A Horacio Franco le pidieron estudiar una carrera decente y no la flauta

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Noticias Destacadas, Sociales

Published on abril 04, 2018 with No Comments

Ntx. A los 11 años, Horacio Franco le expresó a su madre el anhelo por aprender a tocar la flauta, pero enojada le respondió que nadie vivía de la música, que primero debía estudiar una carrera “decente” y no algo para hippies.

Con 40 años de trayectoria artística, hoy es el flautista mexicano de mayor reconocimiento a nivel mundial, creador de un estilo único, ganador de infinidad de premios, aclamado por la crítica y solicitado por compositores nacionales y extranjeros.

“Mi gusto por la música inició en la secundaria y fue por pura casualidad. Me di cuenta de que tenía facilidad para sacar todas las piezas que solicitaba el profesor de música y nunca había probado con algún instrumento”, platicó Horacio Franco en entrevista con Notimex. A los pocos días de su primer encuentro con la flauta, su maestro llevó a clase a la hija de un violinista de la entonces Orquesta Sinfónica Nacional.

“Ella comenzó a tocar la Sonata para piano No. 16 o Sonata facile de Mozart. En ese momento sentí que me robaba el corazón y dije: ‘Yo quiero hacer esto, no quiero que pase un día más sin música clásica en mi vida’”. Sin embargo, el camino de Franco se vislumbraba sinuoso debido a que sus padres no le autorizaban estudiar música, pero insistente en su objetivo, al cursar el tercer año de secundaria se inscribió de manera paralela en el Conservatorio Nacional de Música, aunque le deprimió descubrir que la institución carecía de un experto que impartiera la clase de flauta de pico.

“Era un instrumento que se introdujo en México, pero a nivel escolar debido a un modelo que Adolf Hitler impuso en la Alemania nazi de los años 30. Todo el mundo lo odiaba porque se implementó muy mal, muy al aventón. Mientras que mis compañeros tomaban la flauta a pura guasa, para mí era el instrumento que tenía a la mano, ya que mis padres no podían comprarme un piano”.

En aquella época, su familia no contaba con los recursos económicos suficientes para solventar sus estudios de música; incuso, su madre en tono molesto le decía: “Estás loco, si apenas hay para comer ya parece que voy a comprarte un piano.

Y olvídate de que la música es una carrera, de eso no se vive, eso es para hippies, para los buenos para nada. Primero me estudias una carrera decente y luego eso’”, compartió Franco. Aunque el afamado músico no era partidario de contradecir a su madre, hoy le diría que se equivocó en sus conjeturas porque gracias a su virtuosismo, ha logrado presentarse en los escenarios más importantes de Estados Unidos, América Latina, Europa y Asia.

El primer paso lo dio luego de padecer la burla y el despotismo de uno de sus profesores de música (Icilio Bredo), quien le decía que a los 13 años ya era adulto para aprender a tocar el violín, instrumento que estudiaba en el Conservatorio Nacional de Música, a falta de un experto en flauta de pico que le enseñara.

“Me dijo: ‘¡Cómo crees, aquí están los mejores violinistas del Conservatorio y tú apenas vas comenzando!’. Pero le respondí que deseaba hacerlo con la flauta, no con el violín. Entonces le toqué el Concierto en La menor para flauta de pico de Antonio Vivaldi y me aceptó en un recital en el Palacio de Bellas Artes, hace 40 años”. Precisamente será en este emblemático lugar de la Ciudad de México donde el 14 de abril próximo Horacio Franco celebrará sus cuatro décadas de trayectoria, mediante un espectáculo en el que estará acompañado por el grupo Capella Barroca de México y, por supuesto, volverá a tocar los conciertos de Vivaldi.

“Aunque tocar a Vivaldi es como estar al borde del precipicio, debido a lo difícil que es, yo no sería quien soy si él no hubiera existido, así que será una manera de darle gracias a la vida porque tengo esta música, porque tengo la capacidad de hacerla y que la gente pueda escucharla”. A la flauta de pico jamás se le considera dentro de una Orquesta Sinfónica, dijo.

No es un instrumento típico o común como la guitarra o el piano que tienen un repertorio amplio, por lo que ha sido un camino complicado de labrar para lograr imponer su estilo. “Salir adelante con la flauta es verdaderamente muy difícil. Debes tener muchas agallas, mucho talento, mucha pasión por la vida, trabajar todo el tiempo y reinventarte cada día.

“Cuando le he dicho a los ‘mánagers’ internacionales que toco la flauta de pico, me responden: ‘Ay, eso también lo toca mi hija en la escuela’. Es ignorancia o mala leche, pero lo cierto es que se le ha visto como al patito feo de la música. “Aunque es el instrumento más fácil de soplar, es el más arduo de controlar, porque no tienes de dónde agarrarte. Su control es muy especial, casi neurótico. Debes tener una muy buena técnica para lograr una buena afinación con el aire y con los dedos”, resaltó.

