Redacción. México depende ahora más que nunca de los productos refinados y gas natural que se importa desde Estados Unidos, que a partir de este año será gobernado por el republicano Donald Trump.
Las importaciones de gas natural desde Estados Unidos se dispararon 32% en los primeros ocho meses de este año frente al mismo periodo de 2015, y en agosto tocaron un récord al menos desde 1973 con cerca de 4,190 millones de pies cúbicos al día, según datos del Departamento de Energía de Estados Unidos.
La actual administración del presidente Enrique Peña Nieto apostó por incrementar el uso del gas natural para la generación eléctrica del país, con el fin de aprovechar los bajos precios del hidrocarburo en los estados sureños de Estados Unidos.
La sed por este combustible, del cual depende cerca del 50% de la electricidad que se genera en el país a través de las plantas de ciclo combinado, su multiplicó por 1.4 desde 2013, y se quintuplicó entre agosto de 2010 y 2016.
La apuesta por aprovechar el boom de la explotación del shale gas en Texas llevó al Gobierno actual dar continuidad al plan de expansión de la red de ductos iniciada desde la administración del presidente Felipe Calderón, lo que ha permitido que las tarifas eléctricas industriales ahora sean tan competitivas como las de sus homólogos en la frontera sur con Estados Unidos.
La producción nacional de gas natural se desplomó de 6,400 millones a 5,900 millones de pies cúbicos diarios promedio entre 2013 y lo que va de 2016, según cifras de Pemex.
También en gasolinas
La dependencia energética con Estados Unidos tuvo un vuelco histórico desde el año pasado, cuando por primera vez en los últimos 23 años México importó más barriles de productos refinadosdesde el país vecino.
Los datos para este año apuntan a una caída del 11% en las exportaciones a Estados Unidos de barriles de crudo en los primeros ocho meses del año frente al mismo periodo del año anterior; mientras que se dio un incremento del 21% en las importaciones de refinados en el mismo lapso de tiempo.
Los problemas financieros de Pemex de los últimos dos años afectaron al mercado nacional de refinación que se encuentra en mínimos de producción históricos, lo que ha impulsado las compras de combustibles desde la costa este de Estados Unidos, donde se ubica el mayor centro de refinación del mundo.
Con el sárten por el mango
El Gobierno estadounidense que encabezará Donald Trump a partir del 20 de noviembre tendrá enfrente a un México que depende de sus energéticos y sistemas de refinación más que nunca en la época moderna, por lo que deberá dialogar con una administración que tenderá al negocio más que a la política, dijo el especialista del temas del sector, Ramses Pech.
“México necesita cambiar de ser un país político a uno de negocios, porque Trump no es político sino de negocios”, señaló el analista.
Una posible renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), una de las promesas de campaña del virtual nuevo presidente estadounidense, pudiera incluir el tema petrolero, un sector que no se incluyó en el acuerdo original, y que ahora puede ponerse sobre la mesa tras el fin del monopolio estatal sobre los hidrocarburos, añadió Pech.
México produce cerca de 2.1 millones de barriles de petróleo crudo diario en la actualidad, lejos de su pico en 2004 cuando tocó los 3.38 millones de barriles; y se espera que la producción no repunte hasta 2020, según estimaciones de Pemex.
(Con información de expansion.mx)
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