EFE. Al margen de modas o de lo que más se vende en subastas y galerías, artistas con enfermedades mentales se reivindican hoy en día como los verdaderos exponentes del arte “outsider” o marginal, empujados por las pulsiones más primitivas e impetuosas con la única justificación de la creación misma.
La exposición “Encuentros / Encounters”, que reúne las obras de los cubanos Misleidys Castillo y Jorge Alberto Hernández “El Buzo”; Ramón Losa, de España y Milton Schwartz, de EE.UU.; se inauguró hoy en la sede de la Embajada de España en La Habana, la primera muestra de este tipo que se celebra en la capital cubana.
“Yo personalmente creo que el verdadero arte outsider es el arte creado por personas con enfermedades mentales porque es imposible que, por ejemplo a Misleidys, le importe nada de lo que se está haciendo ahora, lo que está de moda o lo que se vende en las galerías de Nueva York o París”, afirmó a Efe el coordinador de la muestra, Juan Martín.
Martín trabaja para la institución Naemi, organización sin ánimo de lucro radicada en Miami que da acceso al arte a creadores enfermos mentales, “muchos de ellos muy codiciados en los circuitos comerciales del arte contemporáneo”.
Acostumbrada a vivir en un mundo cerrado por su condición de sordomuda y autista, la cubana Misleidys Castillo se aficionó desde niña a colorear sobre papel, costumbre convertida en un modo de vida ya de adulta con sus diseños que reflejan su particular visión de la masculinidad, marcada por el abandono de su padre de pequeña.
Son figuras en grandes dimensiones, masculinas y musculosas, de duros rasgos faciales, cuya elaboración es todo un ritual para ella: traza la plantilla en papel, la colorea, recorta y pega en la pared con cinta adhesiva.
“Si la pieza no se coloca en la pared siguiendo ese estricto ritual de pegar los pedazos de cinta adhesiva, ella se pone muy brava”, explicó Martín.
Conocido como “El Buzo” por su afición a rescatar objetos de la basura que convierte en relicarios, Jorge Alberto Hernández, esquizofrénico, crea interesantes montajes con fotos antiguas, de gente desconocida sobre los que pinta cicatrices, cuernos, garras o rasgos diabólicos.
Esas imágenes que transforma en esperpénticas las usa para envolver cajas, baúles o maletas, concebidas como “trampas psicológicas”, las mismas trampas que su condición de esquizofrénico planta en su mente.
Desde el otro lado del estrecho de la Florida, está presente en la muestra el estadounidense Milton Schwartz, que dominó la técnica del ‘collage’ con el material impreso de revistas, de las que extraía fotografías y palabras con las que organizaba mensajes en los que divulgaba “la palabra de Dios” y que eran su única forma de comunicación al exterior.
Para ello se valía de elementos de la cultura popular como personajes de Disney, emoticonos sonrientes, la bandera de las barras y estrellas, fotografías de personajes como Nelson Mandela; todo ello mezclado con símbolos del catolicismo.
También figura en la muestra el español Ramón Losa, con sus intrincados dibujos en blanco y negro, con motivos de inspiración precolombina, llenos de detalles en los que plasma su idea sobre la condición humana o el infierno.
Combina los dibujos con mensajes escritos, muchas veces ininteligibles, en los que se hace preguntas sobre el arte, el universo, la vida y la muerte.
Vincent Van Gogh, Max Ernst o Jean Dubuffet son imprescindibles en cualquier tratado sobre historia del arte, pero en su día fueron verdaderos artistas “outsiders”, alejados de cualquier convención estilística, exactamente lo mismo que hacen estos artistas con trastornos mentales.
De hecho, la obra de Ernst y del resto de los surrealistas en los años veinte, o la Dubuffet unas décadas después, se vio notablemente influida por la “Colección Prinzhorn”, una selección de 200 dibujos realizados por pacientes de centros psiquiátricos entre 1890 y 1920 que reunió el psiquiatra e historiador del arte alemán Hans Prinzhorn.
No solo quería estudiar la capacidad terapéutica de la ocupación creativa, sino reconocer el valor estético de esas creaciones que fueron determinantes en el desarrollo de movimientos como el “art brut” o el expresionismo abstracto.
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