Mejor con Salud.- En los últimos años los mandalas o mándalas están adquiriendo una gran importancia. Pueden ser desde bellos objetos decorativos hasta originales mecanismos con los que relajarnos a través de sus colores y formas. Son muchas las personas que los adquieren en láminas en blanco y negro para pintarlos, para envolverse en su mágico y ancestral encanto.
La palabra “mandala” procede del sánscrito y significa “círculo sagrado”, una representación del círculo de la vida para la cultura hindú y budista, que ha llegado con fuerza hasta el mundo occidental. Hablar de mandalas es hablar de misticismo y de energías, pero lo que buscamos hoy en nuestro espacio es trasmitirte una de sus más famosas utilidades. La de relajarnos, la de combatir el estrés a través del saludable ejercicio de colorearlos. ¿Quieres saber más cosas sobre ellos?
El misticismo de los mandalas
Hablemos en primer lugar de su origen y finalidad. Los mandalas son representaciones energéticas sobre la vida, donde los colores trasmiten a su vez una serie de energías y beneficios. Dentro del pueblo tibetano, por ejemplo, son muy habituales este tipo de manifestaciones artísticas. En ellos confluyen el mundo espiritual, la naturaleza, el amor y, también, la curación.
Es por ello que los mandalas, dentro de esta perspectiva más bien mística, tienen las siguientes finalidades:
Llenan el hogar de energías positivas, trayendo el equilibrio y la prosperidad.
Al trasformar la energía negativa en positiva, se cree que pueden actuar como sanadores.
Representan el equilibrio vital, la paz y la calma. Visualmente, son una manifestación artística que nos envuelve de equilibrio y sosiego.
Los mandalas y los colores
A modo de curiosidad, también puede resultar interesante conocer qué significado tienen los colores en los mandalas. ¿Quieres saber lo que trasmite cada tonalidad en el interior de estas atractivas formas? Recuerda que los mandalas se inscriben dentro de la cultura hindú o tibetana, de ahí que hablemos de energías e incluso de chakras.
- Rojo. Representa al primer chakra y nos trasmite la fuerza y el valor del amor y la pasión. También del orgullo.
- Naranja. Es el segundo chakra. Es el color de la ambición y también del optimismo, de la fuerza existente en uno mismo para conseguir propósitos y objetivos.
- Amarillo. Tercer chakra. ¿Qué nos dice el color amarillo? Nos habla de la inteligencia, del buen hacer y también de la liberación personal.
- Verde. Cuarto chakra. Desprende los valores de la esperanza y de la curación. También nos ofrece un equilibrio entre el amor y la razón.
- Azul. Es el quinto chakra. Como ya puedes intuir, el color azul es el reflejo de la calma y la paz, también de la tolerancia.
Indigo. Es el sexto chakra. Nos ayuda a comunicarnos con el yo interno para que los problemas puedan solucionarse con equilibrio y buen hacer. - Violeta. Es el séptimo chakra. Un color mágico. Trasmite imaginación y espiritualidad.
- Rosa. Octavo chakra. Un agradable color que nos envuelve de amor y de amistad, también de encanto.
Los mandalas para aliviar el estrés
Tal vez te interese saber que, en los últimos años, los mandalas están adquiriendo mucho peso a nivel educativo, en especial entre los niños más pequeños. Les ayuda a focalizar la atención, a expresar sentimientos mediante la elección de colores. Les permite poder concentrarse y mejorar además su motricidad fina.
En el caso de los adultos, los beneficios que nos pueden otorgar los mandalas también son muy interesantes. Toma nota:
- Pintar un mandala puede ser un buen ejercicio para relajarnos, para descansar la mente y los sentidos mediante sus imaginativas formas y figuras.
- Existen mandalas de gran complejidad estética, con lo cual, la elección de los colores nos obliga no solo a fijar mejor nuestra atención, sino a jugar con las sensaciones de esas tonalidades. Hay quien se inclina por la elección de unos colores oscuros, algo que, al final, dará como resultado un mandala particular que reflejará su estado de ánimo. Así pues, al terminar este ejercicio nos obligará a tomar conciencia de nuestras propias emociones a través de dichos colores. En el caso de los niños, por ejemplo, resulta muy ilustrativo.
- Como decimos, hay mandalas de mayor o menos dificultad. Pintar un mandala puede llevarte o bien media hora o incluso un par de días, tiempo en el cual, podrás estar contigo misma, con tus pensamientos, con tus sensaciones. Es un modo sencillo de “desconectar” de nuestros problemas.
- En la imagen inferior te damos un ejemplo de un mandala “vacío” listo para pintar. Puedes adquirirlos en tiendas especializadas o incluso imprimirlos desde diversas páginas de internet donde los ofrecen gratuitamente. Una opción donde no solo desarrollar tus dotes artísticas, sino también mejorar tus capacidades cognitivas y emocionales. Ideal también para tus hijos, para ayudarles a mejorar su atención y su motricidad fina. ¡Seguro que les encanta y te lo agradecen!
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