Justino Fernández dedicó su vida al estudio del arte mexicano

Notimex. El escritor, historiador, filósofo y académico mexicano Justino Fernández, quien desde la sensibilidad, el conocimiento humano y la investigación científica construyó una teoría atemporal para el análisis del arte, murió el 12 de diciembre de 1972.

Justino Fernández nació el 28 de septiembre de 1904 en la calle de Mesones de la Ciudad de México, fue el último hijo de Justino Fernández Mondoño y Sergia García, oriunda de Valladolid España, señala el sitio web “www.analesiie.unam.mx”.

Cursó estudios de primaria en el Colegio Francés de la Perpetua, pero debido al estallido de la Revolución Mexicana en 1910 tuvo que salir del país hacia Estados Unidos.

A su regreso, en 1923, se vio frente al movimiento que comenzaba a revivir la pintura mural mexicana.

La difusión del muralismo y uno de sus primeros representantes, José Clemente Orozco (1883-1949), acaparó su atención, según señala la biografía difundida por la Academia Mexicana de Historia, institución de la que formó parte.

En 1936 se incorporó al laboratorio de Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el cargo de director interino y un año después como director titular. Ahí desarrollo la mayor parte de su trabajo como crítico de arte.

Fue electo Académico de Número de la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid en 1965 y fue Miembro fundador de la Academia Nacional de Artes. Perteneció también a otras famosas sociedades nacionales y extranjeras.

Para 1969, el Consejo Universitario lo nombró investigador emérito y ese mismo año recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, menciona el portal “www.academia.org.mx”.

De 1970 a 1972 fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. En la Facultad de Filosofía y Letras fue catedrático por más de 30 años con Historia del Arte Moderno, en la que contribuyó a formar varias generaciones de investigadores y maestros.

De acuerdo con sus biógrafos, las obras de Justino eran bellas y significativas de diversas culturas, poseía la madurez intelectual y el dominio para emitir un criterio hacia el arte y la cultura mexicana. Falleció el 12 de diciembre de 1972 en la Ciudad de México.

“La belleza siempre es impura, no puede separarse del complejo de intereses vitales y mortales en que se encuentra”, expresaba Justino Fernández.