“Rojo amanecer” es una película hecha con el corazón de los que intervenimos, que tuvimos ganas de decir algo y de acercarnos a una verdad muy dolorosa para México, aseguró Jorge Fons, productor de esta cinta ante estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la BUAP.
En la sala de cine del Complejo Cultural Universitario, al concluir la proyección del filme como parte del ciclo de cine conmemorativo “1968: 45 años después”, que surgió a iniciativa del Rector Alfonso Esparza Ortiz, el productor habló sobre su experiencia con relación a este hecho que marcó la vida de los mexicanos.
“Fue un crimen de Estado terrible, nefasto, que no se puede quedar sin que lo sepan los demás; es una película modesta que se hizo con pocos recursos, donde una familia que ni siquiera era de izquierda, con un abuelo ex militar y un papá burócrata, sufrió en carne propia la represión y el crimen que se vivió en esa plaza, esa tarde y esa noche del 2 de octubre”, expuso.
Al comentar los pormenores de la grabación de esta película en una época de represión, que se grabó de forma clandestina y con escasos recursos, destacó que surgió porque quienes vivieron el movimiento del ’68, así como escritores y productores, quisieron “hacer algo y decir algo” sobre esta dolorosa experiencia.
“Nadie cobró, ni actores, ni personal técnico; los muebles eran de las casas nuestras, la hicimos clandestinamente, a escondidas, en un galerón lleno de palomas, teníamos que hacer mucho ruido para que se callaran, el dinero se acabó en un día hasta que Valentín Trujillo le entró”.
El productor narró que el rodaje se hizo en tres semanas y se presentó para su autorización ante la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, donde la retuvieron por más de 6 meses, y luego de que le mutilaron algunas imágenes se proyectó, aunque mucha gente ya la había visto completa y sin censura en versión pirata.
Jorge Fons señaló que desde su punto de vista, la película tiene elementos artísticos y una tensión dramática que “sin estar afuera, vive el afuera, ese era el reto: que sin ver lo de afuera sintiéramos lo que debieron sentir y donde todos acaban muertos y son un símbolo de la muerte, y del dolor que se extendió por toda la plaza”.
Israel León O’farril, director de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, destacó ante los estudiantes que “nuestro interés es el intercambio de estudiantes con actores sociales de la época y gente de cine que les pueda decir cómo hizo esta película y cómo expresarse en un país de censura, así como la tensión que ello representa, pues a 45 años de distancia ellos no lo imaginan”.
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