Mejor con Salud.- Si bien todos solemos tener una serie de ideas erróneas durante la juventud, a medida que cumplimos años y vamos alcanzando la edad adulta estas van cambiando y terminamos pensando de forma diferente.
Durante la juventud todos tenemos algunas ideas erróneas sobre el mundo que nos rodea. Estas creencias se van destruyendo a medida que crecemos y vamos teniendo determinadas experiencias. Sin embargo, es importante que las analicemos por si hay alguna que aún sigue presente en nuestra vida.
Es natural que tengamos algunas ideas erróneas durante la juventud. La etapa de la adolescencia es bastante complicada, pues todos los cambios que sufrimos, tanto físicos como psicológicos, provocan que nos sintamos confusos y un poco desorientados.
Estamos en pleno desarrollo de nuestra personalidad. Aún así, ser conscientes de las ideas erróneas que tenemos en estas edades nos puede permitir verlas de una manera completamente diferente.
Mis padres no me entienden
La primera de las ideas erróneas durante la juventud tiene que ver con creer que los padres no nos entienden. Por eso, tendemos a cerrarnos en banda y no contarles nada. Confiamos más en nuestros amigos y nos aislamos de nuestros progenitores.
Lo curioso es que no es que los padres no nos entiendan. Esta es una percepción nuestra porque, una vez llegamos a la edad adulta, nos sorprendemos diciendo: “qué razón tenían mis padres” o “cómo no me había dado cuenta antes”. Esto no es una casualidad. Es que nuestra manera de ver las cosas ha cambiado.
Nuestros padres llevan sobre sus espaldas muchas más experiencias que nosotros. Por ese motivo, ven las situaciones de una manera diferente, debido a su madurez. No es que no nos entiendan, es que intentan hacernos ver aquello que ellos, desde su óptica, perciben claramente. No obstante, hasta que no somos mayores, no solemos darnos cuenta.
La importancia del sexo
Durante las edades más jóvenes el sexo parece ser algo que ocupa nuestra mente en cada instante. Es natural. Si nunca hemos mantenido relaciones sexuales, la curiosidad y las expectativas hacen que fantaseemos con el momento de nuestra “primera vez” constantemente. En el caso de que ya hayamos mantenido relaciones sexuales, la falta de experiencia, la novedad y la necesidad de probar y adquirir destreza, provoca que parezca que todo gira en torno al sexo.
Sin embargo, a medida que crecemos, nos damos cuenta de algunas cosas que antes dábamos por supuesto, pero que ahora observamos desde otro prisma. Vamos a ver algunas de ellas:
- El sexo no lo es todo en una relación.
- Las relaciones sexuales son mucho más que la penetración.
- Las personas no son objetos sexuales.
- A veces, intercambiamos sexo por afecto.
- Todas estas ideas erróneas con respecto al sexo se van cayendo por sí mismas a medida que maduramos y crecemos. Esto es necesario, ya que solo así podremos relacionarnos con los demás de una manera sexualmente saludable.
Prefiero trabajar que estudiar
Otra de las ideas erróneas que tenemos durante la juventud es creer que trabajar es mejor que estudiar. Esto lo decimos porque nunca hemos trabajado o, si lo hemos hecho, ha sido durante un breve periodo de tiempo.
La verdad es que tanto estudiar como trabajar tiene sus pros y sus contras. Sin embargo, creer que esto último es la panacea es tener unas expectativas demasiado altas que no se van a cumplir.
Cuando empezamos a trabajar, nos damos cuenta de que esto no es tan genial como en un principio pensábamos. Esto puede ocurrir por varios motivos que vamos a enumerar a continuación:
- Acabamos trabajando en algo que no nos gusta: El trabajo se convierte en un sacrificio y siempre contamos las horas para poder llegar a casa y descansar.
- No soportamos a nuestro jefe: Trabajar para alguien implica estar bajo las órdenes de un jefe que, en ocasiones, puede ser demasiado autoritario, exigente o poco comprensivo.
- Ganamos poco dinero: Puede que tengamos suerte, pero debido a la falta de experiencia, lo normal es que no ganemos mucho dinero al principio. Si, encima, trabajamos muchas horas, nuestra frustración será mayor.
- No podemos faltar al trabajo: Como estudiantes nos permitimos algún día levantarnos tarde, quedarnos en casa por tener gripe o no ir a determinadas clases para estudiar.
- En un trabajo hacer esto podría costarnos un despido.
Como podemos ver, hay determinadas ideas erróneas durante la juventud que van transformándose en otras completamente distintas a medida que crecemos. ¿Qué ideas erróneas tenías tú durante tu juventud? ¿Hay alguna que aún perdure hoy día en tu mente?
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