Por: Brenda Serrano.
Las campanas suenan, el verde resalta en los escaparates, en las pantallas y dispositivos; películas, series televisivas, videojuegos. Los adornos movibles reinan en las redes sociales y aplicaciones descargadas en equipos. Todo se encuentra usualmente preparado para las posadas, Navidad y Año Nuevo.
Habrá que recalcar lo que destacó al año, especialmente lo que hizo retumbar o poner en jaque a la vida. La mayoría de la gente coincide que el posicionamiento del nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, y los temblores efectuados en el mes de septiembre fueron los hechos que más afectaron a los habitantes mexicanos y su integridad.
Se siente alivio en el ambiente porque se está logrando llegar a finales del año 2017. No se canta victoria, ya que aún puede haber muchas eventualidades inesperadas, pero ya se aproxima.
Espíritu antiguo navideño
Una abuelita, cuando veía el árbol en una plaza comercial del Estado de Puebla, mencionó: “Bendito Sea Dios por haberme permitido tantos años de vida” y le decía a la persona que la acompañaba lo dichosa que se sentía por estar rodeada de sus seres queridos, y agradecía al Señor que sus familiares estuvieran vivos, a pesar de las desgracias del año. Las festividades cercanas le causan enorme alegría.
Espíritu juvenil navideño
Por otro lado, en terrenos juveniles, escuchando una conversación entre amigos, se visualizaba que eran veinteañeros, compartían su sentir para las celebraciones decembrinas. Uno de ellos expresaba poco entusiasmo por el círculo familiar, no había motivación, o al menos él lo consideraba así, pues cada año es lo mismo de siempre. Prefería hacer posadas con sus amigos.
Fusión y cambios en el espíritu navideño
Detectando en diálogos ajenos se determinan algunas visiones entre personas de la tercera edad y jóvenes. Los milenarios ya no poseen esa chispa que anteriormente resplandecía por parte de todos los miembros del núcleo de la sociedad.
La interrogante es: ¿Realmente ha disminuido la pasión festiva o bien, se ha rebajado, ridiculizado y sobrevalorado esta temporada, que ha provocado la pérdida de interés en los nativos digitales?
Han influidos los dos factores; hay tanta información, actividades, distracciones electrónicas, ocupaciones, movimiento urbano y problemas que el punto central de estas fechas se ha modificado.
El comercio y la tradición siguen vigente, no desaparece, sigue fluyendo. Pero se percibe que en ocasiones se efectúa con inercia. De una manera robótica, se sabe que diciembre se debe celebrar, pero algunos no tienen la convicción, solamente lo hacen por automatismo o porque el medio los empuja. Oficialmente, los católicos y otros creyentes son los que se encuentran en las primeras filas para rendir honores a Jesús.
No obstante, hay religiones (Testigos de Jehová) que son más radicales y sus dogmas le indican la ausencia de festejos: cumpleaños, Navidad, ni otro momento que amerite una reunión o celebridad. O están aquellos que les gusta el festín, y cualquier pretexto es bueno para llevarlo a cabo.
Lealtad, sinceridad o hipocresía en mesas decembrinas
Es muy común que en las cenas de nochebuena y Año Nuevo, uno de los parientes, directores, amigos dedique palabras a los suyos e invitados para mandar los mejores deseos. Se recapitulan los acontecimientos de las cuatro estaciones para refrescar la memoria, y se promete que en el año venidero se reparará lo erróneo y desventurado.
Finalmente, se dan la mano, besan, abrazan y brindan, unos con lágrimas en los ojos, otros con una sonrisa radiante. Sin embargo, algunos de ellos, en su interior padecen una inquietud inconsciente, pues temen o saben que las situaciones, problemáticas, actitudes continuarán de la misma forma y hay pocas posibilidades de que los compromisos y promesas emitidas se cumplan, pero en el fondo de su ser albergan una esperanza de que esta vez sí se ejecutarán.
Así que, tal vez, no se necesite una religión para conmemorar dichas fechas, sino por el simple hecho de acompañar al otro, reunirse o juntarse con el que sí profesa una creencia, pero manteniendo la doctrina y fe propia del pensamiento, ideología o interés. Lo importante es que haya franqueza en los discursos anuales, y no se designe como una praxis típica.
Tampoco es conveniente adoptar una postura pragmática, en la que no se quiere celebrar o adoptar comportamientos generales o consumistas, porque no se considera parte de la “masa”, ya que también es una idea influenciada y próximamente podría convertirse en moda.
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