Universal” y “El País” han registrado la romántica tradición de llevar versos, cartas y demás textos a la tumba del poeta en el Panteón de Sevillanos Ilustres.

Sus obras más influyentes son “Rimas”, “Cartas literarias a una mujer” (1860), “Desde mi celda” (1864) y “Obras completas” (1871), este último compilado póstumamente gracias al esfuerzo de sus amigos.

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