El arte de saber vivir.- El cáncer es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. En este momento, el cáncer es responsable de una de cada ocho muertes en todo el planeta, los países más ricos son precisamente en los que más se presenta esta enfermedad. Se calcula que para el año 2030, la carga global de cáncer será de 21,7 millones de nuevos casos, con 13 millones de muertes como resultado de sus complicaciones. El costo económico total del cáncer en todo el mundo en 2030 se estima en $ 458 mil millones de dólares. Así que el panorama al respecto no es nada alentador. Como una enfermedad con un alcance verdaderamente global, el cáncer ha afectado a la mayoría de las personas de manera personal. Por esta razón, la investigación de sus causas y tratamiento es un centro de atención por parte de la comunidad científica. En este momento existe un sentimiento colectivo de entusiasmo y esperanza dentro de la comunidad de investigación del cáncer que no se ha visto en muchos años. Los pacientes con cáncer muestran respuestas prometedoras y, en ocasiones, dramáticas a los nuevos tratamientos, sobre todo a la inmunoterapia. Muchos tipos de cáncer son genéticamente mucho más complejos de lo que se creía. Además, los genomas de las células cancerosas evolucionan rápidamente en respuesta a las presiones ambientales, una característica que permite a las células desarrollar resistencia a los medicamentos. Es importante destacar que esta nueva apreciación de la complejidad del cáncer está reorientando la atención hacia la prevención y la detección temprana del cáncer, áreas de investigación que ahora tienen una gran relevancia. Es por esto que debemos estar al tanto de una promoción de salud activa. La información pertinente y unas pautas a seguir, basadas siempre en la evidencia y el estudio serio de la enfermedad, pueden sernos de mucha utilidad para disminuir el impacto del cáncer en nuestra población.
Es claro que la mayor esperanza de vida que tenemos y la longevidad harán que se presenten más diagnósticos de cáncer de distinto tipo en un futuro cercano, pero gracias a un diagnóstico y tratamiento oportuno, muchas personas sobrevivirán. Esto se debe en gran parte a los esfuerzos que se vienen haciendo en promoción de hábitos saludables y detección del cáncer en etapas iniciales, utilizando diferentes herramientas educativas que cada vez son más populares y accesibles a las diversas poblaciones. Vemos pues, como el enfoque actual en la guerra contra el cáncer está dirigido a la promoción de hábitos saludables y conductas para la prevención del cáncer. Entidades como el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer y el Instituto Estadounidense para la Investigación del Cáncer (AICR), nos presentan sus recomendaciones actualizadas de un estilo de vida apropiado para prevenir las enfermedades oncológicas y considero que merece la pena compartir esta información con todos ustedes.
¿Qué tenemos a nuestro alcance?
Ahora contamos con un nuevo informe que ha revisado todos los datos de los últimos 30 años sobre dieta, peso, actividad física y cáncer, confirmando lo que se venía sospechando. Efectivamente, existe un vínculo importante entre las diferentes formas de cáncer y el estilo de vida. Dicho trabajo nos proporciona recomendaciones actualizadas y basadas en la evidencia sobre cómo reducir el riesgo de padecer cáncer. El estudio escudriña minuciosamente en la literatura y consigue extractar 10 recomendaciones muy valiosas para la prevención del cáncer. Según afirmaciones del Dr. Nigel Brockton, PhD, director de investigación en el American Institute Cancer Research (AICR) cada una de esas recomendaciones se fundamenta en el estudio de factores para los cuales hay una fuerte evidencia de aumento o disminución de riesgo a padecer cáncer, y hacen parte de un plan de “vida saludable” que llevará a una reducción del riesgo a padecer una enfermedad oncológica. Este nuevo informe es el tercero de una serie. El informe se encarga de revisar los datos de 51 millones de personas, incluyendo 3,5 millones de casos de cáncer en 17 lugares de atención de dicha enfermedad. Lo interesante es que este informe está de acuerdo con los resultados de una reciente investigación publicada en la revista Lancet (Diabetes y Endocrinología) la cual concluye que el sobrepeso y la obesidad es la causa de al menos 12 tipos de cáncer en el ser humano: hígado, ovario, próstata (avanzado), estómago (cardias), orofaringe, colorrectal, mama (posmenopausia), vesícula biliar, riñón, adenocarcinoma de esófago, páncreas y endometrio.El Dr. Brockton enfatizó que el resultado del informe actual es más sólido que nunca. El nuevo informe se basa en datos de mucha mayor calidad, principalmente de estudios de seguimiento (prospectivos) de cohortes y ensayos controlados aleatorios, con el nivel más alto de evidencia. Esto último quiere decir que es bastante fiable y todos deberíamos estar adecuadamente informados y poner en práctica las 10 medidas preventivas para el cáncer que se presentan a continuación:
Las 10 recomendaciones
Se trata de medidas prácticas y alcanzables que todos pueden tomar para reducir el riesgo de cáncer, y aunque cualquier pequeño paso que las personas puedan tomar ayudará, las recomendaciones pretenden ser un paquete de estilo de vida general. Se hace hincapié en que hay buena evidencia de que mientras más las sigan las personas, menor será el riesgo de desarrollar cáncer.
