Notimex. Este miércoles se cumplirá una década sin el artista plástico tapatío Juan Soriano, un autodidacta que siempre buscó crear nuevas formas y evadir los patrones convencionales, y hoy es recordado como un importante referente en la pintura y escultura mexicana del siglo pasado.
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 18 de agosto de 1920, bajo el nombre de Juan Francisco Rodríguez Montoya. De acuerdo con algunas biografías, papel, tinta, pinceles, barro y títeres fueron sus juguetes de infancia.
Cuentan también que fue a los 13 años cuando tuvo sus primeras experiencias artísticas en la casa de Jesús Reyes Ferreira (1880-1977), donde, según su biografía oficial, conocería la pintura europea y a Luis Barragán (1902-1988).
En casa del “Chucho” Reyes se introdujo a los retratos de José María Estrada (1764-1860) también.
En 1933 conoció al pintor Alfonso Michel (1897-1957), quien desde entonces vaticinó: “tú vas a ser pintor”, pues su habilidad artística y capacidad creativa eran ya notorias, Juan Soriano demostraba ser un niño prodigio.
Después de ingresar al taller “Evolución”, de Francisco Rodríguez “Caracalla” (1907-1989), Soriano, de 14 años entonces, expuso en el Museo de Guadalajara una colección de retratos al óleo sobre cartón en los que personificó a sus hermanas Rosa y Martha.
El retrato fue una constante en su obra artística pues era la forma en la que el pintor exploraba el espíritu del retratado y lo capturaba de manera irrepetible, afirma Dafne Cruz Porchini en sus consideraciones sobre la obra de Juan Soriano.
Un año después, en 1935 dejó la provincia de Guadalajara para trasladarse a la Ciudad de México siguiendo a su hermana Martha.
Señalan que la gran ciudad maduró su vida personal y artística, pues aquí, Soriano frecuentó la amistad de artistas e intelectuales como Xavier Villaurrutia (1903-1950), Santos Balmori (1899-1992) y Octavio Paz (1914-1998).
Este último llegó a decir que la obra de Juan Soriano era la afortunada fusión de las tres potencias del arte: la tradición, la fantasía y la imaginación visual, destaca el portal de Cultura del gobierno federal.
El talento creativo de Juan Soriano incidió en la pintura, escultura, las artes plásticas y el diseño de vestuario y escenografía para teatro, además de la ilustración y el dibujo.
De su faceta gráfica destacan los retratos que pintó de las mujeres de su tiempo, Lola Álvarez Bravo (1907-1933), Lupe Marín (1895-1983), María Asúnsolo (1906-1999) y Pita Amor (1918-2000), a las que inmortalizó como sus musas.
La configuración mitológica y fantástica también estuvo presente en su obra pictórica.
Sin embargo, en la expresión artística de Soriano abundó también la naturaleza, las formas geométricas y la abstracción, temas que demostraban la sencillez con la que el pintor transitó de un mundo a otro, incluso en sus propios recovecos.
La experimentación plástica consagró como al artista en México y en el mundo como un importante representante del arte contemporáneo.
En 1987, el gobierno mexicano le otorga el Premio Nacional de Arte, al tiempo que es nombrado Caballero de las Artes y las Letras por el gobierno francés.
Su monumental obra y colección pictórica, además de algunos dibujos, piezas gráficas, esculturas y cerámica han sido exhibidas alrededor del país en innumerables homenajes y exposiciones.
De la misma forma, en el extranjero ha sido ampliamente reconocido por su vanguardista producción artística en países como España, Francia, Italia y Estados Unidos.
Juan Soriano murió el 10 de febrero de 2006, a la edad de 85 años. El año pasado se dio a conocer la creación del Centro Cultural Museo Juan Soriano, en Cuernavaca, Morelos, cuya obra quedó comisionada al arquitecto Javier Sánchez, y está en proceso.
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