¿El machismo sigue vigente o el hembrismo ya lo ha rebasado?

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Published on octubre 25, 2017 with No Comments

Foto: Brenda Serrano

Foto: Brenda Serrano

Por: Brenda Serrano.

¿Qué es el machismo?

Es resaltar la potencialidad y superioridad del hombre. El ser macho desprecia o hace inferior a la mujer, todas las acciones están encaminadas a la valoración predominante del sexo masculino, las preferencias de sus derechos y la disminución de sus obligaciones. 

¿Qué es el hembrismo?

Es un concepto aun no es reconocido oficialmente por algunos diccionarios,  como el de la Real Academia Española, ya que entra en polémica constante por  su origen. El hembrismo representa la oposición del machismo, es decir que la mujer se considera superior al hombre y lo desprecia.

Atención: El hembrismo no es lo mismo que el feminismo, ya que este último intenta mantener en igualdad los derechos, actividades y el valor de los dos género. En términos del autor  Paulo Freire, en su libro “La pedadogía del oprimido” esta situación estaría enlazada a lo que él denomina “opresor- oprimido”. 

Antes del siglo XXI, la injusticia de género estaba al borde, el hombre (opresor- dominante) dictaminaba el orden, la paz, la política, la economía, la profesión y casi todas las áreas de oportunidad y  progreso para la sociedad. La mujer (oprimida- dominada) aceptaba de una forma sumisa las resoluciones del primero y en general, ellas debían convertirse en amas de casa, después de contraer matrimonio o bien, convertirse en monjas como Sor Juana Inés de la Cruz. Esta poeta pudo dedicarse a la literatura y escritura porque rechazó una vida de casada, y se refugió en las prácticas de un convento para poder leer, estudiar y escribir, ya que como esposa le hubiera sido imposible. Sin embargo, al final de sus días tampoco fue reconocida y feliz, hasta que ella murió, se concretó su éxito. 

El opresor existe porque el otro se lo permite. El machismo existe porque la mujer lo ha inculcado, adoptado y aceptado. Más tarde, la revolución feminista intentó erradicar la prepotencia masculina para que ella también pudiera votar, opinar, forjar un camino por sí sola; profesional, económico, social, político, entre otros ámbitos.

 Entonces, la mujer empezó a manifestarse; por consiguiente, a emanciparse, lo ha estado logrando, quizá no totalmente como lo establecen las expectativas. Pero ha venido a irrumpir una nueva definición que ha puesto en duda esta batalla, algunas mujeres están apadrinando el antónimo del machismo: el hembrismo.

La irrupción del hembrismo, su desenvolvimiento y la afectación para hombres y mujeres 

Freire decía que para erradicar el rol del opresor y oprimido no se debían invertir los papeles, la solución no era esa, más bien, el remedio se basaba en buscar razones y operaciones para que el opresor redujera el abuso de su postura. El opresor (hombre) se encuentra en una posición cómoda, y el oprimido (mujer) no se atreve.

En los últimos años, cierto sector femenino ha intentado despreciar y maltratar al hombre, asegurando que “todo el género masculino es igual de machista, desconsiderado y recriminador”. La mujer también ha pretendido ser la opresora. Es difícil ser ecuánime cuando se tiene conocimiento de la imparcialidad del pasado del hombre hacia la mujer, inconscientemente se quiere venganza como justicia.

Definitivamente, el machismo sigue vigente, no ha desaparecido. Se ha atenuado en algunos grupos sociales, dependiendo del estatus, pero el pensamiento machista aún se escucha. Pero, también está creciendo el hembrismo, un nuevo mandato para rebatir al hombre aprovechado. Por ejemplo, una pareja de hombre y mujer en la que cada uno se cree superior no funcionaría o existirían muchos problemas, porque  ambos considerarían tener la razón y ninguno cedería, sería una relación entre dictador y dictadora.

En cambio, una pareja de un machista y feminista sí podría desempeñarse adecuadamente, si ella a través de sus ideales y argumentos logra convencer al hombre de que se debe generar una modificación  en su comportamiento, se trataría de que eliminara las conductas déspotas por el bien de los dos. De igual forma con una hembrista y un hombre que no es machista, él procuraría que ella no fuera tan radical en su actitud para que hubiera equilibrio.

Cabe mencionar que, también pueden darse estos roles entre parejas del mismo sexo (homosexuales y lesbianas), porque una de las partes adopta el papel dominante, ya sea el lado de hombría o feminidad.

Se entrevistó a Josue Barrales Najera, un joven que comparte su visión del machismo, asimismo él no se considera como tal y trata de ser objetivo en su opinión, acerca de ese tema. “Si nacemos en una cuna machista vamos a reproducir esas conductas, esos mismos patrones” concuerda Josué, cuando se le pregunta acerca de que la misma mujer ha fomentado este concepto. En el momento en que, la mujer acepta esa condición está cosechando la inferioridad de su género, lo mismo ocurre cuando el hombre permite el maltrato de ellas.

Es por ello que no se sugiere incentivar el machismo o hembrismo, ya que a partir de la revolución feminista no había necesidad de que surgiera el segundo, pero ahora que ya existen las dos posturas hay que inducir a la disminución de los roles opresor- oprimido, pues ambos se complementan.

 

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