Redacción. La artista griega Lisa Sotilis fue considerada la niña prodigio de la época en la que Salvador Dalí, René Magritte y Max Ernst inundaban al mundo con sus propuestas surrealistas. Era la primera mitad del siglo XX.
Ella no habla de edades ni de años acumulados, sólo de experiencias. La mejor de todas, dice, haber gozado no sólo de la amistad de esos grandes pintores, sino haber compartido con ellos el poder de la autenticidad del arte.
Todos esos genios me adoraban porque nunca me dejé guiar por la moda, todo lo contrario: siempre hago lo que me dicta el corazón. Esa sinceridad les agradaba, porque ellos, artistas guerreros, valoraban ese entusiasmo que mueve al mundo aun en situaciones tristes, en un medio en el que muchas personas se guían por las apariencias, señala en entrevista con La Jornada.
Escultora y mecenas, coleccionista y orfebre, Lisa visitó México para presentar sus pectorales de oro, plata y platino en el Museo Franz Mayer, joyas que aprendió a hacer de manera autodidacta.
Sotilis nació en Atenas, Grecia, en algún año de la década de los 40 del sigo pasado, en el seno de una familia heroica: su abuelo Napoleón liberó a la provincia griega de Macedonia de la opresión turca y búlgara.
Posee uno de los acervos más importantes de De Chirico
Su primer cliente y coleccionista fue Dalí, quien visitó su exposición en la galería Alexander Iolas, en la ciudad de Nueva York. Luego, ella colaboró de manera cercana con el artista greco-italiano Giorgio de Chirico (1888-1978), de quien posee una de las colecciones más importantes.
En la actualidad es dueña de una porción de la isla Kea, al sur de Atenas, donde planea construir un importante centro para mostrar las culturas del mundo, entre ellas la mexicana, que tanto admira.
Duermo tres horas por día, porque no se me acaba la imaginación. Cuando me canso de hacer joyas, a las que llamo microesculturas, hago pintura, muebles. No hago joyas tradicionales; son diferentes, a mi manera, porque tengo que ver el resultado de lo que vi en mis sueños. Para mí no hay imposibles; siempre intento lo que me imagino, pero al concluir cada pieza la suelto, me olvido de ella, para que no me ponga límites, señala Lisa, a quien le sorprendió gratamente la manera en la que el público la recibió cuando inauguró su exposición en el museo Franz Mayer.
“En México hay un gran amor por la cultura griega; los asistentes se emocionaron al ver mis obras. El arte, cuando es arte, es una alquimia, y México es mágico también, por eso lo incluiré en el centro cultural que pretendo instalar en mi isla; se trata del sueño de mi vida.
Quiero hacer una villa, muy elegante y de buen gusto, para instalar un centro internacional dedicado a México, Egipto e India. Es una idea que me volverá loca y que me cansará los siguientes 30 años, porque tengo que resolver toda la burocracia, que en Grecia es una barbaridad, pero soy muy testaruda.
Sotilis considera que “muchas personas pueden saber pintar o hacer esculturas; es un trabajo muy noble, pero el arte puro es un concentrado de milenios de cultura que el verdadero artista lleva dentro de sí. Cuando esta herencia es muy auténtica es demasiado fuerte.
Los artistas contemporáneos deben pensar eso porque se proyectan al futuro y deben hacer cosas de vanguardia, sin olvidar el concentrado de su historia. No se puede vivir sin pasado, porque la energía proviene del pasado, del presente y se proyecta al futuro. Por eso los verdaderos artistas viven un momentito de inmortalidad.
No obstante, la artista lamenta que muchos de sus colegas se encuentran más preocupados por los vaivenes del mercado y por el dinero, “el cual es muy importante para hacer cosas, pero en la actualidad no deja tiempo para que quien lo tiene se forme una cultura. En nuestro tiempo las personas que tienen mucho dinero no están preparadas para saber el significado que el dinero tenía en el pasado, cuando los aristócratas promovían el arte y la cultura. Los artistas tenían mecenas que les proporcionaban recursos por años, para que sobrevivieran con su familia mientras hacían cosas maravillosas.
“Las personas con dinero y poder pagaban por el arte; es decir, una parte de ese dinero se transformaba en eternidad. Eso ya no sucede. Ahora el dinero no da nada, ya no se transforma en cosas que benefician a futuro a la humanidad, no hay ese tipo de aristócratas; ahora hay grupos de banqueros, en una situación a escala mundial oscura, sin luz, donde los valores ya no existen. No los veo financiando no sólo el arte, sino un hospital, una escuela, algo eterno en beneficio de todos. Esa es nuestra tragedia.
“Entonces, los artistas son presos también de esta situación. Son víctimas, porque para sobrevivir olvidan las cosas espirituales para dar valor a lo material. Lo bueno es que todos nos estamos dando cuenta de que ya no podemos seguir así, de que, por ejemplo, la tragedia de Grecia es sólo material, nunca espiritual.
Grecia es uno de los pocos países que, dentro de su tragedia, a los migrantes que llegan les da hasta lo que no tiene. Las personas que no tienen nada, dan. Es un ejemplo increíble de humanismo y quiere decir que Grecia no va a morir jamás, por muy grandes que sean sus tragedias económicas. Grecia va a ser siempre la reina de la belleza, la cultura y la generosidad.
La exposición Lisa Sotilis: el poder del mito griego culminó hace unos días. Incluyó 50 piezas únicas de joyería con vidrio, así como piedras antiguas y preciosas. La obra y trayectoria de la artista griega se pueden apreciar en su museo digital.
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