Primera recomendación
Mantengamos un peso corporal saludable, dada la evidencia particularmente sólida de que una mayor cantidad de grasa corporal está ligada a la aparición de muchos cánceres. Es importante mantenernos en un rango de peso saludable. Además, es fundamental mantener los valores normales de nuestro perímetro abdominal y evitar a toda costa la llamada obesidad central. Les recuerdo que para las mujeres el perímetro abdominal normal es 88 centímetros y en el hombre, 102 centímetros.
Segunda recomendación
Mantengámonos físicamente activos como parte muy importante de nuestra vida cotidiana: caminemos más y sentémonos menos. La actividad física protege contra el cáncer de colon, mama y endometrio. También hay una fuerte evidencia de que la actividad física ayuda a prevenir el exceso de peso y la obesidad. Por lo tanto, la actividad física también puede contribuir indirectamente a un riesgo reducido de cánceres relacionados con la obesidad.
Hay evidencia convincente de que el tiempo de pantalla (como pasar mucho tiempo sentados frente a la televisión, pantallas de los computadores y el uso desmedido de otros dispositivos electrónicos), que es un marcador de la vida sedentaria, es una causa de aumento de peso, sobrepeso y obesidad en niños y adultos. Y, como lo dije antes, una mayor gordura corporal es causante de muchos cánceres. El sedentarismo más el consumo de calorías exageradas, (sin darnos cuenta), mientras vemos la televisión o hacemos un atracón con nuestras series favoritas puede hacer desastres con nuestro cuerpo. Las personas cuyo trabajo es sedentario deben tener especial cuidado para desarrollar alguna actividad física en sus vidas cotidianas. La OMS aconseja a los adultos mantenerse activos a diario y participar en al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada semanal, o al menos 75 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa durante toda la semana, o una combinación equivalente de moderada y actividad de intensidad vigorosa. Lo anterior sirve para proteger nuestro sistema cardiovascular. Para tener un impacto significativo en el control del peso, se requieren niveles más altos (de 45 a 60 minutos de actividad física de intensidad moderada por día, al menos 5 días de la semana). Los niños y jóvenes de 5 a 17 años necesitan acumular diariamente al menos 60 minutos de actividad física de intensidad moderada a vigorosa. Ejemplos de actividades de intensidad moderada incluyen caminar rápido, andar en bicicleta, tareas domésticas, jardinería y ciertas ocupaciones (trabajo físicamente activo), así como actividades recreativas (por ejemplo, natación, boxeo, artes marciales y baile). Ejemplos de actividades de intensidad vigorosa incluyen correr, natación rápida, ciclismo rápido, aeróbicos, entrenamientos con intervalos de alta intensidad y algunos deportes de equipo.
Tercera recomendación
Se ha evidenciado que el consumo de cereales integrales y los alimentos que contienen fibra dietética protege contra el cáncer colorrectal y contra el aumento de peso, el sobrepeso y la obesidad. También se ha demostrado que el consumo de vegetales, frutas sin almidón, y algunos de sus componentes, reduce el riesgo de una variedad de cánceres y protege contra el aumento de peso, el sobrepeso y la obesidad. Aunque la evidencia de vínculos entre cánceres individuales y el consumo de vegetales, frutas sin almidón o sus componentes es limitada, el patrón de asociación y la dirección del efecto son consistentes, y en general la evidencia es más persuasiva de un efecto protector. Se ha señalado que el mayor riesgo es para las personas que consumen poca o ninguna cantidad de vegetales o frutas sin almidón, con una tendencia menos clara a aumentar los beneficios con un mayor consumo. Además, los patrones dietéticos que están vinculados a un menor riesgo de cáncer presentan de forma constante un alto consumo de estos alimentos. Así que, para resumir, los expertos recomiendan consumir una dieta variada y rica en granos integrales, vegetales, frutas, semillas, legumbres (frijol, garbanzo, lenteja).
