El bosque del Zika en Uganda, lugar de nacimiento del virus

Written by Redacción. Posted in Internacional, Minuto a Minuto, Noticias Destacadas

Published on febrero 03, 2016 with No Comments

Centro-investigacion-virus-Uganda-FotoAFP zikaRedacción. El desvío para entrar al bosque de Zika es fácil de perder de vista, solo un pequeño camino en la línea de árboles junto al camino principal entre el aeropuerto Entebbe y la capital de Uganda, Kampala. Un signo gastado que anuncia su lugar solo se ve después de un viaje por un pequeño pedazo de tierra.

La explosiva epidemia del virus del Zika puede haber agarrado al mundo por sorpresa, pero su tocayo, la reserva forestal a orillas del lago Victoria, no es un lugar con el que uno simplemente se tropieza. Los investigadores llevan viniendo aquí más de medio siglo con un propósito: estudiar a los virus y los mosquitos que los cargan.

“Cada año nos encontramos con nuevos virus”, dijo Julius Lutwama, investigador principal del Instituto de Investigación de Virus de Uganda (UVRI, por sus siglas en inglés) —dueño del bosque—. “En los últimos cinco años, casi cada año nos encontramos un nuevo virus en esta país”.

Uganda se encuentra en medio de siete zonas biogeográficas distintas. Al este: las sabanas de Kenya y Tanzania. Al oeste: la cuenca del bosque tropical del Congo. Y Lutwama cree que esta biodiversidad es la que atrae a los científicos aquí desde los años 1930.

El descubrimiento

Lo que comenzó como un puesto remoto para investigar la fiebre amarilla en 1936 financiado por la Fundación Rockefeller pronto se convirtió en un laboratorio líder sobre el estudio de enfermedades tropicales y posteriormente evolucionó a UVRI en 1977. En el centro de toda esta investigación está el bosque de Zika.

Los investigadores, dándose cuenta a mediados de los años 1940 que diferentes mosquitos son activos a diferentes alturas, construyeron una estructura masiva de acero en el medio del bosque para realizar sus experimentos sobre la fiebre amarilla. El líder de ese proyecto era un entomólogo escocés llamado Alexander Haddow.

“Todas mis historias antes de ir a dormir tenían que ver con las experiencias de mi abuelo o mi padre creciendo en el este africano. Siendo un niño pequeño aprendí del bosque del Zika, el virus del Zika y la torre que mi abuelo construyó con el financiamiento de la OMS”, dice Andrew Haddow, nieto de Alexander, quien ahora es un investigador trabajando para el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos (USAMRIID, por sus siglas en inglés).                                                                                                                                                                                                 Dice que intentó tener otras carreras, pero la elección debió haber sido clara desde el comienzo.

“Leía todos estos papeles y papeles que salían del laboratorio2, dice Andrew Haddow. “Debemos nuestro entendimiento básico de tantos arbovirus y sus mosquitos asociados y especies de reserva de ellos”.

Fue en abril de 1947, mientras estudiaba la fiebre amarilla, que Alexander Haddow y su colega George Dick identificaron por primera vez el virus del Zika después de que un mono Rhesus, ubicado en una plataforma de madera de la recién construida torre, desarrollara una fiebre. Las muestras de sangre revelaron un virus desconocido que, como dictaba el protocolo, fue nombrado Zika por el bosque en el que fue identificado por primera vez.

La propagación

La torre de Haddow se sigue usando hoy en día. Justo antes de un reciente atardecer, un equipo del UVRI llegó al bosque y descargó dos grandes contenedores de unicel de una camioneta. Niebla de hielo seco es derramada desde los congeladores mientras ponen las trampas para mosquito y se dirigen al bosque hacia la torre.

Sus lados están oxidados y algunas de las plataformas de madera donde ahora cuelgan las trampas de mosquito están en distintos estados de deterioro. Los científicos dicen que las construcciones alrededor amenazan hacer a la pequeña reserva aún más pequeña y que la investigación que solían llevar a cabo se ha estrechado. Al igual que con el virus que lleva su nombre, dicen, poca atención se ha prestado al bosque de Zika.

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Los investigadores cuelgan trampas de mosquitos antes de la puesta de sol. (Foto: Brent Swails/CNN)

Cuando fue identificado por primera vez, solo se había comprobado que el virus infectaba a los monos. Incluso en las décadas subsecuentes, cuando una docena de casos humanos aislados empezaron a aparecer, los síntomas fueron leves y el zika nunca se vio como una amenaza en Uganda.

“Nunca se le vio con importancia”, dijo Lutwama. “Nadie está interesado en hacer una vacuna para un virus que solo causa síntomas leves”.

Marilyn Parsons, del Centro para la Investigación de Enfermedades Infecciosas, dice que también es difícil distinguir entre los síntomas del zika y otros arbovirus similares.

“Era difícil cuantificar cuánta infección del zika había y su impacto, ya que sus síntomas son bstante similares a los de otros virus de los mosquitos Aedes: el dengue y la chikungunya”, dijo Parsons.

No está claro hace cuánto ha estado el virus del Zika porque algunos estudios han encontrado inmunidad en poblaciones de África y Asia, quizás debido a su similitud con otros virus.

Todo eso cambió en 2007, cuando el primer gran brote de zika fue reportado en la isla de Yap en Micronesia, dijo Haddow. El chikungunya y la enfermedad del virus del Nilo Occidental tuvieron caminos similares. “El virus del Nilo Occidental circuló por al menos 62 años antes de que emergiera en la ciudad de Nueva York en 1999. El tema común de todos estos virus es que no fueron ampliamente estudiados y todos salieron después de un largo periodo de tiempo para causar severas enfermedades.

Aún más problemático, muchos científicos creen que la cepa de 2007 ha mutado del virus original encontrado en Uganda, con virulencia incrementada. Los años subsecuentes vieron al virus expandirse rápidamente por las islas del Pacífico antes de aterrizar en América en 2015, donde se sospecha de una correlación entre la microcefalia en el nacimiento y la enfermedad.

‘Preparándose para el próximo zika ahora’

Louis Mukwaya dice que UVRI y otros institutos similares no tienen las posibilidades para estudiar los virus emergentes.

“Solíamos hacer recolección de rutina una vez a la semana”, dice el renombrado entomólogo. “Ahora no salimos tan seguido. Hay poco financiamiento, ese es el problema”.

Una subida a la cima de la torre que el abuelo de Andrew Haddow ayudó a construir hace más de medio siglo revela una vista del que alguna vez fue un remoto puesto de investigación ahora totalmente rodeado de los centros urbanos de Uganda. (Foto: Brent Swails/CNN)

Mukwaya dice que el Haddow mayor “era un hombre muy trabajador”, antes de volver su atención al virus que Haddow identificó por primera vez hace tantos años. “Tú sabes, yo sigo leyendo en el internet acerca del zika en Brasil y ellos siguen usando la palabra ‘emergente’, una infección ‘emergente’. Nosotros la conocíamos desde hace ya mucho tiempo, pero entonces ni siquiera nosotros sabíamos lo que sucedería con el virus”.

El desarrollo de drogas y vacunas puede tomar años, así que la investigación básica es crucial, dice Parsons. “Este tipo de investigación podría identificar drogas, vacunas y modelos para probarlos”, agregó.

“El actual brote del virus del Zika en América es otra llamada de atención acerca del incremento de la globalización y el cambio climático continuarán liderando la emergencia de los virales patógenos”, dijo Jaddow. “Necesitamos prepararnos para el próximo virus del Zika ahora”.

(Con información de CNN). 

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