Notimex.- De Argentina para el mundo, el legado de Alberto Ginastera, quien es considerado uno de los compositores más interesantes del siglo pasado, va desde la música académica, ópera, ballets, bandas sonoras y hasta rock.
Maestro de Astor Piazzolla, Ginastera nació el 11 de abril de 1916, en Barraca, Buenos Aires, Argentina; sus primeros años de aprendizaje musical los recibió en el Conservatorio Williams, de la capital, donde se graduó vislumbrando nuevos horizontes, al emprender un viaje a Estados Unidos.
En los años 30 y 40 compuso el ballet “Panambí” y “Estancia”, música de piano “Danzas Argentinas”, música para orquesta, y comenzó a incursionar en la música folclórica; en un periodo que sus biógrafos definen como “folclorismo objetivo”.
Entre 1945 y 1947 en Massachusetts, Ginastera aprendió del maestro Aaron Copland a escribir música de una manera muy distinta a los demás, pues tener como fuente de inspiración a Igor Stravinsky, Bela Bartók y Manuel de Falla, así como al jazz, le permitió ver en su mente un concepto muy diferente de la música, en lo que él mismo definió como folclorismo subjetivo.
Mientras que en los años 60 y 70 experimentó un periodo neo-expresionista, dentro del cual compuso una gran cantidad de música, sin folclore pero sí con marcados elementos de la identidad argentina.
A su regreso a Buenos Aires, fundó la “Liga de compositores de Argentina”, así como la Facultad de Música en la Universidad Católica de Argentina, la escuela de Altos Estudios Musicales del Instituto Di Tella, el Conservatorio de Música de La Plata y el Conservatorio Julián Aguirre.
En esa época escribió las óperas “Don Rodrigo”, “Beatríx Cenci” y “Bomarazo”, esta última prohibida en el Teatro Colón por el entonces presidente, el general Juan Carlos Onganía.
En 1973, el grupo de rock progresivo-sinfónico “Emerson, Lake and Palmer”, adaptó el cuarto movimiento de su primer concierto para piano y lo grabó en su álbum “Brian Salad Sugery”, bajo el nombre de Toccata, la cual Ginastera no solo aprobó, sino apoyó su creación.
Instalado en Suiza, Ginastera le comentó a la banda de rock lo siguiente: “Diablos!, Nunca nadie había sido capaz de capturar mi música de esa forma!. Es la forma como yo mismo me la imagino!”.
Sus últimas composiciones fueron majestuosas, pues regresó a sus orígenes en el piano y culminó en el órgano, al igual que muchos grandes compositores de la música.
Falleció en Ginebra, Suiza, el 25 de junio de 1983, dejando inacabada la ópera “Barrabás”, pero consolidado como “un clásico del futuro”, según el sitio especializado “Partituras y música”, de Mirtha Facundo.
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