Cuarta recomendación
Limitar al máximo el consumo de comidas rápidas y otros alimentos procesados ricos en grasas saturadas o hidrogenadas (que sea un consumo muy ocasional y en pequeñas porciones). Las dietas que contienen mayores cantidades de “comida rápida” y otros productos comestibles procesados ricos en grasas, almidones, granos refinados, o azúcares son causa de aumento de peso, sobrepeso y obesidad. Además, la elevada carga glucémica probablemente causa cáncer endometrial independientemente de su efecto sobre el peso corporal. Se recomienda encarecidamente limitar al máximo el consumo de almidones (patata, yuca, ñame, boniato, arroz blanco, harinas refinadas, etc.) o azúcares (jarabe de maíz, miel de abejas, panela, azúcar de mesa, miel de agave, mermelada, dulces, etc.). Preferir los cereales integrales en cantidades apropiadas según el grado de actividad diaria. Dentro del grupo de comida rápida o comida chatarra podemos incluir: muchos platos pre-preparados, bocadillos, comidas de panadería, postres, papas fritas, pizza, pollo frito o apanado, confitería (dulces de todo tipo).
Quinta recomendación
Limitar el consumo de carnes rojas (2 veces por semana) y evitar en lo posible el consumo de embutidos y carnes procesadas: (jamón, salchichas, mortadela, etc.). Existe una fuerte evidencia de que el consumo frecuente de carne roja y el consumo de carnes procesadas son ambas causas de cáncer colorrectal. No consumas más que cantidades moderadas de carne roja. Si comes carne roja, limita su consumo a no más de tres porciones por semana. Tres porciones equivalen a alrededor de 350 a 500 gramos (alrededor de 12 a 18 onzas) de carne cocida. Preferiblemente no consumas, o consume -si llegaras a hacerlo- muy poca cantidad carne procesada, y en ocasiones muy puntuales. Si la puedes evitar, muchísimo mejor. Tu aparato digestivo te lo agradecerá.
Sexta recomendación
El consumo regular de bebidas azucaradas es una causa de aumento de peso, sobrepeso y obesidad, ya que aumenta el riesgo de ingesta excesiva de energía en relación con el gasto. Una mayor gordura corporal es la causa de muchos cánceres. Es muy importante limitar al máximo el consumo de bebidas endulzadas con azúcar y consumir agua y bebidas sin azúcar. Las bebidas endulzadas con azúcar se definen aquí como líquidos endulzados mediante la adición de azúcares libres, como sacarosa, jarabe de maíz con alto contenido de fructosa y azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los zumos de frutas y el concentrado de jugo de fruta. Esto incluye, entre otros, gaseosas, bebidas deportivas, bebidas energéticas, aguas endulzadas, leches endulzadas, agua de cebada y bebidas a base de café y té con azúcares o jarabes añadidos.
Séptima recomendación
Limita el consumo de alcohol. Para la prevención del cáncer, lo mejor es no beber alcohol. Beber alcohol es la causa de muchos cánceres. El consumo de bebidas alcohólicas es causa de cánceres de la boca, faringe y laringe, esófago (carcinoma de células escamosas), hígado, colon y mama (postmenopausia). El consumo de bebidas alcohólicas también es probablemente una causa de cáncer de estómago y cáncer de mama premenopáusico. La evidencia disponible en actualidad sobre el cáncer justifica la recomendación de no beber bebidas alcohólicas.
Octava recomendación
No usemos suplementos vitamínicos para la prevención del cáncer. Existen pruebas sólidas de ensayos controlados aleatorios de que las altas dosis de suplementos de betacaroteno pueden aumentar el riesgo de cáncer de pulmón en algunas personas. No hay pruebas sólidas de que los suplementos dietéticos, aparte del calcio para el cáncer colorrectal, puedan reducir el riesgo de cáncer. Una persona sana debe satisfacer las necesidades nutricionales solo a través de la dieta. Los suplementos dietéticos en dosis elevadas no se recomiendan para la prevención del cáncer. Recordemos que un suplemento dietético es un producto propuesto para la ingestión que contiene un “ingrediente dietético” destinado a lograr niveles de consumo de micronutrientes u otros componentes alimenticios más allá de lo que generalmente se puede lograr solo con la dieta. En poblaciones con suministros de alimentos seguros y acceso a una variedad de alimentos y bebidas, los suplementos dietéticos generalmente son innecesarios para la prevención del cáncer cuando las personas siguen las recomendaciones de prevención. Además, en las dietas, los nutrientes generalmente están presentes con otras sustancias bioactivas y en combinaciones que a menudo no se encuentran en los suplementos “múltiples”. Se reconoce, sin embargo, que los suplementos dietéticos, además de dietas variadas, a veces pueden ser beneficiosos para grupos específicos de la población. Los ejemplos incluyen lo siguiente:
Vitamina B12 para personas mayores de 50 años que tienen dificultades para absorber la vitamina B12 de origen natural.
