Noche Buena y Navidad ¿tradiciones en decadencia?

Foto: Antonio Zamora

Por: Antonio Zamora

Noche Buena y Navidad son las fechas más representativas en México, pues es la noche en la que muchas familias se reúnen para cenar, contar todo lo que sucedió en el año, pero sobre todo dar y recibir regalos.

Los festejos en ambos días se han ido desvirtuando paulatinamente, pues para gran parte de la sociedad occidental, el 24 y 25 de diciembre son sinónimo de materialismo o simplemente de pasar un tiempo con los seres queridos y no más.

Si bien el origen de ambas celebraciones tiene un fondo totalmente enfocado al catolicismo, pues los seguidores de ésta religión conmemoran el nacimiento de Jesús, en antaño existían tradiciones que formaban parte del festejo y que pocas familias aún realizan.

Durante la época colonial, en varias partes del país acostumbraban a guardar ayuno todo el 24 de diciembre hasta llegar a la cena, en la que el guajolote era preparado como símbolo de elegancia y riqueza.

Incluso, estas aves eran compradas por las familias desde varios meses antes, era alimentado y cuidado hasta el día en que lo cocinaban. Como aperitivos se daban pescados y hierbas, de ahí el motivo de que en esta cena se siga incluyendo romeritos y bacalao. Para acompañar estos platillos se servía ponche con frutas y como postre buñuelos.

Entorno a los adornos y las actividades previas y posteriores a la cena, también han sufrido variaciones, pues justo el 24 de diciembre, los católicos hacían la última posada de la temporada, para posteriormente rezar frente al nacimiento con Figuras Navideñas y finalizando rompiendo una o varias piñatas.

Hacían brindis con toda la familia presente al lado del árbol de navidad repleto de Esferas para posteriormente pasar al intercambio de regalos y a los abrazos de felicitaciones y demostración de cariño, aunque estas actividades aún perduran.

Como notarán,  más allá de la importancia que tienen estas fechas para los católicos, son momentos de unión y fraternidad que para todos son especiales, aunque cada vez se pierdan algunas tradiciones y por ende, la emotividad del festejo.