Comienza la magia navideña con “El Cascanueces”

Notimex.- Soldaditos de plomo y traviesos ratoncitos son encarnados por los bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND), que llevarán el espíritu navideño al Auditorio Nacional, con la obra “El Cascanueces”, que tendrá temporada hasta el 22 de diciembre.

El espectáculo dancístico, con música de Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893), corre a cargo de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección de Juan Carlos Lomónaco.

La CND, que dirige Laura Morelos, regaló anoche una linda velada a los asistentes con su excelsa interpretación, acompañada por la Orquesta y una escenografía que le dio la atmósfera perfecta para la época decembrina, aunado con una perfecta iluminación que enriqueció la obra coreográfica.

Con la participación de alumnos de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, el espectáculo navideño inició desde la entrada al recinto, donde se colocaron pequeñas escenografías de la propia obra y soldaditos de plomo de gran formato, con los que el público infantil se tomó fotografías.

Desde niños, jóvenes, adultos y hasta personas de la tercera edad, previo a la primera función de “El Cascanueces”, disfrutaron cada momento en familia mientras apreciaban los adornos, entre ellos el clásico árbol de Navidad.

Los bailarines de la CND y los alumnos de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, vestidos elegantemente de época, ejecutaron con técnica y experiencia cada una de las piezas que compone la coreografía.

Solos, a duetos y en colectivos, los bailarines realizaron sus interpretaciones de acuerdo a la historia, siempre acompañados por la Orquesta, bajo la batuta de Lomónaco, que fue ovacionada al término de cada pieza.

La mágica historia fue recreada por los bailarines, quienes mostraron sus mejores pasos en un escenario en el que se recreó un gran salón con un gran reloj antiguo, donde se desarrolló una fiesta en la víspera de Navidad.

La historia comienza en la casa de “Clara”, donde se encuentra toda la familia y amigos. Los niños desfilan por el salón ante el árbol de Navidad que despide destellos de luces y se encuentra rodeado de regalos para los concurrentes.

“Herr Drosselmeyer” llega a la celebración con sus mágicos obsequios: un arlequín, una colombina y un moro, que danzan para deleite de todos.

“Clara” queda maravillada con el espectáculo de los juguetes y quiere que sigan bailando toda la noche, pero sus padres le explican que su actuación ha terminado. La niña entristece, pero al ver un “Cascanueces” que luce pequeño junto a los enormes muñecos bailarines deja de llorar.

“Fritz”, disgustado por no tener un obsequio, arrebata el “Cascanueces” a “Clara” y lo rompe, por lo que “Drosselmeyer” repara el muñeco y el padre de la niña lo coloca junto al árbol, donde estará a salvo. Se hace tarde y todos bailan la última danza. Se despiden y las luces se apagan.

“Clara” duerme y en sus sueños los objetos comienzan a tomar dimensiones desproporcionadas: el enorme reloj da las 12 campanadas. Por la magia de “Herr Drosselmeyer” todo continúa creciendo en forma descomunal, incluso el árbol de Navidad.

“Clara” ve que los ratones, dirigidos por su rey, se preparan para atacar al “Cascanueces” y a los soldaditos. Comienza una terrible batalla, en la que explotan los cañones y brillan las espadas.

Luego de la que nobleza de la joven protagonista salva a el “Cascanueces”, el muñeco se convierte en príncipe por el amor de Clara, se inclina ante ella y la invita a hacer un viaje como recompensa por salvarle la vida.