Suplementos de hierro y ácido fólico para mujeres que pueden estar o están embarazadas.
Suplementos de vitamina D para niños pequeños, para mujeres embarazadas y lactantes, aunque las recomendaciones específicas para la suplementación con hierro y vitamina D varían según los países. El asesoramiento para las personas que, debido a una deficiencia vitamínica, podrían beneficiarse de la administración de suplementos, se recomienda en un entorno clínico por un profesional de la salud debidamente calificado.
Novena recomendación
Para las madres: amamanta a tu bebé, si puedes. La lactancia materna es buena tanto para la madre como para el bebé. Esta recomendación se alinea con el consejo de la Organización Mundial de la Salud, que recomienda que los bebés sean amamantados exclusivamente durante 6 meses, y luego hasta los 2 años de edad o más, junto con los alimentos complementarios apropiados. La ‘lactancia materna exclusiva’ se define como dar a un bebé solo leche materna y nada más: ningún otro líquido o alimento sólido, ni siquiera agua. Sin embargo, permite que el bebé reciba solución de rehidratación oral, gotas o jarabes que contienen vitaminas, minerales, suplementos o medicamentos. Existe una fuerte evidencia de que la lactancia ayuda a proteger contra el cáncer de mama en la madre y promueve un crecimiento saludable en el niño.
Décima recomendación
Después de un diagnóstico de cáncer: sigue nuestras 9 recomendaciones anteriores, si puedes. Consulta con tu profesional de la salud para que determine con exactitud qué medidas específicas se deben tomar en cada caso. Todos los sobrevivientes de cáncer deben recibir una buena atención nutricional, psicológica y orientación sobre la actividad física de la mano de profesionales capacitados. A menos que se indique lo contrario, y si es posible, se recomienda a todos los sobrevivientes de cáncer que sigan las recomendaciones para la prevención del cáncer tanto como sea posible después de la etapa aguda de su tratamiento. Los sobrevivientes de esta enfermedad son personas que han sido diagnosticadas con cáncer, incluidas las que se han recuperado de la enfermedad. El cáncer conlleva una gran carga personal, no solo para quienes padecen la enfermedad, sino también para sus familiares y cuidadores, y con frecuencia hay un costo económico de enfermedad. La prevención del cáncer y otras enfermedades no transmisibles es, por lo tanto, uno de los desafíos sanitarios más importantes del siglo XXI. Un enfoque racional para la prevención del cáncer requiere una comprensión de sus causas y los comportamientos que determinan si las personas están o no expuestas a ciertos factores de riesgo. Igualmente, requiere una comprensión de los factores determinantes del comportamiento y hábitos (saludables o no) de las personas, los que impulsan a las personas a comportarse como lo hacen, y cómo influir en ellos. Las 10 recomendaciones de prevención del cáncer describen una forma de vida y hábitos saludables de los que se puede esperar con confianza que reduzcan el riesgo de cáncer y otras enfermedades severas y no trasmisibles como la obesidad, la enfermedad cardiovascular, diabetes tipo dos, la depresión y algunos problemas neurológicos relacionadas con la actividad física y hábitos alimenticios. Sin embargo, las recomendaciones no se deben seguir de manera aislada, cada una tiene relevancia para las demás, y hay interacciones entre las exposiciones que abordan. Por lo tanto, es prudente considerar las 10 recomendaciones como una prescripción para una forma general de vida. Además de las diez recomendaciones para el 2018 dadas por la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, vale la recordar el papel tan nocivo del tabaco sobre nuestro organismo, pues juega un papel primordial en la aparición del cáncer en las vías aéreas (pulmón), vejiga y riñón. Tampoco debemos olvidar la importancia de cuidarnos del sol (exposición directa y prolongada a los rayos ultravioleta) para prevenir el cáncer de piel, ni de la recomendación de las vacunas para prevenir el virus de la Hepatitis B y el Virus de Papiloma Humano (VPH). Esta última medida puede ayudar a disminuir la incidencia de cáncer de hígado y de cuello uterino.
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