El arte de saber vivir.- La mayoría de las personas comparte el objetivo de verse y sentirse bien, para lo cual una alimentación saludable se convierte en un pilar esencial. No obstante, a menudo resulta que la motivación inicial al emprender una dieta no es suficiente para garantizar el éxito, ya sea porque se pierde el impulso con los días o por el llamado “efecto rebote” que surge con el tiempo (recuperación del peso perdido o aumento de peso luego de realizar una dieta).
Esto hace que la frase “las dietas no funcionan” tenga sentido para muchos, la pregunta es a qué se debe este fenómeno y si acaso hay algo que podamos hacer al respecto para adoptar un plan nutricional balanceado sin fracasar en el intento.
Lo prohibido es doblemente deseado
De acuerdo con la organización Eating Disorders Victoria (Australia), hay más de una razón por la cual las dietas fracasan. Para empezar, es frecuente que las personas decidan entrar en un régimen alimenticio por moda o porque desean perder peso rápidamente, esto implica restringir la ingesta de alimentos a niveles extremos, lo que a menudo deja a la persona con hambre y, en algunos casos, la priva de los nutrientes necesarios para mantener una salud física ideal y niveles de energía adecuados para la vida diaria.
Este puede entenderse como el motivo principal por el cual las dietas restrictivas no sirven, y de hecho, según datos de Eating Disorders Victoria, el 95 % por ciento de las personas que siguen una dieta de este tipo recuperan las libras perdidas (y más) en un margen promedio dos años.
Por desgracia, la desinformación y los estereotipos nos han llevado a creer que una vida saludable es siempre dolorosa, o que la apariencia física corresponde con una salud mejor o peor. Lo primero que debemos tener en cuenta es que nuestro peso no guarda necesariamente relación con nuestro estado de salud general; además, una alimentación equilibrada va más allá de un cuerpo tonificado.
Entender esto evitará que apostemos por dietas extremistas que tarde o temprano perjudicarán nuestra salud.
Lo que nunca deberías hacer con tal de “ser fitness“
A continuación, te invitamos a tomar nota de los errores más comunes que suelen cometer las personas a la hora de apuntarse a un plan nutricional saludable. Procura no repetirlos y mantenerte al margen de ellos cuando sientas el impulso de ensayar con dietas peligrosas.
- Error #1. Implementar cambios drásticos y repentinos. El concepto de “dieta” vista como una planificación tormentosa de lo que podemos y no podemos comer es, por naturaleza, incompatible con el metabolismo humano, de modo que los resultados obtenidos no son sostenibles en el tiempo. De hecho, es muy probable que solo consigamos enfermarnos o aumentar de peso más adelante. Por otro lado, adoptar una dieta restrictiva implica que nos estamos dando permiso para penalizarnos si cometemos un error, esto da pie a los sentimientos de culpa e inmerecimiento que suelen abordarnos cuando comemos algo “indebido”. Tomando en cuenta que la culpa es causante de desórdenes alimenticios graves como la anorexia y la bulimia, debemos procurar la defensa e integridad de nuestra autoestima por encima de cualquier cosa para evitar ser víctimas de nuestras propias creencias disfuncionales.
- Error #2. Entender una alimentación saludable como sinónimo de “castigo”. Esto ocurre cuando interpretamos una alimentación balanceada como una dieta restrictiva; comenzamos a privarnos de lo que nos gusta y nos obligamos a comer alimentos que no disfrutamos. Algunas personas incluso dejan a un lado su vida social para evitar verse expuestas a la tentación de comer “alimentos prohibidos” durante fiestas y reuniones; esto influye negativamente en su bienestar emocional porque afecta relaciones interpersonales que son importantes para ellas.
- Error #3. Creer que adelgazar es el objetivo final. Aunque nuestra meta sea perder peso, hacer de este el objetivo final del proceso puede ser contraproducente. Muchas personas se esfuerzan por seguir una alimentación balanceada mientras tienen kilos de más, pero pierden por completo la motivación cuando logran la meta; con el tiempo, no es raro ver cómo recuperan las libras perdidas e incluso terminan sufriendo los estragos de un peso mayor. La solución es interiorizar un plan nutricional saludable como un estilo de vida, una forma de ser y vivir que realmente disfrutamos sin importar cuál sea nuestro peso o apariencia física.
Una alimentación saludable consiste, simplemente, en ser conscientes de que nutrir y alimentar no es siempre lo mismo. Ya decía Benjamin Disraeli que, para ser héroes, era necesario dar de comer a la mente pensamientos de grandeza; seguramente, la misma importancia tienen los alimentos que damos a nuestro cuerpo.
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