Redacción. Jimena Cuarón tenía cuatro años cuando vio “La princesita”, primera película hecha en Estados Unidos por su tío Alfonso Cuarón, ganador del Oscar a Mejor Director 2014 por “Gravedad”.
Al igual que su primo, el escritor y realizador Jonás (“Año uña”) desde pequeña respiró cine. Así que es natural seguir con la dinastía Cuarón en el llamado séptimo arte, aunque en los rubros de maquillaje y actuación.
En la primera tarea ha trabajado, entre otras, en la hollywoodense “Spectre”, de “James Bond”, y las mexicanas “Besos de azúcar” y “Desierto”, con el actor Gael García Bernal. Y frente a cámara participó en “Semana Santa”, cinta que se estrenó este fin de semana en salas del Festival Internacional de Cine de Toronto.
—Tu primer trabajo de maquillaje fue “Espectre”, ¿estabas nerviosa?
—Desde la pre estuve trabajando con César Perlop, el diseñador del maquillaje. Estaba emocionada porque era mi primera peli y era terror, me encanta la sangre. No sabía nada de efectos y creo Perlop fue el mejor maestro con el que pude haber empezado, hicimos clic desde un inicio. Después de este rodaje decidí que quería seguir con esto.
—¿Cuál fue tu labor en “Desierto”? ¿Qué tal el calor?
—Mi labor era hacer el maquillaje a todos. Creo que el calor era lo de menos, teníamos que tener cuidado de no encontrarnos con alguna víbora, alacrán. Tenía que cubrir mis maquillajes para protegerlos del polvo. Además de hacer heridas como maquillaje, tenía que tapar heridas reales que los actores se hacían; y el sudor, por más calor que hiciera, siempre necesitábamos más, así que siempre estaba a un lado de los actores.
—Y de “Spectre”, ¿qué recuerdas?
—Éramos como 200 asistentes de maquillaje haciendo a los extras. Era increíble ir al set, ver a toda la gente, las grúas y equipo de cámara que tenían. Estar retocando muertos y catrinas a cada rato.
Jimena ha producido dos cortometrajes, presentados en el Festival Internacional de cine de Morelia, al que acudió por unas horas, antes de regresar a Barcelona, donde estudia un master en Dirección de Fotografía.
“Recuerdo que desde niña el cine siempre fue una actividad importante en nuestra familia, de hecho mis padres me llevaban al cine siendo una bebé de meses”, recuerda Jimena.
“Siempre viví en mi mundo de fantasía y magia; tenía (y todavía) duendes, hadas, criaturas raras. Me juntaba con mis amigos a ver películas de terror, así que quizá por ahí me surgió la inquietud por el maquillaje, pero por el cine, siempre”, comenta.
¿Su apellido da mayor responsabilidad?
Mi apellido ya tiene un gran peso, pero la responsabilidad más grande será la mía, como persona, quiero que la gente conozca que Jimena ha llegado a donde está por su esfuerzo, curiosidad, dedicación, interés y capacidad. Todos tenemos la capacidad para hacer las cosas más maravillosas que nos propongamos, hay que creer en nosotros.
Cabe señalar que Jimena no es ninguna improvisada, pues ha realizado varios cursos de actuación en The Faculty of Arts, en Melbourne University y en Casa Azul.
Pese a venir de familia de cineastas, se le cuestionó ¿qué te dijeron tus papás de la decisión de hacer cine?
Afortunadamente la educación que recibí en casa con mis padres siempre fue muy abierta. Lo más importante fue ayudarnos a crecer con una mente libre, creativa, respetuosa, amorosa e inteligente. Su mensaje era “nunca terminamos de aprender en esta vida”, y hay que prepararnos para descubrir lo que nos gusta hacer y hacerlo siempre lo mejor posible.
(Con información de El Informador)
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