Muy Interesante.- Los recientes avances en el campo de los úteros artificiales y la embriogénesis a partir de células revolucionarán el futuro de la maternidad.
Si juntamos las piezas del puzle de investigaciones que se están llevando a cabo hoy en materia de ectogénesis, embriogénesis y reproducción a partir de células madre, obtenemos una panorámica bastante aproximada de lo que podría ser la reproducción humana del futuro, y no sería muy distinta a la anticipada por Aldous Huxley en su novela Un mundo feliz (1932): la reproducción sin sexo, niños concebidos y gestados en úteros artificiales que no necesitarían nacer, sino ser liberados al mundo.
Gestar en un útero artificial, fuera del vientre materno, es algo más que una inmaculada concepción, ya que no requiere de una mujer ni para concebir, ni para gestar, ni para dar a luz. Hace unos meses, investigadores del Hospital Infantil de Filadelfia (EE. UU.) consiguieron gestar unos fetos de cordero —que son los que más se asemejan a los bebés prematuros de entre veintitrés y veinticuatro semanas— dentro de un útero artificial. La proeza fue publicada en la revista Nature. Los corderos salieron adelante, y se demostró así que se puede crecer en un entorno uterino artificial hasta cuatro semanas.
Por otro lado, en agosto de este año, un equipo diferente formado por miembros de la organización Women & Infants Research Foundation, la Universidad de Australia Occidental y la universidad japonesa de Tohoku publicó un logro muy parecido en el American Journal of Obstetrics and Gynecology.
Estos experimentos son un avance de lo que en el futuro será sin duda la tecnología de rescate enfocada a bebés prematuros nacidos antes de las veintiocho semanas. Son ellos los que corren más riesgos al no estar sus órganos bien desarrollados y presentar fallos funcionales, y lideran por ello las estadísticas de muerte en el mundo occidental.
Los úteros artificiales, como técnica de reproducción asistida
La lista de pioneros que se suman a la carrera del rescate de los nacidos antes de tiempo se alarga a lo largo y ancho del planeta, pero la ciencia avanza rápido y ya está lista para dar un paso más. Los úteros artificiales podrían utilizarse como técnica de reproducción asistida y no solo como meras herramientas para intervenir en casos de parto prematuro. El abanico de posibilidades que se abre es prometedor, pero está envuelto en una importante polémica y un debate bioético.
El primer obstáculo a salvar es de carácter legal: la investigación con embriones humanos de más de catorce días está prohibida, así que, a pesar de que los científicos han logrado desarrollar un embrión en un entorno artificial, esto es, in vitro, durante dos semanas, no han podido ir más allá, pues al cumplirse ese plazo se vieron obligados a destruirlo. Mientras tanto, la biotecnología avanza, y los científicos aseguran que ya hay úteros artificiales preparados para gestar un feto humano durante nueve meses y medio.
Si unimos los avances en el campo de la ectogénesis con los que se han producido en el ámbito de la embriogénesis a partir de células madre, ya no estamos hablando solo de prescindir del útero, sino de que, en un futuro, es muy posible que incluso vayamos hacia un tipo de concepción sin sexo —algo que las actuales técnicas de reproducción asistida permiten—, incluso sin óvulos ni espermatozoides.
En este sentido, el pasado mes de marzo unos científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) crearon por primera vez un embrión a partir de células madre, más concretamente una estructura tridimensional “que se asemeja a un embrión y crece de forma similar”, según narraba la revista Science. La investigación, liderada por la bióloga polaca Magdalena Zernicka-Goetz, se realizó con células de ratón.
Mientras la ciencia avanza a pasos agigantados investigando las posibilidades de estas revolucionarias técnicas de reproducción asistida, aquí, en España, Carlos Simón, director científico de Igenomix, compañía biotecnológica especializada en investigación genética, y ex director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), puede presumir con orgullo de haber creado espermatozoides humanos fértiles a partir de células madre de la propia piel del varón.
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