Redacción. Nadie retrató mejor a México que Gabriel Figueroa Mateos, revolucionando la fotografía en el cine mexicano del siglo XX. Los trabajos que se han hecho de su obra versan en torno a la estética desde una perspectiva cualitativa; sin embargo, ahora se propone un estudio cuantitativo por medio del análisis visual, empleando metodologías computacionales y estadísticas.
Itzia Ruiz Correa analiza las pautas repetitivas de la composición fotográfica de las películas Enamorada (Emilio Fernández, 1946), El fugitivo (John Ford,1947) y Los olvidados (Luis Buñuel, 1950), examinando cada una de las secuencias para definir cuantitativamente el estilo del cinefotógrafo mexicano.
Señala que lo que se busca es examinar, con los ojos de la tecnología, a uno de los grandes genios de la cinematografía nacional para comprender cómo es que hizo un buen cine no sólo desde el crisol artístico, sino también científico.
Estudiante de la maestría en artes en la Universidad de Guanajuato, Ruiz Correa explica a la Agencia Informativa Conacyt que para analizar las pautas repetitivas asociadas a las categorías de análisis de la imagen (como línea, punto de fuga, iluminación, regla de tercios y de impares), sigue una metodología de cuatro pasos: definición de las categorías de análisis visual; segmentación de cada una de las películas en secuencias; anotación semiautomática de las categorías de análisis definidas previamente, a fin de extraer esos modelos, asociados a cada secuencia segmentada, y la extracción y caracterización estadística de ellos.
Análisis frente a la computadora
Es un trabajo arduo, pues recordemos que el cine se forma de 24 fotografías por segundo y una película puede tener más de 14 mil secuencias. Frente a la computadora, se seccionan las secuencias (cada una dura algunos segundos) y se analizan una a una las fotografías
, precisa.
Becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), indica que en el análisis de Enamorada, descubrió pautas repetitivas que permiten definir cuantitativamente el estilo de Figueroa.
Son contundentes; es decir, las líneas, el punto de fuga, la composición y la regla de tercios son una constante. Ello nos lleva a concluir, no de manera cualitativa sino cuantitativa, que cada una de las secuencias cinematográficas en sus películas estaba planeada, no dejaba nada al azar, no era sólo inspiración, era toda una técnica que él creó
, agrega.
Para Ruiz Correa, era casi obligado un estudio así, pues los realizados en ensayos y documentales se enfocan en su estilo de fotógrafo y no de cineasta.
Soy fan de la obra cinematográfica de Figueroa. Como fotógrafo fijo me encanta, pero desde niña noté que había algo muy especial en las placas de sus películas. Crecí viéndolas, prácticamente me las sé de memoria
, explica.
“Todas las secuencias del cinematógrafo, quien nació en Ciudad de México en 1907, tienen una estética perfecta al apegarse a las reglas básicas de la fotografía.
Con las nuevas tecnologías se puede calcular y medir una foto fija en pocos segundos, pero el trabajo de Figueroa es más que loable, porque el cine es fotografía en movimiento. Él empezaba una secuencia con una toma en estética perfecta, movía la cámara y durante todo el movimiento y evolución de la cinta se apegaba a las normas.
(Con información de La Jornada)
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