Muy Interesante.- Los niños gozan de una creatividad inusual de la que no disfrutan los adultos. También se suele decir que dicen siempre la verdad. ¿A qué se debe este fenómeno?
¿Recuerdas la película Big, protagonizada por Tom Hanks? Es una comedia de finales de los 80, en la que un niño de doce años, Josh Baskin, pide a una máquina de feria el deseo de ser mayor y, a la mañana siguiente, se despierta convertido en un adulto, con los problemas y responsabilidades que conlleva serlo sin experiencia. Uno de los hitos de la película es aquel en el que Josh encuentra trabajo en una juguetería y, gracias a su condición de niño, aporta a la empresa una visión espontánea, sincera, y profundamente original, llegando a convertirse en un importante directivo para la compañía.
La creatividad y la sinceridad son dos características que se suelen asociar típicamente a la infancia. Pero, ¿de dónde viene esta afirmación? ¿Son los niños más creativos que los adultos? ¿Es cierto que los niños dicen siempre la verdad?
El cerebro humano se mantiene en desarrollo permanente, y algunos estudios indican que no termina de desarrollarse hasta pasados los 35 años. Los primeros 10 años de vida son fundamentales para el desarrollo cognitivo, y aunque en la infancia temprana los niños están en su periodo más activo de absorción de conocimientos, sus cerebros están en pleno desarrollo y aún no son capaces de emplear operaciones tan complejas como la mentira.
Podemos decir que los niños no suelen empiezan a mentir (al menos, conscientemente) hasta que su cerebro está lo bastante avanzado cognitivamente hablando para ello; por el contrario, dirán genuinamente lo que piensen o sientan, aunque esto no tenga por qué ser necesariamente la verdad, sino que podría estar contaminando con altas dosis de fantasía. Además, como consecuencia inevitable de lo anterior, son más creativos que los adultos, al carecer de sesgos.
Creatividad e innovación; palabras de moda
La palabra creatividad se extiende cada vez con mayor importancia sobre materias de economía, política y educación. Desde cualquier ámbito del mundo laboral se requieren perfiles que cuenten con esta capacidad, tan difícil de medir por otra parte. Muchas de las herramientas y técnicas empleadas en el fomento y estímulo de la creatividad han ido y venido, por autopistas paralelas, desde el ámbito empresarial al educativo, y viceversa. El Brainstorming (Osborn, 1953) o el Pensamiento Lateral (De Bono, 1986) son algunos ejemplos.
Componentes facilitadores del desarrollo de la creatividad como son el pensamiento divergente y crítico, el insight (perspicacia, intuición…), la capacidad para afrontar riesgos, la apertura o la flexibilidad, entre otros, son componentes espontáneos en un niño hasta pasados los diez años.
¿Qué podemos aprender de los niños?
Sin duda, los niños tienen mucho que enseñar a los adultos. Siendo muy conscientes de este hecho, y conociendo muy bien cómo funciona la mente de un niño, KidEAS (creado por Mr. Willbe), se propone aprender de los más pequeños para dar con ideas originales y creativas que ayuden a distintas empresas a alcanzar sus objetivos.
Su propuesta consiste en un intercambio muy sencillo: a través de talleres creativos, los niños se empapan del funcionamiento de organización, y así ésta tendrá la oportunidad de aprender de estas pequeñas mentes.
Los talleres entre empresas y grupos de Primaria facilitados por KidEAS harán que estos niños adquieran conocimientos y experiencias que les servirán, no solo para su futuro académico, sino también para su desarrollo personal.
En definitiva, una idea original, y un win-win para pequeños y mayores.
Bill Watterson, autor de la tira cómica Calvin y Hobbes, dijo: “Dejar tu mente jugar es la mejor manera de resolver problemas”. Imagínate dejar jugar a las mentes de toda una clase…
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