- El arte de saber vivir.- Nadie puede negar que las vacaciones son la época del año más esperada para muchas personas, sin embargo, disfrutar de la libertad puede ser mucho más difícil de lo que parece.
Miles de personas viajan anualmente durante las vacaciones de fin de año para “desconectarse” de su cotidianidad, pero no todas lo consiguen. La lista de tareas pendientes o asuntos inconclusos que deberán solucionarse al término de las vacaciones en la oficina arruina la paz de multitudes y puede impactar negativamente el ambiente familiar. Esto afecta tanto las relaciones matrimoniales como las relaciones entre padres e hijos, por no hablar del deterioro en la salud física y mental que experimentan los a veces llamados “trabajólicos” o adictos a la oficina.
“Quiero dejar de pensar… ¡pero no puedo!”
Detrás de la constante preocupación en torno al trabajo durante las vacaciones de fin de año se oculta un interesante mecanismo psicológico: la ansiedad.
Este concepto no solo hace referencia a todo un grupo de trastornos mentales donde se incluyen los ataques de pánico, también describe la inquietud, preocupación o angustia que experimentamos cuando percibimos una amenaza. Dicha amenaza no tiene que ser física (ni siquiera tiene que ser real); un padre de familia que ocupa un importante cargo ejecutivo con numerosas responsabilidades puede ser víctima de episodios constantes de ansiedad al no sentirse capacitado para cumplir sus deberes y perder su empleo, con el cual sostiene a su familia. Este es un buen ejemplo de ansiedad cotidiana:
Un estado mental y no físico, una especie de atadura psicológica que se remonta a nuestros miedos más profundos.
Cuando una esposa le dice a su marido: “Quiero dejar de pensar en la oficina, pero no puedo”, esta no es una afirmación del todo exagerada, ya que la ansiedad puede dar pie a pensamientos obsesivos que “se apoderan de nuestra mente”, pudiendo llegar a hacernos creer que no necesitamos descansar.
Es entonces cuando un mecanismo aun más interesante entra en escena: el Efecto Zeigarnik, que, en psicología, refiere la predisposición a recordar con más detalle y facilidad las tareas incompletas que las finalizadas.
Cuando el Efecto Zeigarnik toma las riendas
Lo cierto es que nuestro cerebro requiere vacaciones tanto como necesita oxígeno y glucosa para funcionar; de acuerdo con la encuesta de Trabajo y Bienestar 2018 de la APA (Asociación Americana de Psicología), una gran mayoría de los trabajadores estadounidenses reporta sentir menos estrés (57 %), más energía (66 %), un mejor estado anímico (68 %) y una mayor motivación (57 %) luego de un periodo vacacional.
Las personas también aseguran que la calidad de su trabajo es mejor luego de haber recibido vacaciones, así como su capacidad productiva; no obstante, a pesar de todas las ventajas que un merecido descanso puede ofrecer, 1 de cada 5 entrevistados dijo experimentar una angustia peculiar durante las vacaciones que los impulsó a seguir trabajando durante ellas, incluso si no estaba en sus planes.
¿Qué puedo hacer para disfrutar de las vacaciones sin pensar en la oficina?
Aunque cerrar la mayoría de asuntos pendientes en el trabajo para no tener que pensar en ellos sería el mejor consejo, no siempre es posible hacerlo, así que los expertos recomiendan tomar medidas que nos ayuden a suprimir el Efecto Zeigarnik:
- El primer paso es dejar en la oficina las herramientas o documentos que puedan hacernos recordar el trabajo pendiente (esto incluye computadores portátiles, teléfonos celulares, archivos…).
- El segundo paso es desconectarnos, no mentalmente sino físicamente (de este modo, la desconexión mental será más sencilla). Podemos desconectarnos limitando nuestra conexión a Internet por completo, o evitando el uso de aplicaciones o páginas web relacionadas con el trabajo.
- Por último, es muy efectivo redirigir nuestra atención a actividades que nos mantengan ocupados durante las vacaciones, como practicar algún deporte, irnos de acampada con nuestros hijos o reavivar la llama del amor con una nueva luna de miel.
- Es importante disfrutar de las vacaciones lejos del trabajo, pues esto hace una profunda renovación en el estado anímico y el mejoramiento de la salud. Así que, disfruta de las vacaciones por ti y por tu familia.
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