Mejor con Salud.- El trastorno dismórfico corporal suele iniciarse en la adolescencia donde la preocupación por nuestro cuerpo empieza a hacer acto de presencia. Pero, ¿qué ocurre cuando esto nos limita? ¿Qué pasa cuando no toleramos nuestros defectos o los que consideramos que lo son?
¿Te preocupa en exceso tu imagen? ¿Cada vez que te ves en el espejo no lo soportas? Las personas que sufren el trastorno dismórfico corporal sienten una gran ansiedad ante cualquier defecto que puedan tener. Por ejemplo, acné, algún lunar o una nariz que ellos consideran demasiado grande.
El trastorno dismórfico corporal tiene que ver con la autoimagen. Los seres humanos no somos perfectos, pero aún sabiendo esto, muchas veces intentamos esconder o camuflar aquello que consideramos un defecto. El problema de las personas que tienen este trastorno es que esto cobra una importancia completamente irracional.
Cuando la preocupación por nuestro cuerpo empieza a afectarnos de manera importante, evitando que salgamos a la calle, que nos sintamos bien aún con nuestras imperfecciones, esto puede derivar en una baja autoestima, lo que puede ser muy destructivo.
La baja autoestima en el trastorno dismórfico corporal
Cuando una persona con baja autoestima sufre el trastorno dismórfico corporal, va a evitar situaciones que le pueden brindar alguna oportunidad a nivel laboral o personal. De esta manera, se irá aislando de los demás de forma paulatina.
Pero esto no es todo. Una persona con trastorno dismórfico corporal puede empezar a descuidarse en todos los aspectos de su vida, incluida la higiene. Así, en lugar de transformar lo que considera un defecto como algo característico y que le da personalidad, acentuará más esa imperfección.
Para entender a una persona con trastorno dismórfico corporal, vamos a ver algunas de las conductas que suele llevar a cabo. Algunas son muy destructivas:
Se preocupa por defectos que percibe, pero que los demás no ven.
Cree que sus defectos la hacen deforme o desagradable para los demás.
Piensa que cualquier burla está dirigida hacia ella por tener ese defecto.
Se compara constantemente con los demás.
Intenta arrancarse la piel o utiliza productos agresivos para eliminar el defecto.
Esconde sus defectos mediante maquillaje, peinado o determinada ropa.
Tiende a ser alguien perfeccionista.
Es cierto que todos podemos magnificar algún defecto en alguna ocasión. Pero, cuando lo vemos con perspectiva nos damos cuenta de que puede irse con el paso del tiempo (acné o imperfecciones) o nos hace únicos, nos brinda personalidad y a las demás personas les encanta (pecas o una cicatriz).
¿Tiene solución?
Es difícil que una persona con trastorno dismórfico corporal busque ayuda, ya que tan solo hablar de su defecto ya le produce una gran angustia. Sin embargo, si este problema no se trata es muy difícil que se resuelva. Normalmente, las personas viven toda su vida con este trastorno.
La familia o las personas cercanas deben estar muy atentos y no entender este trastorno como algo pasajero o una preocupación que, con el tiempo, pasará. Quien sufre el trastorno dismórfico corporal puede tener pensamientos suicidas, abusar de sustancias nocivas para la salud o desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo.
Ante la más mínima sospecha de que una persona tenga una preocupación exagerada por lo que considera que son defectos y esto le impida llevar una vida normal, se debe buscar ayuda. La mejor de las terapias para afrontar este trastorno y que suele dar muy buenos resultados es la terapia cognitivo-conductual.
Si la persona con el trastorno dismórfico corporal se compromete a llevar a cabo las tareas que le propone el psicólogo y, en verdad, desea superar lo que le ocurre y que le está causando tanto malestar, entonces la terapia tendrá éxito. En caso contrario, será muy difícil que esto suceda. La terapia se centrará en los siguientes puntos:
Ayudará al paciente a mejorar la percepción sobre su imagen corporal, relativizando sus defectos.
Trabajará con los sentimientos de culpa, vergüenza y con la soledad.
Si existen otros trastornos como el obsesivo compulsivo o la fobia social también se asistirán.
Se trataran los síntomas de la ansiedad o depresión como prioritarios para eliminar cualquier intento de autolesión.
Existen muchas personas a nuestro alrededor que pueden sufrir el trastorno dismórfico corporal. Quizás, debido a que estamos rodeados cada día de publicidad que nos muestra cuerpos perfectos tras los que existe un excelente trabajo de edición.
Nuestra preocupación por la imagen empieza en la adolescencia, etapa en la que se puede comenzar a gestar este trastorno. Cuanto antes se inicie un tratamiento, antes la persona que lo sufre podrá hacer las paces con su cuerpo para vivir con felicidad y no con vergüenza.
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