Muy Interesante.- Un nuevo estudio apunta a que utilizan técnicas similares a las empleadas durante las elecciones estadounidenses del 2016 entre Donald Trump y Hillary Clinton.
Los trolls son criaturas mitológicas procedentes de las antiguas mitologías escandinavas. Se trata de seres mágicos emparentados con los gigantes de hielo nórdicos (jotun) y muy similares a los goblins o duendes de la tradición anglosajona y centroeuropea. Se dice que, aunque se les suele describir como seres crueles y enemigos de los hombres, podían ser muy generosos y compartir los grandes tesoros que guardaban. En el panorama actual de Internet, un troll es una persona que participa en redes sociales, chats o foros con el único objetivo de crear controversia y discusiones. Uno de los casos más sonados en los que se ha realizado esta práctica fue durante las elecciones estadounidenses de 2016, cuando las llamadas ‘granjas trolls’ rusas intentaron cambiar la opinión pública para favorecer al candidato republicano Donald Trump.
Ahora, un nuevo estudio liderado por la Universidad George Washington señala que los bots utilizados en redes sociales y los trolls rusos se han dedicado a generar discusiones y difundir información falsa sobre las vacunas en Twitter. El estudio, publicado por el American Journal of Public Health, afirma que estos bots y trolls utilizaron técnicas similares a las de la campaña electoral del 2016 e intervinieron con sus cuentas en debates sobre los beneficios o perjuicios de las vacunas meses antes de que comenzara la temporada electoral. La investigación, además del equipo de Washington, contó con miembros de la Universidad de Maryland y la Universidad John Hopkins.
Don’t feed the trolls
Los investigadores analizaron miles de tweets publicados entre julio de 2014 y septiembre de 2017, y encontraron numerosas cuentas que se han podido relacionar con los mismos trolls rusos que interfirieron en las elecciones presidenciales. También se identificaron numerosos bots comerciales y relacionados con malwares que tuiteaban sobre vacunas y difundían información sesgada sobre sus efectos en la salud. Según David Broniatowski, profesor de Ingeniería y Ciencias Aplicadas en la Universidad George Washington, “la inmensa mayoría de estadounidenses creen que las vacunas son seguras y efectivas”, pero al mirar en Twitter da la impresión de que existe mucho debate.
“Resulta que muchos tweets antivacunas provienen de cuentas cuya procedencia no está clara. Podrían ser bots, usuarios humanos o ‘ciborgs’, cuentas reales que son hackeadas por bots. Aunque resulta imposible saber cuántos tweets provienen de trolls o bots con certeza, nuestras investigaciones apuntan a que un porcentaje significativo de las discusiones online sobre vacunas pueden haber sido generadas por agentes maliciosos con agendas y propósitos ocultos”, afirma Broniatowski. Los resultados obtenidos revelan que los contaminadores de contenido, bots que distribuyen malwares, publicidad comercial no solicitada y materiales disruptivos, comparten un 75% más de contenido anti-vacunas que la mayoría de usuarios de Twitter.
“Los contaminadores de contenido usan mensajes anti-vacunas como cebo para que sus seguidores entren en enlaces y anuncios redirigidos a sitios web maliciosos. Resulta irónico, pero los contenidos que promueven la exposición a virus biológicos también promueven la exposición a virus informáticos”, comenta Sandra Crouse Quinn, investigadora de la Universidad de Maryland.
Mientras que estas técnicas son muy comunes en casi cualquier tema controvertido que genere discusión en las redes, los trolls rusos y ciertos bots más sofisticados usan tácticas un tanto diferentes: realizan publicaciones tanto a favor como en contra de las vacunas. El equipo liderado por el Doctor Broniatowski reveló que más de 250 tweets sobre vacunas fueron publicados por cuentas relacionadas con la Internet Research Agency, una compañía respaldada por el gobierno ruso acusada por un Gran Jurado de los Estados Unidos por intentar interferir en las elecciones de 2016. Se descubrió que los tweets sobre vacunas utilizaban un lenguaje polémico y polarizador que se ligaba a problemas controvertidos en la sociedad estadounidense, como las diferencias raciales o los problemas económicos.
Estos trolls, según apuntan en su estudio, utilizan la vacunación como una “cuña” para promover la discordia en la sociedad estadounidense y extender el conflicto a otros temas. Además, al hacer publicaciones tanto a favor como en contra, perjudican seriamente la confianza pública en las vacunas y aumentan el riesgo de exponerse a enfermedades infecciosas.
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