Muy Interesante.- Smartphones, ordenadores, consolas… ¿Cómo alteran estos gadgets nuestros sentimientos y relaciones?
El correo electrónico ha sustituido el envío de cartas físicas; los móviles han llevado la comunicación inmediata al bolsillo; y las redes sociales han construido un foro para la vida social. Gracias a estas tecnologías, podemos hablar con cualquier persona del mundo en cuestión de segundos y estar al día de las novedades de amigos y familiares. Pero ¿qué efecto tiene esa hiperconectividad social sobre nuestras emociones?
El impacto negativo de internet en este aspecto “ha sido exagerado”, señala una investigación del Departamento de Psicología de la Universidad de California en Berkeley (EE. UU.). Este trabajo intentaba desmontar los resultados del famoso efecto conocido como la paradoja de internet (1998). Según este, el uso de la Red estaba relacionado con la soledad, la depresión y el estrés.
Buenas vibraciones
En esta nueva investigación, cuarenta voluntarios debían mantener cinco conversaciones guiadas con desconocidos a través de un chat. El objetivo era analizar la evolución de cuatro variables emocionales: depresión, soledad, autoestima y sentimiento de apoyo. Las dos primeras se redujeron significativamente, y la autoestima y el sentimiento de apoyo aumentaron. El estudio reconoce que “estos resultados podrían deberse a otros factores externos”, pero lo ve como “una posibilidad remota”.
Amy Gonzales, profesora en la Escuela de Medios de la Universidad de Indiana (EE. UU.), confirma que “hablar de forma anónima, por ejemplo para abordar un problema como las adicciones resulta muy útil para la gente”. De forma paralela, en un estudio propio, la investigadora concluyó que la comunicación escrita tiene más impacto sobre la gente que la que se realiza cara a cara o por teléfono. “La comunicación escrita crea impresiones más intensas, porque no va acompañada de más información”, comenta Gonzales. De acuerdo con esta conclusión, “decir ‘te quiero’ tiene más impacto por escrito que cara a cara”.
Sus resultados en teoría funcionarían tanto para bien como para mal. Y este efecto lo confirma una investigación de la Universidad de Ámsterdam que sugiere que el efecto de las relaciones sociales digitales está directamente relacionado con el tipo de interacción. Así, las positivas aumentan la autoestima y el bienestar, y las negativas los reducen.
No obstante, Gonzales admite que el problema de medir el efecto de las relaciones sociales es que “resulta imposible separar la personalidad del comportamiento”. Pone como ejemplo a quienes se pasan el día mirando a influencers en Instagram. “¿Estas personas tienen una baja autoestima o es el uso del medio el que contribuye a eso?”, se pregunta, y responde: “Existen datos que apoyan ambas hipótesis”. Porque, al final, “hay un montón de circunstancias a tener en cuenta”, concluye.
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