Notimex.- En uno de los conciertos más esperados de la programación del 36 Festival Internacional de Jazz de Montreal, los mexicanos Rodrigo y Gabriela hicieron de las suyas al despojar de toda solemnidad a la Salle Wilfrid Pelletier, donde el público no paró de aplaudir y saltar con las interpretaciones de esta virtuosa dupla de la guitarra.
El festival, uno de los más importantes del género en el mundo, tuvo lugar del 26 de junio al 5 de julio y presentó un amplio crisol musical, con cerca de tres mil músicos que fueron del jazz clásico al contemporáneo, pasando por innumerables fusiones, para deleite de miles de melómanos que cada año se reunen en el corazón musical de Montreal.
La fiesta mexicana, con sonidos que fueron de lo flamenco a lo heavy metal, ocurrió el 30 de junio y comenzó desde los primeros acordes; Rodrigo advirtió que no había un “set list” preparado y que tocarían según lo pidiera el público.
Entonces comenzó el griterío y la música de “Orión” se dejó escuchar, en una de las jornadas más animadas de este encuentro musical, del que Notimex fue testigo, y que estuvo dedicado al rey del blues B.B. King (1925-2015).
Energía pura comenzó a fluir del rasgado enérgico de Gabriela, que combinado con el sutil de Rodrigo se amalgamaron en una combinación perfecta que hizo estallar su talento.
A la segunda pieza, la seguridad de la sala hizo salir a los fotógrafos “para que no estorbaran”, orden que no les habría de durar mucho, pues en el siguiente tema el dueto de músicos invitó al escenario a decenas de personas, a quienes obsequió su cercanía.
Entonces la sala enloqueció, ya no hubo gente sentada en toda la primera planta; gritos, aplausos y una que otra petición se escuchaba en la penumbra, donde el movimiento de las sombras fue permanente, cadencioso, al ritmo de las melodías que parecían ir subiendo de tono con temas como “Juan Loco”, “Ixtapa” y “Tamacum”.
El sonido de las cuerdas y la percusión de sus guitarras se fue convirtiendo en contagiosa alegría dentro del inmueble que, despojado de su habitual solemnidad de sala de conciertos, acabó con ambiente de estadio de fútbol.
Gabriela saltó y giró toda la noche con su guitarra en mano, puso a la gente a tono y le mostró que la buena música no está peleada con el ambiente divertido; Rodrigo, un poco más mesurado, interpretó en solitario un par de temas, uno romántico y otro metalero, mostrando la versatilidad que los ha convertido en un grupo afamado en todo Europa.
Invitó entonces al público encaramado en el escenario para que volviera a sus lugares, pero ya nada se podía hacer por recuperar el orden; la gente de seguridad regresó para sacar a un fotógrafo más que había burlado la seguridad, pero nada pudo contra los cientos de celulares que se distinguían en la oscuridad, algunos tomando fotos otros hasta video.
Todos deseosos de llevarse un recuerdo de esta gran noche, que no acabaría ahí, pues los aplausos y el griterío no pararon hasta que se volvió a escuchar “Tamacun” y con ella la promesa de dos temas más, que acabaron siendo cuatro, cinco… ante la algarabía desbordada de la concurrencia.
Al final, las luces se encendieron y por más aplausos prodigados el dueto no volvió, era hora de moverse a otro escenario donde otros mexicanos se encargaban de dar la cara.
Era el grupo Troker que, con menos público, pero igual ambiente, hizo su presentación en el club de jazz Casino de Montreal, al que llevó su mezcla de rock, funk y hip hop, para deleite de mexicanos y montrealeños que gozaron lo mismo con los agudos rifs de la guitarra, que con la enérgica fusión de los metales y las percusiones.
Había llovido y las mesas mojadas habían obligado a los presentes a estar de pie, lo cual favoreció el ambiente pues aunque más discretos que en la Salle Pelletier, también hubo baile, sobre todo cuando comenzaron a sonar las notas de “La sirenita”, tema que popularizara en México Rigo Tovar, a finales de los años 70, en versión tropical.
En tanto, en el escenario principal, el Scene TD, Los Barr Brothers llenaron pero no levantaron el ambiente tanto como Rodrigo y Gabriela.
A lo largo de la jornada también se presentaron Jordan Officer, The Stanley Clark Band, otra función de For the record: Baz Luhrman concert; el sonido funk soul, jazz y hip hop de Butsy and the Bass, y desde luego, la animación callejera de las tradicionales bandas que fusionan jazz y swing con “The spirit of New Orleans”.
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