Obra del yucateco Fernando Castro llega a dos recintos capitalinos

Notimex.- El Museo Mural Diego Rivera y el Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo recibirán la exposición “Fernando Castro Pacheco. Intimidad y poética del realismo yucateco”, artista que cultivó el grabado, la escultura, el dibujo, la acuarela, la ilustración y las pinturas mural y de caballete.

La muestra, dividida en ambos museos, consta de 140 obras, entre óleos, acuarelas, esculturas y grabados, así como material documental como libretas de apuntes y fotografías, y estará abierta al público del 10 de abril al 6 de julio.

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) destacó que en la obra, el pintor deja constancia de su cariño por Mérida, a través de sus colores, los ambientes y las tradiciones propios de la península de Yucatán.

La exhibición, curada por Luis Rius Caso, está dividida en seis núcleos temáticos: “Erotismo y sensualidad”, que destaca los acentos locales como la hamaca y los tipos físicos Mayas en obras poco conocidas del artista; “Costumbrismo yucateco”, que reúne escenas cotidianas y costumbristas a través de grabados y acuarelas.

“Paisaje y naturalezas muertas”, la cual da cuenta de la obra centrada en frutos y vegetales, cargada de una notable belleza y gracia que se conjugan con la volumetría y el colorido; “Historia, simbolismo y mitologías Mayas”, que reúne piezas en que abundan aspectos históricos del país, incluidos los de Yucatán en particular.

“Retratos y maternidades”, que destaca el interés de Castro Pacheco por el cuerpo femenino, piezas en las que rinde tributo también a la maternidad.

Y “Material documental”, que da cuenta del proceso creativo de Castro Pacheco e ilustra, a través de libros de notas y algunas fotografías, su incansable quehacer artístico.

Fernando Castro Pacheco (1918-2013) se formó como artista en la Escuela Nacional de Pintura y Artes Plásticas de su ciudad natal, años más tarde se trasladaría a la Ciudad de México, donde se relacionó con el Taller de la Gráfica Popular.

Su dedicación y constancia estuvieron centradas en el dibujo como técnica esencial que era revestida por el color; además de ser observador de su propia realidad, Castro Pacheco sintetizó de manera admirable la tragedia y el humor en su trabajo.

Para 1959, el también grabador sería nombrado director de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, el mismo año, gracias a su calidad artística y a su connotada trayectoria recibió el Premio de Pintura del Salón de la Plástica Mexicana, organizado por el (INBA).