Mejor con salud.- Estrés. ¿Lo sufres mucho en tu día a día? Es ese enemigo cotidiano que, en ocasiones, nos supera y nos hace enfermar. El trabajo, la familia, esos imprevistos que surgen de vez en cuando… La vida parece que se vuelve cada vez más complicada obligándonos a estar en alerta, y con la armadura puesta para poder defendernos de todo.
Ahora bien, hemos de ser conscientes de nuestras limitaciones sabiendo, en primer lugar, que no podemos llegar a todos los sitios, que no somos súper mujeres y que no tenemos solución para todas las cosas. El estrés puede traer a largo plazo consecuencias muy graves para nuestra salud que debemos tener muy en cuenta. De volverse crónico, pueden aparecer problemas cardiovasculares, digestivos… ¿Solución?
Afronta tu estrés día a día para que tu enemigo no se vuelva tan grande. Te explicamos cómo.
1. Programa tu día pensando también en ti
Estamos seguros de que mañana tienes muchas cosas que hacer. Está bien llevar agenda y tener las cosas programadas es útil pero, en ocasiones, esa rigidez en los horarios también puede ocasionarnos estrés. Así pues, ten en cuenta estos sencillos consejos:
A lo largo del día tienes obligaciones que cumplir, pero procura que no ocupen toda tu jornada.
No antepongas siempre las necesidades de los otros a las tuyas propias. Equilibra la balanza.
Ponte una ilusión al final del día, un premio sencillo y placentero que te permita descansar y que, a la vez, te relaje.
2. Aprende a decir no
¿Cuántas veces has hecho cosas que no querías? ¿En cuántas ocasiones has cedido cuando, en realidad, no podías o no te era posible? En ocasiones nos resulta muy complicado poner límites a nuestra vida, a nuestras amistades o a esos familiares que siempre lo esperan todo de nosotros.
La vida es complicada, pero ten en cuenta que puede serlo aún más si nosotros lo permitimos. Decir no cuando es necesario no es egoísmo: es actuar en consecuencia y de acuerdo a tus propios valores y necesidades. De no poner límites, llegará un día en que ya no podamos ofrecer más de nosotras mismas; no lo permitas. Sé valiente y atrévete a decir no cuando sea necesario.
3. Valora el aquí y el ahora
En nuestro día a día, casi siempre tenemos nuestros objetivos puestos en el mañana: en lo que debes tener preparado, en lo que debes entregar, en lo que los niños deben hacer, en lo que tus familiares esperan de ti… Todo parece estar programado, como si unos hilos invisibles tiraran de ti como una marioneta marcándote no solo el ritmo, sino también el rumbo.
Párate un momento, mira a tu alrededor, toma aire con fuerza y retenlo durante un instante. Eso es lo que importa, ese oxígeno que te aporta vida y salud, ese corazón que bombea, ese cerebro que es capaz de apreciar el aquí y el ahora. Si aprendemos a saborear más lo que tenemos ahora, la vida será mucho más fácil de entender y de disfrutar. Tu felicidad se escribe en el momento del presente. Estamos seguros de que lo tienes todo: una familia que te quiere y a ti misma, una mujer capaz de apreciarse y que sabe ser feliz.
4. Un instante de soledad
Has tenido un día lleno de ansiedad, de obligaciones. Seguro que has ido con prisas, que has discutido con alguien, que las cosas no han salido como pensabas… No pasa nada. El mundo no se va a terminar. Lo mejor que puedes hacer es disponer cada día de tu propio instante de soledad, de tu refugio personal, de tu “palacio personal”.
En ocasiones, no es obligatorio que te vayas a un parque ni que te escapes unas horas a la playa. A veces, el mejor refugio personal es nuestra propia mente. Si estás en el trabajo y te sientes saturada, cierra los ojos unos minutos mientras respiras profundamente, imagínate en ese lugar que tanto te gusta, ahí donde ningún estímulo negativo puede hacerte daño. Relájate y coge fuerzas en ese palacio personal que nadie conoce.
5. Tú eres la protagonista de tu mundo
Es el mejor de los consejos. Hay veces en que nos sentimos como “esa actriz secundaria” en el teatro de nuestra propia vida. Anteponemos las necesidades de los otros a las nuestras, limitamos nuestros deseos y aspiraciones porque no son compatibles con las de los demás… Poco a poco, nos convertimos en sombras de nosotras mismas, hasta no reconocernos.
Ten en cuenta que esto va sucediéndose día tras día hasta que, al final, no podemos salir de nuestro propio laberinto. Para combatir de modo efectivo el estrés, hay que empezar por las cosas más pequeñas y cambiando muchos de nuestros pensamientos.
Lo principal es recordar que tú eres importante. Qué tú te mereces ser feliz y que los demás deben respetarte. Sé consciente de que no puedes llegar a todos los sitios y de que no tienes por qué solucionar los problemas del resto. Pon límites y actúa con valentía. Quiérete más.
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