Notimex. Considerado uno de los escritores más originales de la lengua española, el uruguayo Juan Carlos Onetti es recordado por su parca personalidad y su forma de ver la novela, no como el relato de una historia sino una invención que le sirvió para hablar de sus obsesiones: la soledad, la incomunicación y la marginalidad.
Para los conocedores de su obra, “El astillero” es la novela por la cual los lectores se podrían internar en su obra, en la que explota las posibilidades estéticas del mal o la tristeza, para mostrar el lado terrible de la realidad humana y vislumbrar lo poético y bello que hay en ese mal.
En un artículo titulado “Tips para leer a Juan Carlos Onetti”, Fernando Cernello señaló que en tanto que para Onetti la literatura no es reflejo de la realidad sino una invención, “su comienzo como escritor está relacionado con la mentira”, de ahí su recomendación a los jóvenes: “Mentir siempre”.
Juan Carlos Onetti, de quien mañana se cumplen 20 años de su muerte, nació el 1 de julio de 1909, en Montevideo, Uruguay. Su padre Carlos Onetti fue funcionario de aduana y su madre, una descendiente de brasileños, con quien tuvo otros dos hijos: Raúl y Raquel.
Según una biografía difundida en el sitio especializado “Clubcultura.com”, cuando cursaba el tercer año de secundaria, abandonó sus estudios debido a una huelga general y a partir de entonces comenzó a trabajar en diferentes sitios, como portero, funcionario de la Empresa Guerin, y vigilante, entre otros.
Entre 1928 y 1929 trabajó algunos meses en la revista “La tijera”, publicación organizada por un grupo de jóvenes de Villa Colón, ciudad del norte de Montevideo.
En 1930, contrajo matrimonio con su prima María Amalia Onetti, con quien viajó a Buenos Aires donde residieron definitivamente, en una época en la que publicó algunas críticas cinematográficas.
Para 1932, escribió su primera versión de la novela “El pozo”, la cual se extravió de forma incierta, pero más tarde fue retomada; también escribió el cuento “Avenida de Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo”, publicado en 1933, el cual fue recopilado en volumen hasta 1974.
Tras la separación de su prima regresó a Montevideo y volvió para casarse con la hermana de su primera esposa.
Entre 1935 y 1936, el diario “La Nación”, de Buenos Aires, publicó sus cuentos “El obstáculo” y “El posible Baldi”; se sabe que por entonces también escribió el relató “Los niños en el bosque” y la novela “Tiempo de abrazar”.
Al estallar la Guerra Civil Española, en 1936, intentó unirse a las brigadas internacionales que apoyaron la República, y también, pretendía viajar a la entonces Unión Soviética.
Ese mismo año, Carlos Quijano, fundador del prestigiado semanario uruguayo “Marcha”, designó a Onetti secretario de redacción, cargo que desempeñó hasta 1941, tiempo durante el cual publicó semanalmente la columna literaria “La piedra en el charco”.
Con diversos seudónimos como “Periquito el Aguador”, “Groucho Marx” y “Pierre Regy” firmó otros artículos literarios, así como cuentos policíacos.
Fue hasta 1939 cuando fue editada su primera novela “El pozo”, en cuya narrativa denota una profunda transformación.
Luego obtuvo el primer premio en el concurso de Cuentos de Marcha, con su relato “Convalecencia”, el cual redactó bajo el seudónimo H.C. Ramos.
Más tarde regresó a Buenos Aires, donde trabajó como secretario de redacción de las revistas “Ímpetu” y “Vea y Lea”, antes de publicar su novela “Tierra de nadie”, la cual fue premiada ese mismo año, con el segundo lugar del concurso “Ricardo Güiraldes”.
Entre otras novelas destacan “Para esta noche”, “Una tumba sin nombre” y “La cara de la desgracia”.
También escribió cuentos como “Bienvenido Bob”, “Nueve de julio”, “Regreso al sur”, “Ejsberg, en la costa”, “La larga historia” que se transformó más tarde en la novela “La cara de la desgracia.
“Un sueño realizado y otros cuentos”, con prólogo de Mario Benedetti; “Historia del caballero de la rosa y la virgen encinta que vino de Liliput” y “El infierno tan temido”, entre otros.
En la poesía también hizo aportaciones literarias, con sus obras “Balada del ausente”, “Y el pan nuestro” y “Querida Litty”.
La novela más importante de Onetti es “La vida breve”, que él mismo consideró como la mejor. Además, escribió la novela corta “Los adioses”, dedicada a la poeta Idea Vilariño (1920-2009).
Por otra parte, tradujo algunos textos como la novela “This very Earth”, del escritor estadounidense Erskine Caldwell (1903-1987) y “The Comancheros”, de Paul Wellman.
A lo largo de su trayectoria recibió diversos premios y reconocimientos, entre los que se encuentran el Premio Nacional de Literatura y el Premio Rómulo Gallegos de Venezuela. Para 1972, fue elegido como el mejor narrador uruguayo de los últimos 50 años, por medio de una encuesta realizada a 35 escritores y poetas de diversas generaciones.
Además, de acuerdo con el sitio “sololiteratura.com” obtuvo el segundo lugar en el concurso organizado por la revista “Life”, con su obra “Jacob y el otro”.
Otras de sus obras más importantes fueron “El juntacadáveres” y “El Astillero”, éste último traducida al italiano y merecedor del premio a la Mejor novela latinoamericana publicada en ese idioma, entre 1971 y 1973. Al mismo tiempo en México comenzó a filmarse una versión de esa novela que no fue concluida.
Diversas obras también fueron traducidas a idiomas como el francés, inglés, portugués, alemán, ruso, entre otros.
En 1974, fue arrestado por el régimen militar, por lo que estuvo en prisión algunos meses. Un año después, fue invitado por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, a participar en él, por lo que se estableció en la capital española donde residió hasta su muerte.
Participó en el Encuentro latinoamericano de Escritores, en un congreso de escritores dedicado a su obra y fungió como jurado del concurso de novelas en México, donde su obra fue publicada por la editorial Aguilar; mientras que Alfaguara publicó su última novela “Cuando ya no importe”, en 1993.
Un año más tarde, el ministerio de Educación y Cultura, la Intendencia Municipal de Montevideo y la revista Cuadernos de Marcha, organizaron un homenaje a Onetti a través de diversas jornadas de literatura, en la Facultad de Humanidades y Ciencias.
Luego de varios años de enfermedad, Juan Carlos Onetti murió el 30 de mayo de 1994, en Madrid, España.
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