REUTERS. Hoy tendrá lugar la segunda reunión entre los mandatarios de Estados Unidos y Corea del Norte. El evento está marcado por los contrastes en su relación diplomática: por un lado están los desafíos constantes a través de twitter, que ya son una marca característica del gobierno de Donald Trump, que obtienen como respuesta en los ejercicios militares realizados en la Península de Corea. Del otro lado de la balanza, está el trato casi amistoso que muestran ambos gobernantes cuando se encuentran cara a cara.
En junio del año pasado, tuvo lugar la primera reunión entre ambos dirigentes en Singapur , que si bien fue cordial, elogiada por la misma Casa Blanca, y terminó con la firma de acuerdo de desnuclearización; fue criticada por expertos en relaciones internacionales, ya que no explicaba como se llevaría a cabo dicho proceso.
Posterior a la primera reunión, los intercambios entre ambas naciones han sido tranquilos, no se han realizado declaraciones amenazantes similares a las hechas por el Presidente de Estados Unidos en su primer año, y las acciones ha recibido apoyo parte de los gobiernos de Corea del Sur y China. A tal punto llegado la aprobación de estas cumbres que incluso se ha nominado a Trump como candidato para recibir el Nobel de la Paz este año. La autoría de dicha nominación no ha sido esclarecida.
“El viejo loco” y su botón nuclear y “El hombre bajito” del regimen
Los intercambios tensos entre los gobiernos de Corea del Norte y Estados Unidos no son una novedad y prácticamente desde la guerra fría hay adversidades entre ambas partes; no obstante, estos alcanzaron sus puntos más bajos en la segunda mitad de 2017 y a principios de 2018, antes de plantearse de manera seria los planes de desnuclearización o de una reunión.
Donald Trump había amenzado en varias ocasiones al regimen de Kim Jong Un, pero entre las declaraciones más destacadas del republicano Trump fue cuando advirtió a Corea del Norte que respondería a sus amenazas con “un fuego y una furia nunca vistos en el mundo”, tras publicarse informes de que Pyongyang había fabricado una cabeza nuclear reducida que puede ser colocada en uno de sus misiles balísticos. En otro momento Trump afirmó que el botón nuclear en su escritorio estaba listo y era más grande que el de su homólogo, al que llamó “hombre bajito”.
Corea del Norte respondió a estas declaraciones llamando al político estadounidense “viejo loco” en varias ocasiones y advirtiendole que midiera la seriedad de sus declaraciones. Sarah Sanders, vocera de la casa blanca, tuvo que afirmar que no se trataban de declaraciones de guerra.
La poca disposición a hablar
Después de los intercambios poco formales entre ambos gobiernos, se empezó a plantear a principios de 2018 la posibilidad de llevar una reunión diplomática en territorio neutral. En este punto el tono de Donald Trump hacía su contraparte norcoreana cambió a un tono más asertivo y lo instaba a “estar del lado correcto”, además de ofrecer protección a su país si desmantelaba su arsenal nuclear.
Al mencionarse la posibilidad de una reunión entre ambos países, esta fue celebrada por gobiernos de todo el mundo, entre los que destacó la Unión Europea, Corea del Sur, Japón, Rusia y México; sin embargo, una cancelación del evento en mayo, produjo un desánimo en general, ya que ambas partes se culpaban entre sí por la lentitud de las negociaciones.
Previo a la organización del primer encuentro, Kim Jong Un se reunió con Moon Jae-in en mayo para hablar de las posibilidades y consecuencias de la reunión del mandatario socialista con el Presidente de Estados Unidos. La reunión marcó un hito, ya que fue el primer esfuerzo real hecho por ambas naciones desde el inició de la Guerra de Corea para ponerle fin al conflicto. Muchos expertos creen que este evento fue uno de los factores determinantes para realizar el diálogo en Singapur.
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