Gracias a los profesionales que como Horacio Franco la ejecutan, la imagen de la flauta de pico ha ido cambiando con el tiempo. No son más de 12 los conciertos barrocos que hay para flauta, pero comentó: “Con eso tienes que vivir y procurar reinvindicar todo el tiempo al instrumento, adaptarlo”. Hacer crossover con cantantes como Natalia Lafourcade, Susana Zabaleta, Ely Guerra, Susana Harp o Regina Orozco también le permite continuar su lucha por ampliar el repertorio de la flauta y que la atención del público se fije en ella.

A sus 54 años, Horacio Franco se mantiene en óptimas condiciones de salud, no sólo en la parte física, también en la emocional y espiritual, pues sabe que si existe un equilibrio entre estos factores, transmitirá y conectará mejor con quienes lo escuchen tocar.

“Siempre he considerado que los músicos y cantantes debemos ser atletas de alto rendimiento porque empleamos un instrumento que nos requiere demasiado. En mi caso, me aplico mucho más en el deporte y la buena alimentación debido a que tengo una herencia genética bastante desafortunada en enfermedades”.

En su familia, mencionó, ha habido la presencia de cáncer, hipertensión, demencia senil, diabetes, artritis, Alzheimer y otras enfermedades del corazón. “Como no quiero heredar nada de eso, nunca me he metido drogas y no bebo alcohol, mi único vicio es el café.

Además, a partir de los 20 años me entró la chispa de hacer ejercicio y comencé a cuidarme más para contrarrestar los efectos de la vejez, para prevenir el Alzheimer y la diabetes. “Soy sumamente disciplinado con la comida. Casi no voy a restaurantes y prefiero hacerme un salmón a diario. Quizá es muy caro, pero lo consumo porque me proporciona omega 3 y gracias a eso, tengo la piel sana. “No consumo azúcar ni por error, como tampoco lácteos ni trigos; de vez en cuando algo de fruta.

Como carbohidratos simples y todos los días tomo un jugo como de 20 verduras, así como suplementos naturales. Es una dieta bastante cetogénica y cada vez me siento mucho mejor. Lo hago por convicción porque tengo la confianza de que me dará una vejez más exitosa”, resaltó.

Aunado a esto, el flautista acude al gimnasio y se transporta en bicicleta. “Quizá tengo la mente de un hombre de 70 años, pero el cuerpo de un veinteañero, lo cual no me importa y así pienso seguir porque soy todo lo que tengo”. Horacio Franco ha llevado su arte a los sitios más recónditos del mundo. Durante muchos años estudio y vivió en Holanda.

De manera autodidacta aprendió música barroca y fundó la carrera de Flauta de Pico en el Conservatorio Nacional de Música. Asimismo, en su papel de director de orquesta, creó la primera orquesta de música barroca de México que inicialmente se llamada Capella Cervantina y ahora es Capella Barroca de México. “Cuando toco lo hago por igual a todos los públicos, porque el mismo valor tiene la reina madre de Inglaterra que los niños más humildes de Iztapalapa. Todo eso lo aprendí en Holanda.

La condición de las razas, de las preferencias sexuales o de lo que sea, no tiene nada que ver, son fantasmas con los que nos encontramos”. Si tuviera que corregir un punto de sus 40 años de trayectoria artística, Horacio Franco confesó que quizá eliminaría su incursión en la política.

“Admito que me metieron, no me metí. Me preguntaron que si quería ser externo del PRD para ayudar a modificar la Constitución en cuestión de cultura y caí cándidamente. Al haber dicho que sí, resulta que iba a ser constituyente y no consejero externo, y yo no lo sabía.

“Me dejé bailar y chamaquear por las palabras más precisas. Hasta ahora ha sido el peor error que he cometido, la experiencia más desagradable porque jamás hicieron una comisión de cultura. Cuando trataron de comprarme, les dije que no me vendo y renuncié”, recordó el ganador de la Medalla Mozart Austria-México. Entre sus planes próximos están la grabación de un nuevo disco con música de autores que admira como Armando Luna o Aída Paredes.

Y aunque se lo han propuesto, aseguró que nunca compondría una obra musical, pues considera que requiere de otro tipo de preparación y sensibilidad. A los jóvenes que están interesados en tocar la flauta de pico, Franco les aconseja no confiarse de lo que hay en YouTube.

Señaló que no es tan fácil como parece, aunque admitió ser fan de personas como Chumel Torres. “Sin embargo, creo que se debe trabajar mucho para cualquier carrera que desees estudiar o proyecto que te interese emprender. Tengo muchas cosas que hacer antes de morir. La flauta es parte de mi vida, me permite ser libre y feliz, sé que me dedicaré a tocarla por el resto de mi vida”, concluyó.

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