Redacción. Armando Bartra lo dice de manera contundente: “Vengan a ver esta exposición si quieran conocer el trato que vamos a recibir de Donald Trump si fuera presidente de los Estados Unidos”. Lo anterior fue sentenciado con respecto a la muestra En la mira del Tío Sam. Caricatura estadounidense de la Revolución Mexicana, que se encuentra en el Museo Nacional de la Revolución.
La exposición, curada por Juan Manuel Aurrecoechea, nos muestra 83 imágenes de caricaturistas estadounidenses publicadas en los diarios más importantes de aquel país, que reflejan la visión que se tenía de México durante el conflicto armado. En la charla sobre esta muestra participaron, Aurrecoechea mismo, junto con los caricaturistas El fisgón, Rocha, Chavo y el investigador Armando Bartra
El curador ahonda al respecto: “La exposición nos habla de la cuestión de la imagen y de la historia, porque muchas veces la imagen que tenemos de la historia es mucho mas importante que la idea que tenemos de los hechos históricos. ¿Qué idea tenemos de la revolución mexicana? Probablemente ideas que viene del cine y de la fotografía. Y estas son las imágenes que hacen cómo leemos los hechos y cómo actuamos políticamente. Estas caricaturas nos cuentan está sobre la dimensión internacional que tuvo la Revolución Mexicana. Que fue determinante. Tan determinante como que el 80 o 90 por ciento de las armas con las que se mataron federales y revolucionarios son armas que vinieron de los Estados Unidos.”
Durante su participación en la charla de apertura que tuvo lugar en el Museo Nacional de la Revolución, Bartra comentó lo siguiente: Los cartonistas políticos saben que los derechos sociales son un combate, una batalla, una lucha de clases, de una lucha de etnias, de géneros. Es una lucha por la imagen que estas etnias y géneros quisieran para si y para sus antagonistas. Y esto es una batalla fundamental y quien avanza o gana tiene mas posibilidades de vencer en la guerra sucia”.
“Aquí podemos ver la imagen que los medios de comunicación masivos querían dar de todos los mexicanos, no sólo de Villa y otros revolucionarios: un pueblo salvaje al que los estadounidenses estaban llamados a civilizar. La idea es clarísima y no hay duda alguna. Previsible pues, el proverbial racismo anglosajón. Es una derrota para Porfirio Díaz, y una derrota para el grupo de los científicos que lo rodeaban. Hoy día los tecnócratas neoliberales”.
Y es que según comenta Bartra, una de as tareas que se propuso Díaz era cambiar la imagen de México y de los mexicanos; convencer al mundo de que era ya un país civilizado, con derecho a “incorporarse al concierto de las naciones occidentales. Ya no un país de indos, de pelados, sino de catrines y de gente decente”.
Y de alguna manera lo logró gracias a magnate de los medios de aquellos años, Randolph Hearst, quien tenían intereses en nuestro país, además de que México se había vuelto atractivo para las inversiones de Estados Unidos. Sin embargo, todo cambió cuando el gobierno ya no estuvo para garantizar las inversiones, es entonces que el país vuelve a ser “feo, bárbaro, vuelve a ser incivilizado, vuelve a ser salvaje y es lo que vamos a ver aquí. Refleja también sentimientos profundos, no sólo económicos, sino también racismos profundos”.
Por su parte, el Fisgón comentó: “Juan Manuel tiene catalogadas cerca de dos mil caricaturas de la época, es un cantidad de material enorme para cualquier investigador. Expuestas solo 83, estamos viendo sólo una fracción del acervo, con el agravante de que cada caricatura tiene un bagaje de información enorme. Es un filón extraordinario en términos de información de la Revolución Mexicana y estoy convenido de que da para grandes investigaciones”.
Entre las investigaciones que el Fisgón cree que este acervo puede traer, más allá de una investigación de estilos gráficos, cree que debemos estudiar las corrientes de pensamiento que operaban en Estados Unidos, qué periódicos representaban dichas corrientes y que intereses representaban dichos periódicos, por ejemplo.
“Estoy seguro que si hacemos ese cruce de información, un investigador tiene como 15 años de bueno trabajo. Y luego otra cosa, ¿qué influencia llegó a tener la prens a norteamericana en los acontecimientos mexicanos? Yo creo que fue mucho mas importante de lo que solemos creer”.
También cree que una investigación de los estereotipos resultaría interesante: “No solamente se están reproduciendo los estereotipos y arquetipos del enemigo, y todas las cosas que hacen los ejércitos cuando invaden otros país donde tienen que sobajar a los individuos y justifica por qué invaden otro país. Sino que hay arquetipos y estereotipos que traen dedicatoria contra nosotros, muy fuerte. Nos tratan como perros, como micos, como gente revoltosa; es una cantidad de prejuicios brutal, que merece ser analizada”.
“De repente ves la exposición y parecería que todos los dibujos los hizo Donald Trump. Lo que nos están diciendo es cómo somos los mexicanos, se nos define como criminales y viles, atrasados barbajanes que no controlamos nuestros instintos. La idea de establecer una frontera que delimite la barbarie de la civilización esta aquí, en estas caricaturas”.
Por su parte, Rocha y Chavo hicieron notar que también habría que hablar no sólo de racismo de Estados Unidos hacia nosotros, sino de cómo aportamos los mexicanos en el discurso gráfico durante la misma época, por ejemplo las caricaturas de la época sobre Zapata y Villa, que es algo que se sigue dando hasta nuestros días.
La exposición En la mira del Tío Sam. Caricatura estadounidense de la Revolución Mexicana, se exhibe en el Museo Nacional de la Revolución (Plaza de la República, s/n, sótano del Monumento a la Revolución), hasta el 9 de octubre.
(Con información de eleconomista.com.mx)
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