Por: Omar Sánchez Chávez
Huejotzingo. En este rincón poblano, que es muy poco visitado y que conserva grandes joyas coloniales, nos podemos encontrar con la iglesia de San Diego Alcalá, un templo curioso y lleno de obras artísticas, capillas e imágenes de hace siglos.
Al dirigirnos a San Dieguito como los habitantes lo conocen, nos encontramos con un grupo de personas que están arreglando y pintando parte del interior de la cúpula de este templo. Los trabajadores no tienen fecha para concluir; pero este nuevo retoque sí que cautivará a todos.
El templo de San Diego, tiene registros de que fue construido a finales del siglo XVI (1578-1600), de estilo
arquitectónico colonial y con una fachada construida en cantera. Su interior, está conformado con retablos
barrocos estofados en oro, y los grandes cuadros en óleo son pasajes bíblicos, imágenes de evangélicos y ritos cristianos.
Lo sorprendente es la sacristía que está cubierta de madera, considerada como uno de los ejemplos más importantes de la carpintería mudéjar en México.
Este pequeño templo, se localiza cerca del centro de Huejotzingo, sobre la Avenida Jerónimo Martínez. Su celebración se realiza cada 13 de noviembre, y el pueblo le rinde veneración con música, danzantes con muñecos de papel china conocidos como “matachines” y comida tradicional.
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