Muy Interesante.- Detectan la electricidad atmosférica y la utilizan para elevarse, gracias a largos hilos de seda, aunque no haya la más mínima brisa.
A pesar de que apenas el 0,1% de las especies de arañas son peligrosas para el ser humano, la mayoría suele tenerles pavor. Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Bristol (Inglaterra) ha descubierto una cualidad fascinante de los pequeños arácnidos. Y es que las capacidades aerodinámicas de las arañas han intrigado a los científicos durante cientos de años. El propio Charles Darwin reflexionó sobre cómo cientos de criaturas lograron posarse en el Beagle en un día tranquilo en el mar y luego despegar del barco a grandes velocidades en un día sin viento. “La observación de Darwin, sin embargo, no proporcionó más evidencia como apoyo”, comentan los autores.
Los científicos han atribuido este comportamiento volador de estos artrópodos sin alas al “vuelo en globo”, donde las arañas pueden transportarse a miles de kilómetros liberando rastros de seda que los impulsan hacia arriba y hacia afuera en el viento. Sin embargo, cuando no hay viento, días nublados o incluso con lluvia, ¿cómo despegan las arañas al tener tan bajos niveles de resistencia aerodinámica?
Los investigadores han descubierto que las arañas son expertas navegantes de la electricidad del aire. Los campos eléctricos que detectan gracias a unos pelos en sus patas, les proporcionan elevación: levantan el abdomen, ‘se ponen de puntillas’ y liberan un hilo de seda con objeto de dejarse llevar por la electricidad atmosférica, incluso sin la más mínima brisa.
“Cuando uno piensa en organismos transportados por el aire, las arañas no suelen venir a la mente”, explicaron los investigadores Erica Morley y Daniel Robert de la Universidad de Bristol, en el estudio que publica la revista Current Biology. “Sin embargo, estos artrópodos sin alas se han encontrado a 4 kilómetros en el cielo, dispersándose por cientos de kilómetros”.
Viajan a través del gradiente de potencial atmosférico, un circuito eléctrico entre la Tierra y la ionosfera, la parte de la atmósfera superior de la Tierra ionizada por la radiación solar. Las tormentas eléctricas actúan como una batería gigante para este gradiente de potencial atmosférico, cargando y manteniendo los campos eléctricos en la atmósfera.
En 2013, un grupo diferente de investigadores presentó una teoría acerca de que los campos eléctricos podrían ser al menos parte de la estrategia de expansión de las arañas, y Morley y Roberts estaban interesados en ver si las arañas realmente respondían a los campos eléctricos y sus fluctuaciones.
Capturaron arañas del género Erigone (presentes en América, Eurasia, África y Oceanía), unas arañas de un tamaño muy pequeño y las dispusieron para varios experimentos controlados. En uno de ellos crearon una ligera brisa; en otro la eliminaron, pero añadieron un potencial eléctrico similar al que existe en la atmósfera. De esta manera, encendiendo y apagando el campo eléctrico artificial descubrieron que las arañas se hinchaban cuando el campo estaba encendido, y las fuerzas electrostáticas del campo por sí solas fueron suficientes para impulsar su movimiento; es la misma fuerza que levanta el cabello si frotas un globo sobre tu cabeza. Cuando los investigadores apagaban el campo eléctrico, las arañas bajaban.
Así las cosas, los insectos pueden detectar tanto el gradiente de potencial atmosférico como los campos eléctricos que rodean la materia. Esto se debe a unos pelos sensoriales (tricobothria) que se mueven en respuesta al campo eléctrico, que los investigadores creen que es lo que las arañas usan para detectar el gradiente de potencial atmosférico.
Aunque la ciencia nos ha enseñado mucho, este tipo de estudios muestran cuánto queda por aprender sobre los trucos que tienen las arañas con sus ocho minúsculas patas.
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