Mejor con Salud.- La persona que ejerce el abuso o maltrato se cree superior y busca someter al otro para conseguir su propósito, sin importarle lo que pueda costarle
El abuso o maltrato son términos que solemos utilizar, a veces, como sinónimos. Sin embargo, son dos palabras que es necesario diferenciar.
El maltrato es todo aquel acto dirigido hacia otra persona y que tenga que ver con algún tipo de violencia, ya sea esta física o psicológica.
Sin embargo, el abuso es no respetar los límites de una persona manipulándola y ejerciendo un poder sobre ella con el objetivo de utilizar esto para conseguir un objetivo en concreto.
No sé si estoy sufriendo abuso o maltrato por parte de mi pareja
En las relaciones de pareja, en ocasiones, se dan situaciones de abuso o maltrato que es necesario que sepamos diferenciar para actuar en consecuencia.
Si hay maltrato físico está claro lo que estamos sufriendo, pero ¿cómo identificamos el maltrato psicológico? Para ello tenemos que atender a las agresiones verbales, humillaciones y palabras denigrantes.
En cambio, si hay abuso tenemos que tener los ojos bien abiertos ante posibles manipulaciones. Por ejemplo, si la pareja nos es infiel puede utilizar el “me muero” o “me voy a suicidar” para manipularnos y que volvamos con ella.
En el abuso se traspasa un límite. En el caso del ejemplo que hemos señalado, es el límite del respeto. No aceptamos lo que la otra persona decide. No respetamos su decisión. Por lo tanto, intentamos que la cambie.
Tanto en el abuso como en el maltrato hay una relación de poder. La persona que ejerce el abuso o maltrato se cree superior o hace alarde de su fuerza o capacidad para engañar a la otra persona para conseguir lo que quiere.
El maltrato pretende hacer daño, el abuso pretende usar
Una de las grandes diferencias que hay entre el abuso o maltrato es que en el primero se pretende utilizar a la otra persona para conseguir un objetivo.
Puede que busquemos que se someta a nosotros para así sentirnos poderosos o convencerla para que haga algo que no quiere dentro de la relación.
En cambio, el maltrato ya va por otros derroteros. En este caso se utiliza la fuerza física o el maltrato psicológico para dañar a la otra persona.
Quien dice dañar, puede decir también hundir. Ya que el maltrato no busca nada más que la destrucción del otro ser humano a quien muchas veces se le cree amar.
Esta situación es muy curiosa, porque muchas personas dicen amar cuando maltratan, cuando en realidad a alguien que quieres jamás le harías daño de esa manera consciente y tan destructiva.
También es importante puntualizar que el maltrato suele convertirse en “el pan de cada día”, mientras que el abuso sucede en momentos puntuales.
No siempre la otra persona necesitará algo de nosotros, sin embargo, quien maltrata sí necesita insultar, pegar y someter a la otra persona. Se alimenta del daño y del sufrimiento del otro.
Si hay abuso o maltrato, no es amor
En ocasiones, en las relaciones de pareja e incluso de amistad permitimos este tipo de agresiones hacia nosotros mismos creyendo que son momentáneas, que se han hecho sin querer o que no volverán a pasar.
Nos autoengañamos pensando esto para no abrir los ojos y descubrir que estamos con alguien que no nos quiere, no nos respeta, nos utiliza, nos hace daño indiscriminadamente y nos trata como si fuéramos una bolsa de basura.
Nos quejamos porque “amamos” a esa persona, sin darnos cuenta de que no podemos amar a alguien que nos trata tan mal.
¿Cómo querer a quien te ha mandado para el hospital? ¿Cómo amar y confiar en esa persona que te utiliza solo cuando le conviene?
El amor es una venda que nos ponemos en los ojos para no ponerle fin a una relación que está destinada al fracaso. Una venda consciente y voluntaria.
Ahí no hay cariño, hay abuso o maltrato. Dos términos que hacen referencia a situaciones distintas, pero que coinciden en una cosa: no hay amor.
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