Muy Interesante.- Un nuevo estudio sostiene que masticar chicle anima a los varones a caminar más rápido, lo que podría ayudarles a combatir el sobrepeso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren, al menos, 2,8 millones de personas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. La institución internacional es bastante clara al respecto: “este mal ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel global”. Los datos que manejan los responsables de la OMS dan una idea de su alcance. Desde 1975, la prevalencia de la obesidad prácticamente se ha triplicado, y, en la actualidad, 340 millones de niños y adolescentes y más de 1.900 millones de adultos tienen sobrepeso.
Para combatir esta condición, la OMS recomienda limitar la ingesta de grasas y azúcares, consumir más frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos y mantener una cierta actividad física, entre dos y tres horas a la semana. Pues bien, un nuevo estudio impulsado por un equipo de investigadores japoneses plantea que el hecho de masticar chicle mientras caminamos podría favorecer asimismo la pérdida de peso, sobre todo en los varones.
En un ensayo publicado en la revista Journal of Phsysical Therapy Science, estos expertos en Ciencias del Deporte aseguran que los individuos de más de 40 años que consumen goma de mascar cuando van andando cubren más distancia, se desplazan más rápidamente y consumen más energía que aquellos que no lo hacen. Para determinarlo, estudiaron las constantes de 46 voluntarios, de entre 21 y 69 años, a quienes pidieron que caminaran al ritmo que solían seguir habitualmente durante 15 minutos. A unos se les indicó que, además, masticaran un chicle –el aporte energético del mismo se calculó en unas 3 kilocalorías–. Otros, sin embargo, ingirieron un compuesto que contenía los mismos ingredientes –excepto la base de goma–.
En los hombres se nota más
De ese modo, observaron que el ritmo cardíaco era significativamente más alto en todos los participantes que habían masticado chicle durante la prueba. No obstante, en los hombres mayores de 40, el gasto energético era también mayor. Estos, además, daban más pasos y llegaban más lejos que las personas que no lo habían hecho.
Según los científicos, que presentaron sus resultados en el pasado Congreso Europeo de Obesidad, celebrado en Viena, las diferencias se daban tanto en mujeres como en varones, pero en estos últimos era mucho más notable. “Puede ser un modo eficaz de lidiar con el sobrepeso, especialmente en países en los que andar es un hábito extendido, como ocurre en Japón”, indican los investigadores en un comunicado. Aunque no han tratado de dilucidar cuál es el vínculo que podría explicar este fenómeno, sospechan que podría estar relacionado con una especie de sincronización cardiolocomotora , en la que el ritmo cardiaco se acompasa a un movimiento efectuado de forma repetitiva.
En todo caso, no es la primera vez que se relaciona el consumo de chicle con una posible pérdida de kilos. Ya a finales de 1999, unos especialistas en endocrinología, nutrición y metabolismo de la Clínica Mayo, en Rochester (Minnesota), plantearon en la revista The New England of Journal Medicine que hacerlo acarreaba un gasto calórico adicional, de entre 8 y 14 kilocalorías por hora, esto es, entre un 15 y un 23% más que si no se masca.
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