Redacción.- El Conservatorio Nacional de Música (CNM) de México recibió en donación la importante colección de partituras para arpa de Germaine Lorenzini (1942-2017), una de las más reconocidas solistas de ese instrumento y docentes de la especialidad en Francia, quien falleció el pasado 4 de febrero.
La entrega de tan emblemático archivo fue efectuada hace un par de semanas por su heredera y alumna, la también arpista francesa Isabelle Moretti, una de las más reconocidas intérpretes de ese instrumento hoy día en el mundo y maestra del Conservatorio Superior Nacional de Música y Danza de París.
Debido a la cercanía de la llegada del material a México, apenas este jueves 25 de mayo comenzó el proceso de desempaque del mismo, a cargo de Edmundo Ortega, jefe de acervos del CNM, y de la arpista Mercedes Gómez, catedrática de ese instrumento en dicho institución educativa.
Como primicia para La Jornada, ambos especialistas mostraron el contenido del depósito en el que llegó la colección de la artista francesa y algunas de las partituras que la integran, entre las que se encuentran ediciones antiguas y contemporáneas de obras para arpa, muchas de ellas con anotaciones e indicaciones de Germaine Lorenzini.
No hemos sacado todo porque hay que hacer primero una relación sencilla. Hay ediciones originales y también fotocopias de obras que ya conocemos pero que están en ediciones muy antiguas que se están deshaciendo, señala Mercedes Gómez.
Además del valor histórico que tienen, cuentan con las anotaciones de la maestra, algo que para un estudiante de arpa es casi como tener al maestro a su lado, porque indican qué pedales, qué digitaciones, con qué mano se tocan qué notas. Estas señalizaciones son joyas, son cosas con las que ella trabajaba con sus alumnos. Ahora, será como tenerla como ángel guardián en las escuelas.
En conjunto, el material suma alrededor de 20 kilogramos de peso, está distribuido en dos paquetes de plástico y y una vez limpiado, restaurado, ordenado, clasificado, digitalizado y estudiado por especialistas será integrado al acervo histórico del CNM, tentativamente, bajo el nombre de Fondo Lorenzini.
Precisar cuándo concluirá este proceso es complicado, de acuerdo con Edmundo Ortega, pues no se puede catalogar un fondo documental reservado de esta naturaleza de forma tan sencilla.
“Se necesitan a los musicólogos expertos del conservatorio, al expertise de la maestra Mercedes Gómez, al voluntariado y los catalogadores bibliotecarios.
Abriremos una beca o un proyecto de inventario analítico y de catalogación para subirlo al catálogo colectivo del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), señaló el bibliotecólogo.
Esto se hace por medio de un gestor documental y en línea, por eso no es tan fácil. Hay muchas cosas que preservar en el conservatorio y esto merece todo un proyecto para poderlo realizar.
Amiga personal y colaboradora en diversos proyectos de Isabelle Moretti, para Mercedes Gómez este donativo resulta invaluable desde el punto de vista histórico, documental y artístico, por la cantidad y la calidad de las partituras legadas, además de que enriquece el catálogo de obras para arpa con las que cuenta el conservatorio nacional, que hasta la fecha está muy limitado.
La maestra Lorenzini falleció apenas en febrero e Isabelle, quien fue su hija musical, decidió enviarnos este regalazo. Casi no tenemos partituras de arpa en el conservatorio y esto es algo que nos conmueve y nos deja derretidos, por tanta generosidad.
Además de las partituras que integraban la biblioteca de Germaine Lorenzini, el material donado incluye algunas ediciones de la propia Isabelle Moretti, también con anotaciones. En algunos casos, se repiten obras entre ambas arpistas, lo cual permitirá comparar las versiones que ellas hicieron de determinada pieza.
Que hasta el momento se desconozca el contenido preciso del acervo de la arpista francesa tiene que ver en mucho con que su heredera no hizo un inventario ni registro de dicho material. Sólo lo empacó y lo envío a México.
Cuenta Mercedes Gómez que, en principio, la idea de su colega era segmentar en tres partes iguales ese conjunto de obras y donar de manera respectiva una de ellas a Brasil, otra a Venezuela y la última a nuestro país.
Lo que hace Isabelle ahora con nosotros es continuar el trabajo de una persona generosa, como fue la maestra Lorenzini, a quien consideraba su segunda madre. Es una cadena de generosidad. Está muy lindo tener este ejemplo de bondad y de verdadero amor a la música y la enseñanza.
Para Edmundo Ortega, una vez desempacada totalmente y clasificada, esta colección ofrecerá varios hallazgos y sorpresas, con lo cual se enriquecerá aún más el acervo histórico del CNM.
Acervo que, por cierto, quedó inscrito el pasado 4 de abril en el catastro del Archivo General de la Nación, informó el especialista, al lado de los que integran la Fonoteca Melesio Morales y el fondo reservado de la Biblioteca Candelario Huízar, también pertenecientes a esa institución musical.
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