Legado de Héctor Mendoza sigue vigente a cinco años de su muerte

Notimex.- Precursor del teatro moderno mexicano, académico y formador de varias generaciones de actores, escritores, directores y críticos de teatro, el dramaturgo Héctor Mendoza, murió hace cinco años, el 29 de diciembre de 2010.

Premio Nacional de Ciencias y Artes 1994, Mendoza recibió el último adiós en el Palacio de Bellas Artes, máximo recinto cultural del país, donde recibió el aplauso de varios centenares de personas.

En el homenaje de cuerpo presente, su colega y amigo Luis de Tavira recordó a su colega como “el heredero y el iniciador. El transgresor y el paradigma. El hijo pródigo y el patriarca. El hereje y el gurú: el misántropo filantrópico”, informó en ese momento el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) -ahora Secretaría de Cultura-.

“La estética teatral de Mendoza hizo que nuestro teatro alcanzara la modernidad, él fue el propositor del concepto del teatro como puesta en escena. Un concepto que en su momento para México era ponerlo al día de las grandes búsquedas, vanguardias y actualizaciones del teatro de nuestra era”, expresó De Tavira.

Héctor Mendoza, nació el 10 de julio de 1932 en Apaseo, Guanajuato, fue un autor dramático, director de escena y profesor.

Estudió Literatura Española en la Facultad y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sin obtener el grado.

Según información de “escritores mexicanos.unam”, Mendoza realizó estudios en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Es considerado precursor del teatro de vanguardia, y en 1951 escribió “Ahogados”, obra por la cual obtuvo el primer premio de las Fiestas de Primavera, luego de haberlas presentado en el legendario teatro Colón.

En 1953, con apenas 21 años de edad, estrenó su obra “Las cosas simples” en el teatro Ideal, siendo muy aplaudida y celebrada por el público.

Por dicha puesta en escena se hizo merecedor al Premio “Juan Ruíz de Alarcón” y de una beca del Centro Mexicano de Escritores, donde estuvo en dos ocasiones y fue condiscípulo de Emmanuel Carballido (1929-2014), Luisa Josefina Hernández (1928) y Juan Rulfo (1917-1986), entre otros.

Según información de “www.academiadelasartes.org”, Mendoza fue nombrado jefe de la sección de Teatro Estudiantil de la Dirección de Difusión Cultural de la UNAM, donde formó parte del grupo liderado por Jaime García Terrés (1924-1996).

De 1957 a 1959 la fundación Rockefeller financió su estancia en Nueva York, donde estudió en la Universidad de Yale y en el Actor´s Studio con Lee Strassberg.

Mendoza fue profesor durante décadas del Departamento de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Impartió clases en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA y fue profesor invitado en la Universidad de Texas.

Entre sus puestas en escena destacan: “La pesadilla de Gorostiza”, “Terror y miserias del Tercer Reich” y “Pedro Talonario de Mira de Amescua” entre otras.

También montó obras de Tirso de Molina, López de Vega, Fray Luis de León, Eduardo Manet, Salvador Novo, Oscar Liera, Sabina Berman, por mencionar algunos.

Su incursión en el cine fue en el Primer Concurso de Cine Experimental, con la dirección de la cinta “Amor, amor, amor”/La Sunamita (1965). Donde también participó como guionista.

En diciembre de 1993 ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte como Creador Emérito y en 1994 el Instituto Nacional de Bellas Artes le brindó un homenaje en reconocimiento a sus más de 40 años de labor como dramaturgo y director.

Además, en ese mismo año le fue entregado el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y se hizo acreedor al Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón.

En 2005 publicó el libro “El mejor cazador”, texto con el cual culminó su teoría actoral integrada por las obras “Actuar o no”, “La guerra pedagógica”, “Creator principium” y “El burlador de Tirso”.

En febrero de 2010 estrenó “Resonancias”, una comedia que narra la historia de tres amigos que se confrontarán, revelando los verdaderos intereses que los mantenían unidos. La obra, escrita y dirigida por el propio Héctor Mendoza, fue presentada en el Teatro Santa Catarina de la UNAM.

Héctor Mendoza, murió el 29 de diciembre del 2010, a la edad de 78 años.