La influencia del capitalismo y consumismo en la percepción de la apariencia física

Por: Brenda Serrano.

Ana, una chica de 22 años pretende ser delgada, pero no es su prioridad,  así como algunas jovencitas ansían poseer una figura perfecta. No aspira a ser anoréxica o bulímica, pero sí mantener una forma y equilibrio de su peso, extremidades y cuerpo.

Las estrellas televisivas o del cine, inculcan un prototipo en los telespectadores, o en la audiencia, en su mayor parte de forma inconsciente. Los jóvenes se interesan en adquirir modas de ciertos actores, pueden ser cortes de cabello, vestimenta o accesorios para lucir. También imitan actitudes o se sienten identificados con ellos, de acuerdo a los personajes que presentan en las historias de las películas o con la propia personalidad del actor hollywoodiense o europeo, quien se da a conocer en revistas, en entrevistas expuestas en programas de televisión, noticias, internet; YouTube o redes sociales.

Hay una gran demanda comercial en torno a contenidos norteamericanos y algunos sectores europeos; por consecuencia, el público aclama lo que ve, y se deja sorprender fácilmente por todo lo que aparece en la pantalla.

No se declara que todo lo mostrado sea negativo, incluso puede otorgar un resultado contrario, pero se resalta la importancia de la influencia audiovisual en las personas propensas a adoptar comportamientos y estilos populares, famosos y muy reconocidos. Algunos diseños, modelos o personalidades pueden ser muy sensacionales; sin embargo, si el mismo patrón se repite en varios individuos pierde la autenticidad.

El ojo crítico

La entrevistada indica que no es su objetivo principal bajar de peso, pero sí uno de sus propósitos a largo plazo. Ella recalca la salud ante todo; la belleza es relevante; no obstante, la razón primordial para adelgazar debe ser el bienestar salubre, ya que puede originar muchas enfermedades. Su papá tiene diabetes; ella quiere evitar dicha pauta para sí misma y sus familiares.

El contexto y los medios de comunicación incitan a ambicionar cierta imagen, y exhiben las ventajas de salubridad y estética si se sigue esta conducta, pero se realza más la postura del cuerpo bello y perfecto para atraer miradas, permanecer fresco e inclusive ser más feliz.

Es placentero cuidar de la propia persona, sino es por provocación de los demás o de lo que gira en el entorno, la motivación debe ser por uno mismo. La incentivación puede ser generada por el anhelo de tener una figura parecida a un modelo o un ideal del peso y el esteticismo; posteriormente, convertirse en una convicción personal.

Se establece una contradicción entre la inducción de los medios de comunicación y la salud. Hay lugares que ofertan el consumo de pastillas o sustancias para reducir la grasa, el peso y mejorar la complexión; a largo plazo es nocivo a la sanidad y vitalidad, ya que puede producir efectos secundarios en el organismo, más tarde una enfermedad, por último deformidades en el interior del cuerpo. No es una regla general, pero se debe tener la repercusión presente.

Por un lado promocionan el bienestar salubre, por otro lado el deseo de vender, probar y lanzar nuevos productos al público acrecienta. Se transforma en una situación consumista el adelgazamiento, o la intención de obtener el peso ideal. De hecho, para los interesados se transfigura en una obsesión.

Así que se implementa la reducción de masa corporal u obesidad, a través de actividades físicas o deportivas, llevando a cabo una alimentación balanceada.  No es recomendable consumir solamente ensaladas o agua, pues son necesarios todos los componentes de la pirámide alimenticia para sustentarse sano, bello y satisfecho.