Muy Interesante.- Un equipo científico ha identificado un compuesto que podría tratar la parálisis inducida por botulismo, una grave enfermedad de origen alimentario.
Un equipo de científicos del Centro de Investigación Botulinum, perteneciente al Instituto de Ciencias Avanzadas de Dartmouth (Massachusetts), ha identificado un compuesto que inhibe la neurotoxina botulínica, uno de los agentes más tóxicos conocidos, responsables de la enfermedad llamada botulismo. El hallazgo podría usarse como tratamiento para reducir la parálisis inducida por esta grave dolencia. Según el estudio de los investigadores, publicado en la revista Applied and Environmental Microbiology, el compuesto nitrofenil psoraleno consigue inhibir la neurotoxina botulínica, por lo que podría convertirse en un antídoto contra el botulismo, que de momento carece de un remedio definitivo.
El primer paso de la investigación fue tratar de identificar dicha enzima dentro de la neurotoxina botulínica, que daña las neuronas y causa parálisis. Después analizaron un catálogo con más de 300 compuestos naturales de extractos de plantas medicinales indias, en busca de enzimas que pudieran neutralizar la actividad dañina de las neuronas. Finalmente detectaron un compuesto, el nitrofenil psoraleno, “que presenta una actividad particularmente agresiva contra la enzima que daña las neuronas”, explica Bal Ram Singh, profesor y director del Centro de Investigación Botulinum, y uno de los autores del trabajo.
Después probaron la actividad del nitrofenil psoraleno in vitro y en cultivos celulares contra la neurotoxina botulínica tipo A, que es el serotipo más potente de toxina botulínica. La de tipo A tenía una potente actividad de toxina anti-botulínica, con baja toxicidad para las células humanas y también mostró eficacia para revertir la parálisis muscular del ratón inducida por la neurotoxina botulínica tipo A.
Aunque actualmente se producen menos de 200 casos de botulismo en el mundo, “hacen más daño que los millones de brotes de salmonela que se dan al año, lo que convierte al botulismo en la forma más onerosa de intoxicación alimentaria.
El botulismo es una toxiinfección causada por una neurotoxina bacteriana producida por la bacteria Clostridium botulinum. La enfermedad fue descrita por el médico alemán Justinus Kerner en 1822, quien la calificó como el veneno de las salchichas, porque se halló la bacteria causante en restos de esta comida mal conservada. La vía de intoxicación más común es la alimentaria, generalmente por ingestión de alimentos mal preparados o conservados de manera inadecuada. Normalmente, el botulismo aparece tras el consumo de conservas caseras, como latas de guindillas en aceite, espárragos, alubias verdes y otros productos. En general, se trata de alimentos poco ácidos (ph superior a 4,5). Sin embargo, también se puede adquirir por otras vías, como la contaminación de heridas abiertas y la colonización de los tractos digestivos de niños y bebés.
Además, puede adquirirse como efecto colateral del uso deliberado de la toxina en el tratamiento de enfermedades neuromusculares o en cosmética. La toxina es producida por la bacteria Clostridium botulinum, que se encuentra en zonas contaminadas como suelos y aguas no tratadas. El Clostridium botulinum es una bacteria anaerobia cuyas esporas son capaces de sobrevivir incluso aunque los alimentos contaminados hayan sido hervidos. Pero casi siempre se debe a que han sido sometidos a procesos de elaboración incorrectos o almacenamientos inadecuados. La toxina botulínica es una de las sustancias más tóxicas conocidas, de forma que puede causar graves intoxicaciones que pueden conducir incluso a la muerte solo con apenas probar el alimento contaminado.
Entre los alimentos más expuestos al botulismo están las carnes o pescados crudos conservados mediante procesos de salado o ahumado deficientes o algunas verduras poco ácidas o que pueden perder su acidez natural por la acción de otros microorganismos. Es muy frecuente en productos enlatados. Por otra parte, se han detectado casos de botulismo en trabajadores de laboratorio por inhalación de la toxina en forma de aerosol, y los toxicómanos también están expuestos por vía intravenosa (a base de compartir jeringuillas o droga contaminada), o por la inhalación nasal de droga contaminada que da lugar a sinusitis crónicas.
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