Muy Interesante.- Estas minúsculas máquinas nos ayudarán a curar enfermedades, hacer trabajos peligrosos, combatir plagas…
¿Podemos inspirarnos en las propiedades físicas de los insectos para crear dispositivos electrónicos? ¿Mejorarán nuestros robots si los hacemos más pequeños en lugar de imitaciones de la forma humana? La respuesta es que sí.
1. Salud
Robots menores que un grano de arroz ayudarán al sistema inmunológico a luchar contra las enfermedades o permitirán diagnósticos cada vez más precoces. Ingenieros de la Universidad de California en San Diego han impreso en tres dimensiones máquinas tan pequeñas que pueden nadar por el torrente sanguíneo. “Podrían ser la base de futuros microrrobots capaces de detectar toxinas o distribuir medicamentos de forma localizada”, asegura Wei Zhu, uno de los investigadores del proyecto.
2. Defensa
El Ejército estadounidense y su Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) estudian cómo aprovechar estos autómatas. Su pequeñez los convierte en espías mucho mejores que los drones, que deben volar a gran altura, son demasiado ruidosos y vulnerables y no pueden maniobrar en interiores. Su despliegue en enjambres autónomos sobre una zona permitiría recopilar información muy valiosa en pocos segundos.
3. Rescate
Terremotos, atentados o accidentes dejan a personas sepultadas bajo los escombros o aisladas en lugares de difícil acceso. Pequeñas máquinas con capacidad para coordinarse salvarán más vidas. Los primeros robots de salvamento comenzaron a usarse en Nueva York en el 11-S, pero son demasiado grandes y valen solo para mover escombros o comprobar la estabilidad del terreno. Con el tamaño de un insecto, los microrrobots llegarán hasta las víctimas sepultadas, harán un primer reconocimiento médico y enfocarán las tareas de rescate donde sea necesario.
4. Construcción e industria
Enjambres robóticos pueden trabajar en equipo para producir objetos grandes con mayor rapidez y eficiencia que los brazos robot que se utilizan en la actualidad en muchas plantas de producción y que solo cumplen una tarea concreta. Permitirán crear objetos de gran complejidad, muy difíciles de fabricar con técnicas convencionales o incluso con impresión 3D. Un enjambre de miles de robots podría trabajar día y noche para construir o derruir un edificio en pocos días; y en caso de avería, no sería necesario parar la producción, solo sustituir el dispositivo afectado. Millones de puestos de trabajo correrán peligro.
Imagen (Instituto Wyss de la Universidad de Harvard): Robobee es una abeja mecánica con un peso de 90 microgramos. Vuela agitando sus alas a gran velocidad y podría tener aplicaciones como la polinización de cultivos, el registro de los niveles de polución del aire o la monitorización del tráfico urbano.
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