Redacción. La bancada del Partido Verde Ecologista (PVEM) en la Cámara de Diputados, rechazó que haya propuesto la desaparición de zoológicos y acuarios en el país.
Sin embargo, en la propuesta de reforma a los artículos 78 y 122 de la Ley General de Vida Silvestre, firmada por los coordinadores de esa fuerza política en el Senado y en San Lázaro, se plantea evaluar seriamente si es viable la existencia de acuarios y zoológicos en las condiciones actuales, puesto que su principal propósito es obtener ganancias a través de la exhibición de especies en cautiverio, lo que implica maltrato a los animales.
“Los predios e instalaciones que manejen vida silvestre en forma confinada, como espectáculos públicos y colecciones privadas, sólo podrán operar si cuentan con planes de manejo autorizados por la secretaría, y además deberán registrarse y actualizar sus datos anualmente ante la autoridad correspondiente, en el padrón que para tal efecto se lleve, de conformidad con lo establecido en el reglamento. Queda prohibido el uso de ejemplares de vida silvestre en circos, así como su exhibición en zoológicos y acuarios”, dice textualmente la propuesta de cambio al artículo 78 de la Ley General de Vida Silvestre.
Al recalcar que en la actualidad, esos establecimientos tienen como fin presentar espectáculos públicos y generar ganancias a costa del “sufrimiento de las especies”, diputados y senadores del Verde señalaron que prácticamente en ningún caso, dichos sitios buscan recuperar animales en peligro para reintegrarlos a su ambiente natural.
Por lo anterior, se pronunciaron a favor de que en esos establecimientos quede prohibida la exhibición masiva de especies, sus puertas al público cierren y se ocupen exclusivamente de promover la investigación científica y la conservación de animal, tal y como ya ocurre en países de la región latinoamericana como Argentina y Costa Rica, donde los zoológicos se convirtieron en “jardines botánicos”, se eliminaron las jaulas y se reubicó a los animales en centros de rescate, santuarios y áreas de conservación.
Puntualizaron que las reformas propuestas incluyen la creación de registros y padrones de especímenes silvestres, cuyo manejo tendrá que ser autorizado por la Secretaría de Medio Ambiente federal (SEMARNAT).
Los establecimientos donde se tengan especies en cautiverio, sea para exhibición pública o colecciones privadas, podrán operar solo si cuentan con el permiso requerido; aunado a que quedará prohibido en definitiva la presencia de animales silvestres en circos, así como su exhibición en zoológicos y acuarios.
Platearon que se sancionará el reemplazo, sustitución e intercambio de especies silvestres con fines de exhibición en zoológicos y acuarios.
Especificaron que las especies existentes en dichos lugares, si la ley se aprueba, podrán seguir en esas condiciones siempre y cuando no interactúen con los humanos más allá de lo necesario, es decir, que no se exhiban públicamente y sean manejados por personal especializado.
Propusieron que la SEMARNAT actúe en coordinación con los gobiernos locales, a fin de garantizar la existencia de espacios de conservación de especies y población animal en riesgo; promueva que los zoológicos y acuarios “de ser posible” dejen de funcionar como tales y se conviertan en parques ecológicos, centros de rehabilitación y de conservación de especies.
El documento turnado a la Comisión de Medio Ambiente en San Lázaro y que tiene la firma del coordinador de los diputados federales del Verde, Jesús Sesma y su homólogo en el Senado de la República, Carlos Alberto Puente, expone que las “colecciones de animales de vida silvestre”, como acuarios y zoológicos, han generado cuestionamientos sobre la práctica de mantener en cautiverio a especies no domésticas.
Explicaron que acuarios y zoológicos son espacios artificiales creados con propósitos comerciales, recreativos y en algunos casos educativos, donde se exhiben al público colecciones de especies no domesticadas y usualmente, se ignoran las necesidades de los especímenes que frecuentemente padecen maltrato.
Admitieron que con el tiempo, esos lugares transitaron de las jaulas con barrotes, a la recreación del hábitat natural de las especies, aunado a que se han implementado reglamentos y normas a fin de procurar el bienestar de las especies en cautiverio.
Aunque su fin último ha dejado de ser el entretenimiento y se ha enfocado a la educación, concientización social, investigación científica y la conservación de las especies, en especial las que se encuentran amenazadas, los legisladores del Ecologista remarcaron que esos establecimientos presentan problemas con el trato de las especies en cautiverio.
Esto ha provocado protestas de ciudadanos y organizaciones civiles que cuestionan la necesidad de exhibir animales que no necesariamente están en peligro de extinción, con fines de explotación económica y entretenimiento público.
Remarcaron que se ha olvidado que los animales sienten agrado, dolor, miedo, emociones y sufrimiento y que no son juguetes.
Tras lamentar que la mayoría no comprenda que no es divertido ni entretenido ver a animales en condiciones de encierro forzado y hacinamiento masivo, insistieron en cuestionar la posesión de animales en cautiverio, los cuales sufren, enferman y mueren debido a condiciones de mantenimiento deficientes y al maltrato que implica sacarlos y mantenerlos fuera de su hábitat natural. Aseveraron que según la organización española “Ética animal”, las especies cautivas presentan dolor continuo que puede derivar en la muerte.
Dijeron que pueden presentar “zoocosis”, es decir, “conductas estereotipadas y repetitivas que realizan los animales en cautiverio” y que se reflejan en falta de apetito; tristeza; claustrofobia y automutilación; frustración; angustia psicológica; comportamientos anormales y autodestructivos como la mordedura de barrotes, arrancamiento del pelo, atrofia sexual y asesinato de crías.
La organización citada estima que hasta el 80 por ciento de animales de zoológicos y acuarios presentan al menos un signo de “zoocosis”, por lo que los sitios donde se alojan están muy lejos de equipararse a su hábitat natural, expusieron.
A ello, se suma que las especies en cautiverio ven reducida considerablemente su esperanza de vida, apuntaron.
Según estudios de especialistas de la Universidad del Sur de California, alegaron, las orcas naturalmente viven entre 60 y 90 años, pero en cautiverio esa esperanza de vida cae a 30 años; en el caso de los delfines las cifras caen de 40 a solo ocho años; y en cuanto a los tiburones, que en condiciones naturales viven hasta 70 años, fuera de su ambiente sobreviven apenas cinco años.
Manifestaron que el 70 por ciento de las especies marinas en acuarios mueren al primer año de exhibición; el 95 por ciento de los especímenes comercializables son capturados en su hábitat natural; aunado a que entre el 50 y el 80 por ciento de los ejemplares mueren al ser trasladados a espacios artificiales.
(Con información de MVS)
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